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El pelinegro estaba asustado, ese chico si que estaba loco, ya llevaba quince minutos de haberse ido y aún no había regresado con el rubio, no se imaginaba que cosas podría hacerle ese loco al chico, no sabía que hacer ni que pensar, todo esto era muy loco, él estaba loco, ¡Tenía una habitación llena de cabezas de personas!, de solo ver el lugar se estremecía.

Afuera de la habitación se escuchó un ruido de rastras, mas un sollozo ahogado de lamento. El pelinegro volteo su vista hacia la puerta y vio como de esta entraba el chico demente arrastrando una silla, ladeo su cabeza para tener mejor vista y pudo distinguir la cabellera del rubio.

—Vaya, ¿Tarde mucho?, me disculpo por eso —Dice el demente, dejando la silla con el rubio al lado de la del pelinegro.

—¿Estás bien?, ¿Él no te hizo nada? —Pregunta el pelinegro al rubio.

—S-si, estoy bien, él no me hizo nada —Sonríe.

El chico demente hace cara de asco ante la escena— No los junté aquí para que se den amor, les tengo un show magnifico —Dijo con enojo.

El demente se acerco al rubio tomándolo bruscamente de la cara haciendo que soltara un quejido, esto enojo un poco al pelinegro.

—¡Suéltalo imbe-

—¡Cállate!, cállate —Ordenó el demente, inspeccionando al rubio— tu cara tiene moretones y tu labio está roto, eso es muy poquito, a ti y al otro pelirosa no les he hecho casi nada —comenta.

—Eres un demente —Suelta el rubio.

—No soy un demente, solo soy un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo —Contesta.

El chico suelta al rubio y sale de la habitación. Pasados unos diez minutos regresa, pero esta vez arrastrando una jaula, en su interior había un chico pelimenta inconsciente.

—¡Woozi, suéltalo, no le hagas nada! —Grita desesperado el rubio tratando de soltarse del agarre en sus manos.

—¡Déjalo imbécil! —Ordena el pelinegro.

—él no dice lo mismo —Ríe— oye, oye dormilón, despierta —Da palmadas en la cara del chico en la jaula.

El chico en la jaula despierta poco a poco, cuando se da cuenta quien esta delante de él, retrocede de inmediato, haciendo reír al chico.

—¿Saben por qué él está acá? —Pregunta, ganándose miradas de odio por parte de los chicos atados a las sillas— ¡ja ja!, el muy imbécil a tratado de escapar varias veces, incluso ha podido romper los candados que impiden que salga de la habitación, pero para su mala suerte lo he pillado —Ríe fuerte.

El rubio mira a su amigo en la jaula, y este hace lo mismo. El rostro del chico estaba lleno de golpes, moretones y su labio estaba partido, además de que le faltaban algunas de sus uñas de la mano izquierda.

—¿Por qué haces esto?, ellos no te han hecho nada, ninguno de nosotros te ha hecho nada —Pregunta con desprecio el pelinegro.

—Siento placer lastimando a los seres vivos, animales y personas que fueran más débiles que yo, que no se pudieran defender —Dice sin mas.

—Si que estás loco, ¡Maldito infeliz, suelta a mi amigo! —Exclama el rubio.

—Si lo suelto, ¿Qué show les daré? —Ríe levemente.

Se dirige a la jaula abriéndola y tomando al chico quien en medio de forcejeos y gritos fue dejado en una silla de metal junto con un casco del mismo material el cual fue dejado en su cabeza.

𝓒𝓪𝓷𝓲́𝓫𝓪𝓵  ☠𝗞𝗢𝗢𝗞𝗠𝗜𝗡☠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora