Ni de primero, ni de ultimo.

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-Dame la mano, dámela rápido - Chilla Sophie cerrando sus ojos y estirando la mano hacia Namir, luego de que se escucharan sonidos extraños detrás de algunos arboles

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-Dame la mano, dámela rápido - Chilla Sophie cerrando sus ojos y estirando la mano hacia Namir, luego de que se escucharan sonidos extraños detrás de algunos arboles. No lo voy a negar aunque realmente intento ser valiente, esto cada vez se pone peor.

Aun es de día, pero gracias a la altura de las copas de los arboles, luce demasiado oscuro. Incluso para diferenciar las figuras y sombras es complicado.

-Buenoo... Creo que esto no fue la mejor idea, pero no somos cobardes y mucho menos retrocedemos en un plan. - Acepta Sean - Hagamos una filita, cada uno tome la mano del otro y si siente o escucha algo extraño, grita fuerte. No nos separamos, y si uno muere, morimos todos.

- ¿Por qué hablas con si fuésemos a morir? no se tu, pero no puedo morir siendo tan linda- Susurra Sophie apretando mi mano mas fuerte de lo normal.

-¿No se supone que es "joven"?, el dicho es "no puedo morir siendo tan joven". - exclama Namir.

-Soy muy linda para morir, Rizos. Me rehúso. - Responde en casi un grito Sophie.

-Bueno, basta. Concéntrense, estamos cerca y el que ustedes hablen o peleen sobre quien esta joven y lindo, me pone de los nervios. - mascullo ya lo suficientemente nerviosa como para pensar coherentemente.

Vamos uno tras otro, primero Sean, luego yo, Sophie y Namir. Tomando en cuenta el consejo de las películas de terror al posicionarme de segunda. Jamás adelante y mucho menos de ultima: son los que mueren primero.

Minutos de caminata después, cuando estamos tensos a cualquier tipo de movimiento o incluso la respiración del otro nos pone alerta. Encontramos un pequeño río, con un puente a minutos de caerse. Analizando la escena, logro identificar agua cristalina, muchas rocas gigantes que pueden servir de asientos, algo de basura, lodo, y el puente de madera con algunas piezas faltantes.

-Bien, hasta aquí llegó la excursión muchachos, nos vemos mañana.- masculla Namir observando lo que tenemos delante y claramente rehusándose a cruzar el puente. 

Rápidamente tomo la manga de su costosa camiseta y le impido irse.

-Nadie se baja del barco, logramos llegar hasta acá. Ninguno retrocede. Como dijo Sean, muere uno, morimos todos. 

Nos quedamos unos cuantos minutos pensando en que podríamos hacer para pasar al otro lado sin llegar mojados, sucios o ahogados en su defecto.

-Iremos por el puente, a paso rápido pero sin movernos demasi...

La estridente caída de Sophie en el lodo interrumpe las palabras de Sean, no logro entender del todo como pudo llegar a caer de esa manera. Pues asumimos que estaba quieta en su lugar, pero sus manos bajo su trasero, su chillido y su ropa enlodada nos deja claro que fue un golpe fuerte.

Sean intenta levantarla pero resbala cayendo a su lado justo al borde del riachuelo. Nos quedamos un segundo mirando nuestros rostros, intentando comprender la escena, hasta que la fuerte carcajada de Namir interrumpe el silencio, a la que mas tarde nos unimos. La acción es demasiado cómica mezclada con el miedo que sentimos.

Luego de ayudar a Sophie y Sean, lavarse un poco en el riachuelo y superar un poco el nerviosismo, nos disponemos a atravesar el puente. Seguimos el orden en que veníamos.

Con toda la paciencia, lentitud y evitando los movimientos bruscos, cruzamos uno tras otro. Estoy casi segura que ninguno se atreve a siquiera respirar mientras bajo nuestros pies, la madera cruje soportando nuestro peso. Una vez los pies de Sean tocan el piso enlodado del otro lado, pasamos a la velocidad de un rayo.

Ya al otro lado, nos tomamos el tiempo de respirar y seguir con nuestra aventura. Los pies me duelen, las manos me queman por la cuerda del puente, los mosquitos se divierten con mis brazos y piernas, mi cabeza duele, mi cabello se enredó y mi corazón late cada vez mas fuerte. No hace falta mirar a los otros para comprobar que están igual o peor, en el caso de Sophie y Sean que están mojados y sucios además.

Muchos minutos después de caminar, cuando siento que estamos caminando en circulo, logramos ver un camino de rocas pequeñas y flores marchitas, flores que aunque se identifica el color que solían tener, se ven muertas. Es estúpido que unas flores cumpliendo su ciclo natural me parezcan tan nostálgicas y trágicas, es decir, fueron profundamente bellas y llenas de vida, ahora son simplemente pétalos en descomposición y no pude evitar compararlo con las personas que viven sucesos trágicos y terminan muriendo poco a poco por dentro, hasta que lo empiezan a morir por fuera, pero ya es demasiado tarde como para evitarlo.

-Creo que hay que seguir esto, ¿no? - la voz de Namir interrumpe mis pensamientos.

-¿Quien eres? ¿Sherlock Holmes? Pues claro idiota, hay que seguir el camino. - responde Sophie golpeándole la nuca con el dorso de la mano.

-Ya. Pero no te pongas violenta - Responde tocando el lugar del golpe.

-Si si, como sea. Vamos. Ya tengo hambre y los mosquitos están haciéndose un banquete con mi piel descubierta. -hablo ya cansada de todo esto.

Emprendiendo el camino por las rocas, hallamos un gran jardín que a simple vista, deja claro el gran descuido o la cantidad de tiempo que lleva esta propiedad abandonada. Aunque es realmente extraño porque a penas hoy se extendió el rumor de este lugar. Es como si de la nada hubiese llegado hasta acá, sin mayor lógica o explicación.

Todo acá es extraño, se siente una energía inhumana, como si entráramos en un burbuja totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados. De repente siento frio y al mirar a los lados me doy cuenta que ellos también, pero lo que llama mi atención es la mandíbula de Sean apunto de tocar el piso del asombro. Rápidamente dirijo mi mirada a hacia lo que el capta.

Ante mis ojos se extiende un especie de castillo en ruinas, extrañamente maravilloso. Algo completamente fuera de este mundo. Si no estuviera en esta situación, amaría sacar una foto de la cara que en estos momentos tienen mis mejores amigos,  pero estoy igual de impresionada que ellos.

-¿Que...

-Mierda...

-Es esto?

Exclaman mis amigos como si lo hubieran ensayando muchas veces.

-Dios, que miedo, ya no quiero estar aquí, por favor, vamos. - habla Sophie apretando fuertemente mi hombro y con demasiado desespero, no se en que momento todo se oscureció, pero parece la típica película de terror de cine que no termina asustándote nada, que ridículo.

-"A la mano de Dios, o a la pata del diablo"- habla rápidamente Sean con un gran afán por entrar, con mas curiosidad que miedo. 

No se realmente que hago con mi vida, o que estoy pensando en el momento en que tomo la mano de Sean para ingresar, pero es lo que justamente hago, como si mi cuerpo actuara sin mi permiso, todo es tan extraño, que no pienso bien mis acciones.

<<Si, eso me digo cada vez que voy a cometer una estupidez>> Pero es mi consuelo.

Sophie y Namir ya totalmente resignados, se ubican a nuestros lados, nos tomamos las manos y damos pasos lentos hacia la entrada de la "mansión".

-Muere uno, morimos todos- los cuatro exclamamos al unísono, creo que de ahora en adelante, será un especie de mantra en nuestra amistad...

<<Muere uno, morimos todos...>> Repito en mi cabeza al dar el tercer paso a algo que probablemente cambie mi vida.














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-Inmaculada.

Arriba en la primera casilla, hay una imagen de como es el castillo en mi cabeza, y en la segunda casilla hay una canción que escuché mucho mientras escribía el capítulo.

Respira un poco mas fuerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora