Capítulo 20: All Good Things

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Era de día antes de que Draco se diera cuenta de que se había dormido, y le costó unos momentos de desorientación darse cuenta de que la noche anterior no había sido un sueño. Realmente estaba en el ala del hospital de Hogwarts, y Harry dormía a pocos metros. Giró la cabeza para mirar a su alrededor y descubrió lo que le había despertado en la penumbra de la madrugada.

-¡Profesor Dumbledore!- dijo Draco sorprendido. Se incorporó con dificultad. -Er... cuánto tiempo ha estado... er...-

-¿Espiando?- Dijo Dumbledore con ligereza. -Sólo unos momentos. Te habría despertado directamente, pero me pareció que un despertar brusco sería un poco duro después de tu calvario de anoche. ¿No estás de acuerdo?-.

-Oh... er... sí, gracias-. Siempre había habido algo en Dumbledore que le resultaba desagradable, y Draco ciertamente se sentía un poco desequilibrado esta mañana. Además, todavía estaba intentando despertarse del todo. -¿Para qué ha venido aquí, señor?-.

-Para hablar con usted, y con Harry, sobre lo que ha ocurrido, así como para hacer arreglos para su futura seguridad-.

-Oh, sí. Seguridad-.

-Nuestro tiempo es más corto de lo que crees-. Dumbledore sonó de repente mucho más serio. -Si los que quieren hacerte daño planean atacar, harán su intento más pronto que tarde. El esfuerzo de la señorita Parkinson casi tuvo éxito, a pesar de nuestras precauciones-.

-¿Atacar... qué?- Draco sacudió la cabeza, como si pudiera desalojar así los últimos rastros de sueño de su cabeza.

-Aunque todo el mundo sabe de tu regreso, no te ha visto despierto ningún otro alumno excepto la señorita Granger, el señor Weasley y el señor Crabbe, y sería mejor que la noticia de tu recuperación no llegara a nadie más. Habrá rumores, por supuesto, pero mientras no te vean, será mejor para ti. Debemos tomar todas las precauciones. Me gustaría que te llevaran a un lugar seguro lo antes posible-.

Draco refunfuñó y golpeó la colcha entre las piernas con mal humor. -¿Existe ya un lugar "seguro"?-.

-Ciertamente-, dijo Dumbledore con una confianza que sorprendió a Draco. -Tenemos formas de proteger a la gente, Draco. Lo he discutido con el profesor Snape, y con la aprobación de Harry, tenemos un lugar donde podrías quedarte-.

-¿La aprobación de Harry?-.

-Te lo explicaré en breve. Y ahora, si despiertas a Harry, me gustaría hablar con ambos en mi despacho. Es más seguro-.

Draco se levantó de la cama vacilante, sin perder de vista a Dumbledore mientras lo hacía. No le gustaban las discusiones crípticas en los mejores momentos. Ahora mismo, estaba nervioso, tenso e inseguro sobre todo su futuro, y aquí estaba un hombre con el que nunca había tenido una conversación civilizada, haciendo tranquilamente comentarios crípticos sobre alejar a Draco de lo poco que le quedaba. Y lejos de Harry.

Harry se despertó con mucha facilidad, lo que sorprendió a Draco. Murmuró un -buenos días-, y luego permaneció en silencio mientras recogía su varita, sus gafas y el saco de viaje que aún parecía llevar como un hábito nervioso. También parecía evitar el contacto visual, pero Draco trató de atribuirlo a la somnolencia de la madrugada o a los efectos persistentes del veneno, pero Harry no parecía somnoliento ni aletargado. Parecía distraído. Era aún más desconcertante no obtener ni siquiera una sonrisa de él. ¿No era la misma persona que, horas antes, había arriesgado su vida para salvar a Draco? ¿No había dicho que lo amaba? ¿No lo había hecho? Draco trató de ignorar esos pensamientos mientras encontraba su propia varita en la mesilla de noche, la metía en el bolsillo y salía junto a Dumbledore y Harry de la enfermería.

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