Una vez más (Wonha)

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Ha llegado el gran día de probarse los vestidos de novia.

Después de muchas idas y venidas, paletas de colores y muchas llamadas telefónicas, SinB y Yerin tienen alrededor de cinco vestidos para probarse cada una.

Sin embargo, hay un problema, van veinte minutos tarde a su cita de probador y "no" atienden el teléfono.

Eunha se pellizca el puente de la nariz y vuelve a marcar el número de SinB después de probar el de Yerin.

Dejó unos diez mensajes después del estúpido "pitido", cada uno más enojado que el otro.

Alguien toca la puerta de la habitación privada y Eunha se pone de pie como un resorte, pensando que son sus amigas, pero es la señora de la tienda que asoma la cabeza y mira a su alrededor.

—¿Todavía no están aquí?

Eunha mira la habitación obviamente vacía y luego otra vez a ella. —Claramente.

La mujer resopla y cierra la puerta. Eunha se siente mal, no quiso ser sarcástica y fue el estrés hablando, pero ser mal visto como si fueras responsable de que tus amigos falten a la cita no ayuda.

La puerta se abre de nuevo y Eunha casi recibe un latigazo por lo rápido que gira la cabeza. Pero es solo Sowon, por lo que gime de frustración y se echa hacia atrás en su asiento.

—Siempre es bueno verte también —Sowon la saluda con una palmada en el hombro.

—¿Has escuchado algo de Yerin? O SinB, no responden.

—No —Sowon frunce el ceño y mira su reloj— son las cuatro de la tarde, ¿qué podría tenerlas tan ocupadas?

Eunha se cubre la cara con las manos y gime en voz alta. —Las voy a matar.

—Relájate, Jung. Es su dinero lo que están desperdiciando, no el tuyo.

Sowon decide dejar que Eunha se enfurezca e inspecciona la habitación en su lugar. Hay una pequeña pasarela, un espejo y un perchero con muchos vestidos. Sowon los revisa con curiosidad, luego elige uno del estante y se lo pone sobre el torso.

—¿Cómo me veo? —Sowon hace una pose.

Eunha levanta la cabeza solo para fruncir el ceño y fingir que vomita.

Sowon pone los ojos en blanco y le saca la lengua.

—Sé que soy bonita.

—Muy fea.

—Ja, ja muy graciosa. Pruébatelo entonces —Sowon le arroja el vestido a Eunha y elige otro para ella.

Eunha quiere decir que no, quiere decirle a Sowon que realmente no deberían meterse con los vestidos, pero ya no se preocupa.

Se levanta y se para frente al espejo. Ella sujeta la falda del vestido y la gira, apreciando lo suave que es la tela.

Detrás de ella, Sowon se quita el suéter y trata de ponerse un vestido sobre la camisa y los jeans.

Eunha se ríe a carcajadas cuando la ve con los brazos extendidos y la cabeza pegada a las muchas capas de encaje.

—¡No es así como te lo pones!

Aún riendo, Eunha se acerca a ella y la ayuda a desenredarse. Ella sostiene el vestido para que Sowon pueda ponérselo correctamente. Una vez que lo tiene puesto, Eunha vuelve a reír.

—Eres ridícula.

—Únete a mi —Sowon agarra el vestido de Eunha y se lo desabrocha.

Si le dijeras a Eunha hace un mes que estaría probándose vestidos de novia con Kim Sowon, probablemente te miraría a los ojos y se reiría en tu cara.