El Pacto
Capitulo 10. Rescate
Itachi caminaba con paso decidido por los pasillos de la guarida. Nadie le salió al paso, ya que su capa de Akatsuki le otorgaba todo el derecho que necesita para irrumpir en el lugar.
Como el resto de los edificios en los que se asentaba la organización peligrosa, se trataba de un laberinto de pasillos y escaleras oscuros, que estaban pobremente iluminados por antorchas.
- Uchiha-sama - dijo sorprendido uno de los ninjas subordinados de Akatsuki al encontrarse con él - no le esperábamos.
- Hmp, he venido a ver a Deidara - habló con una voz fría e impersonal.
El ninja se estremeció. El Uchiha resultaba muy intimidador, y por ello se apresuró a cumplir sus deseos, indicándole que le siguiera. Le condujo rápidamente hasta la entrada de un salón muy amplio, decorado con grandes ventanales por donde entraba la luz natural y después desapareció.
En el centro de la sala, se vio sentado el Akatsuki Deidara, dando forma a una de sus extrañas creaciones de arcilla y mostrando una expresión de aburrimiento.
Al ver a Itachi, el shinobi frunció un poco el ceño y se levantó acercándose.
- ¿Qué haces aquí Itachi? - preguntó bruscamente.
- Hmp, ¿Dónde está Tobi? - le increpó el Uchiha ignorando la pregunta del rubio.
- Pain le mandó llamar, oí que peleaste con tu molesto hermano - le comentó sin mucho interés- y ya que no estás muerto, supongo que él sí.
Itachi asintió con la cabeza sin variar su expresión de piedra.
- Lástima, me gustaría haberle matado personalmente por acabar con Orochimaru, del que pensaba encargarme yo. Parece que ninguno de mis planes resulta - se quejó Deidara con dramatismo - ¿y Kisame?
- Muerto - respondió escuetamente el pelinegro.
- Se lo merecía, nunca me cayó bien - hizo un gesto para quitarle importancia - lo difícil, será encontrar un nuevo compañero que te aguante Itachi.
El Uchiha lo miró con indiferencia. Los labios de Deidara se crisparon con odio, no soportaba que le dirigiera esas miradas, detestaba su expresión imperturbable.
De pronto, el sonido de una alarma resonó en la habitación.
- Tsk. Ese mocoso intenta abrir la puerta otra vez - dijo el rubio con expresión de fastidio- lleva haciéndolo desde hace días, la alarma es tan sensible que salta enseguida. Es un fastidio, hasta ahora no parece que ese maldito crío nada de especial.
- Yo iré a ver qué pasa - se ofreció Itachi al ver que el Akatsuki se disponía a salir por la puerta. Este, lo miró indeciso unos segundos.
- Está bien, ve tú si tienes curiosidad - le contestó con una carcajada - el único poder que ha demostrado tener ese canijo es el de crisparme los nervios, tal vez tú puedas intimidarlo un poco- le dirigió una mirada divertida- pero recuerda que no debes lastimarlo, y será difícil contenerse, te lo aseguro. Se encuentra en el tercer piso, última puerta.