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Había tomado la decisión de dejar de lado lo que había pasado y darle una oportunidad a Kazutora. Éramos niños cuando pasó, hoy ya éramos adultos.
Pero había pasado un día y Kazutora no me había escrito ni llamado, ¿y si había anotado mal el número? No podía volver a la tienda hasta que se acabara la comida de manchas.
Si no me escribía durante las próximas 24 horas, el gato vería las consecuencias. Broma.

Había llegado a casa y como de costumbre, Manchas reclamaba su comida. Se la di y luego me recosté a ver una película.
Me estaba quedando dormida cuando mi teléfono vibró.

Nuevo mensaje
+56 6.....
Hola:)

¿Era Kazutora? No tenía foto de perfil.

¿Hola? ¿Quién es?

Soy Kazutora

Holaa:)

Me sentí emocionada.

¿Estás desocupada?

Sip

¿Salgamos a tomar algo? Puedo pasar por ti.

Okay, en 1 hora estoy
*inserte dirección*

Ahí estaré;)

Solté un gritito de emoción, Manchas me miró extrañado.
—Soy una diosa, ¿no crees?

Comencé a alistarme. Definitivamente se iba a arrepentir de haberme terminado.
Me puse un vestido negro, corto con escote, unos tacos del mismo color, bastante altos.
Me maquillé sutilmente, no me gustaba exagerar en eso, con la ropa ya bastaba.
Me miré al espejo por última vez, me veo perfecta.
Todavía quedaban unos 15 minutos para que Kazutora viniera por mí, así que me recosté al lado de Manchas para acariciarlo por un rato.
Minutos más tarde se sentía el sonido de una bocina, era él, supongo.
Salí de la casa y me acerqué al auto, Kazutora estaba abriendo la puerta del copiloto para mí.
—Hola.—le sonreí.
—Hola.—me devolvió la sonrisa y cerró la puerta después de haberme subido. Luego se subió él.—¿Adónde quieres ir?—preguntó sin mirarme, estaba concentrado en manejar.
—Donde tú quieras.—me senté de lado para poder ir contemplándolo.
Dios me perdone, pero que sexy se ven los hombres conduciendo.
—¿Qué miras?—desvió su vista hacia mí por unos segundos.
—Nada, solo te miraba, estás muy cambiado.
—Tú también lo estás. Tu pelo cambió de color, e incluso tienes un tatuaje.—dijo apuntando mi pierna.
Kazutora qué haces mirándome las piernas, pervertido.
—Era hora de madurar.—sonreí—Te queda muy bien el pelo largo.
—Y a ti te queda muy bien esa serpiente tatuada en la pierna.—mierda, sentí una gran tensión cuando dijo eso.
Me senté derecha en el asiento y desvié mi mirada hacia el camino, mordí mi labio inferior para evitar soltar una risita nerviosa.

—Llegamos.—dijo bajándose para abrir mi puerta. Se veía un lugar bastante iluminado, ya que era de noche. Se leía "Bar" escrito con luces rojas.
Entramos y no había mucha gente, había una pareja unas mesas más allá y un grupo de amigos en la barra.
Nos sentamos y rápidamente un mesero se acercó.
—¡Kazutora! Que alegría verte por aquí.—se dieron un abrazo y apretón de manos—Hola señorita.—se dirigió hacia mí, le sonreí.—¿Qué les traigo para empezar?
Pedimos dos cervezas, era la especialidad de la casa.
—Y, ¿Qué ha sido de ti? No he sabido nada.—preguntó con curiosidad.
—Pues, terminé la escuela y estudié algo de negocios. Mi madre y mi padrastro tienen una empresa y allí trabajo.
—Oh, ¿Patrick?—asentí—Si lo recuerdo. Tienes una buena vida al parecer.—dijo dando un sorbo.
—No me quejo.—dije restándole importancia—¿Y tú? ¿Hace cuánto estás libre?
—Hace unos seis meses ya. Cuando salí Chifuyu me estaba esperando con los brazos abiertos para que lo ayudara con la tienda.
—¿Cómo se conocían?—pregunté con curiosidad, nunca lo mencionó cuando vivimos juntos.
—Era amigo de Baji.—desvió su mirada al suelo.
Volvieron a mi mente los recuerdos del funeral de Baji, había un chico rubio que lloraba desesperadamente. Probablemente era él, tenía el mismo corte de pelo.
—Ya veo. Les va bien en la tienda por lo que he visto.—cambié de tema.
—La verdad es que sí, nunca pensé que trabajaría en algo así pero me terminé encantando con los animales.—sonrió levemente.

Pasaron probablemente dos horas y yo había pedido unas cuantas cervezas más. Kazutora por su parte no tomó más que una, ya que debía conducir.
—__, creo que fue suficiente.—dijo quitándome el último vaso. Lo miré extrañada, sin embargo su expresión era de preocupación.
—Está bien.—dije como niña pequeña, al parecer el alcohol si había hecho efecto.
Se rió.
—¿Pedimos algo para comer? Te hará bien.—llamó al mesero y le pidió unas papas fritas con queso cheddar, qué delicia.
—¿Sigues haciendo pasteles?—preguntó.
Kazutora le diste al clavo, auch. Desde los cupcakes que preparé para "ese Halloween" nunca más volví a cocinar pasteles, por el simple hecho de que me recordaba a él.
—No.—respondí ¿cortante?—Desde ese halloween que no cocino pasteles.—jugaba con mis dedos, no quería mirarlo.
—Ya veo.—nos quedamos ambos en silencio hasta que llegaron nuestras papas fritas.

—¿Mejor?—me preguntó al comerme la última papa.
—Sí.—sonreí sobando mi estomago. Él se rió.
—¿Vamos? Podemos ir a dar una vuelta si quieres.
—Me parece bien.
—Iré a pagar y regreso.—se levantó de la mesa.
Estaba revisando mi teléfono cuando sentí una voz a mi lado.
—¿Y tú?—preguntó una chica a mi lado.
—¿Disculpa?
—¿Vienes con Kazutora?—se sentó donde estaba él hace unos segundos.
—¿Lo conoces?
—Claro, es mi novio.—sonrió. ¿qué? Traté de no parecer sorprendida pero mis ojos se abrieron como plato al oírla.
—Oh, jamás te mencionó, lo siento.—le sonreí falsamente. ¿Novia? Kazutora maldito.
Regresé.—dijo acercándose a la mesa—¿Qué haces tú aquí?—se refirió a ella.
Me levanté de la mesa para salir de allí, simplemente no quería seguir en ese lugar.
—¿No le contaste de mí?—dijo la chica.
—__, ¡espera!—alzó la voz al verme salir del lugar.

Para mi suerte estábamos en una avenida por donde pasaba locomoción. Paré al primer taxi que pasó y le di mi dirección. Sentía la voz de Kazutora llamándome a lo lejos, pero lo ignoré por completo.
Suspiré al estar dentro del auto.
¿Había malinterpretado todo? Quizás su invitación era solo para hablar y nada más.
¿Había hecho bien al irme así? Probablemente actúe de manera impulsiva, pero realmente me sentí humillada.

Llegué a casa y Manchas me esperaba en la cama, maulló al verme.
—Me fue mal, no preguntes.
Me quité el vestido y el maquillaje rápidamente, que estúpida me sentía. ¿De verdad esperaba que después de diez años haríamos como si nada y volveríamos a ser los mismos?

Quédate esta noche [Kazutora Hanemiya] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora