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No sé cómo, Kazutora estaba fuera de mi casa ¿cómo había conseguido mi dirección? ni idea.
—¿Hola?—le pregunté extrañada. Iba saliendo en dirección a mi trabajo cuando me lo topé.
—__, ¿podemos hablar unos minutos?—
—Voy atrasada.—dije mirando mi reloj—¿Qué quieres?—sonaba fría.
—Solo hablar.—no me dejaba avanzar interrumpiendo mi paso.
—Estamos hablando.—no me atrevía a mirarlo. Me partía el alma, además no quería que viera mis ojos hinchados por llorar la noche anterior.
—¿Podemos salir esta tarde? Puedo pasar por...—
—No.—no lo dejé terminar.
—¿Por qué?
—Kazutora, no sabes por lo que tuve que pasar luego de que te fuiste, y fueron 2 veces. Realmente no sabes lo que fue para mí. Por favor, entiéndeme y déjame en paz.
—Pero...—nuevamente lo interrumpí.
—No, tú mismo me pediste que no te buscara. ¿si?
—¿Tú crees que yo no lo pasé mal? ¿Tú crees que me siento orgulloso?—
—¿Y entonces porqué seguir insistiendo? Lo mejor para ambos es que nos olvidemos ¿si? Ahora déjame pasar por favor.—esta vez lo miré. Mis ojos estaban apunto de comenzar a soltar lágrimas. Supongo que sintió lástima por mí, porque dejó de insistir.
—Disculpa. Tienes razón yo...no debería estar aquí.—dejó de interrumpir mi paso y me dejó llegar hasta el auto para irme de allí. Quería llorar.
—¡Nunca olvides que te sigo amando, __!—gritó cuando vio el auto partir. Lo miré por el espejo retrovisor pero no me bajé del auto. No era capaz de afrontarlo. No quería volver a verlo, no quería volver a sufrir.

Había pasado una semana desde eso, y evitaba a toda costa pensar en él.
Lo último que me había dicho rondaba por mi cabeza a todas horas del día, pero me resistía a hablarle o ir a verlo. ¿Y si yo también lo seguía amando? No, imposible.
Llegué incluso a soñar con que lo veía y aceptaba salir con él, ¿debía ir a terapia? probablemente.

Había trabajado durante toda la mañana, era la mejor manera de distraer mi mente.
Estaba tranquila revisando algunos documentos en mi oficina cuando me entró una llamada.
—¿Señorita __?—habló la voz de una trabajadora de la empresa, no recordaba su nombre.
—¿Sí?
—Su madre se acaba de desmayar, por favor venga a su oficina urgente.
—Voy enseguida.—un escalofrío recorrió mi cuerpo. Mierda. Salí corriendo a su oficina, ojalá hayan llamado a una ambulancia.

Llegué allá y para mi suerte la ambulancia ya la estaba socorriendo, subí con ella al vehículo. Las enfermeras hablaban entre ellas sobre qué podía ser y qué debían darle.
—¿Es usual que sufra estos desmayos?
—El último mes se ha desmayado unas dos veces ya. Pero ella siempre culpaba al cansancio.—dije nerviosa.
—Gracias por la información.—dijo la enfermera mientras anotaba todo en una ficha.

Llegamos rápidamente y la bajaron en la camilla. Me advirtieron que debía esperar en la sala de espera y llenar algunos papeles, mi nombre, número de teléfono, dirección, etc.
Estaba tan nerviosa que daba vueltas y vueltas por aquella sala. Si ya se había desmayado otras dos veces durante el mismo mes no tendría un buen pronóstico.
—Señorita, usted venía con su madre.—me dijo una enfermera mientras caminaba hacia ella.—Aún no sabemos bien qué es lo que tiene, le haremos algunos exámenes a penas despierte. Ya que aún no reacciona.
—Qué extraño, sus desmayos no duraban más de diez minutos.—esto solamente me preocupaba más.
—No se asuste, está en buenas manos.—asentí y ella se retiró de allí.

Salí del hospital para dirigirme a la cafetería más cercana, a pesar de que el café aumente la ansiedad, a mi me calmaba.
Me senté para tomar el café y comencé a llorar. No podía con más, no podría soportar que le pasara algo a mamá, me sentía culpable por no haber estado tan pendiente de ella estos últimos días.
—¿__? ¿Qué pasó?—no ahora, no ahora. Sequé mis lágrimas rápidamente al oír su voz.

holi

Quédate esta noche [Kazutora Hanemiya] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora