Donde todo arde |KageHina| NSFW

1. Rey absoluto |kagehina|

A Kageyama le gusta dar órdenes en la cama. Sobre todo si acaba de ganar un partido. Sobre todo, si acaba de ganarle en un partido.

—De rodillas, Shoyo.

Hinata levanta la cabeza, el puño de Kageyama atrapa el cabello de su nuca, tensando su cuello. Su voz es un gruñido grave contra su yugular.

¿Quién de los dos es el chacal?

—No.

Kageyama tira hacia atrás, expone más su garganta. Se aprieta contra él, la pared en su espalda le impide moverse.

—¿No?

Los ojos azules le miran sin parpadear. Sabe que tendrá lo que quiere, pero a Hinata le gusta provocarle.

—¿Me quieres de rodillas? —susurra, sin dejar de mirarle —. ¿Qué has hecho para ganártelo?

—Un tres a dos.

—No estamos hablando de vóley, Bakayama.

—¿Ah, no?

Tobio sonríe contra su cuello, y después muerde, después enreda una mano de dedos fuertes en su pelo y empuja hacia abajo.

Hinata está de rodillas.

Los dos siguen parcialmente vestidos. A Tobio le gusta follarle con la equipación de los Black Jackals, la camiseta puesta todo el tiempo, le pone mirar el número 21 cuando se lo hace de espaldas.

A Hinata le gusta todavía más.

Mientras lame su ombligo, su cadera, muerde cerca de la ingle, sonríe. Tobio le agarra con fuerza del pelo, obligándole a mirarle desde abajo.
Sus ojos brillan.

—Cómemela.

Shoyo le devuelve la mirada y se cierne sobre su presa, los dedos clavándose en su culo, las manos del mejor colocador del mundo marcando el ritmo en su cabello.

Cuando gana, a Tobio le gusta ser un rey absoluto en la cama, mandar, arrodillarle, pero después...

Después de que su sed de obediencia quede saciada, Tobio le follará duro, inclemente, le recordará con sus caderas quién levantó la copa, le hará derrumbarse contra las sábanas, tal vez llorar, incapaz de tener tanto, un desastre de jadeos y promesas sin sentido, más duro, rómpeme hasta que le fallen las rodillas y siga haciéndoselo, totalmente tumbado sobre él, una manta de huesos, sudor y fuerza.

Todo para mí.

A Hinata le encanta ganar, pero secretamente adora las noches en las que Kageyama es el vencedor.