Cayendo de la nube.

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La luz golpea y maltrata mis ojos. Lentamente abro mi ojo izquierdo y lo cierro al instante porque el dolor de cabeza me inunda, haciendo que tome una almohada y me cubra el rostro. Se muy bien que esto es por culpa del licor y los sucesos ocurridos.

Tomo una fuerte respiración, retiró la almohada de mi cara y al mirar a mi lado veo el rostro de Sophie fundido en un sueño profundo que incluso podría causar envidia. Mi garganta arde así que me decido a bajar al primer piso y tomar un poco de agua.

-¿Para donde vas, niña? - La voz de mi nana me detiene e intento sonreírle de manera inocente.

-Buenos días nana, hoy amaneces particularmente guapa, ¿que te hiciste? ¿nuevo corte?

-¿Por que tú ropa tiene sangre? - ignora mis halagos y coloca sus manos en sus caderas.

-Anoche algunos chicos se pasaron de tragos y quebraron una copa, Sean se cortó y me salpicó un poco, nada alarmante. No te preocupes, nana. - miento rápidamente y me acerco a darle un beso en su frente y un fuerte abrazo, al principio no me cree pero luego cede.

-Tú madre llamó, quiere hablar contigo.

La mención de Indiana me hace frenar, jamás le he dicho mamá.

-No la llames así, solo dile Indiana.

-Ella es tu madre, mi niña. ¿por qué no intentas llevarte bien con ella?

-Porque es imposible con la mala actitud que siempre tiene. Como sea, hablaremos cuando vuelva.

-No volverá en un mes y medio.

-Bueno, pues cuando decida volver a su casa hablará conmigo, antes no.

-No seas tan dura con ella, sabes que te quiere.

-Eso no es querer, nana. - la miro y al instante ella entiende que lo mejor es dejar el tema ahí.

-Está bien, al menos come algo, estás muy pálida. - sugiere y sin dudarlo tomo una tortita que esta en un plato y la llevo a mi boca, eso parece tranquilizarla.

Luego de comer, subo de nuevo a mi habitación y observo cómo Sophie sigue dormida.

Mi cabeza rememora los hechos desde que llegamos a la fiesta y solo puedo dar con que dejé plantado a Asher, ¿que debo hacer? ¿buscarlo? ¿estará enojado? No quiero que piense que salí corriendo o que simplemente me arrepentí, quiero hablar con el y explicarle que no huí. Antes de darme cuenta estoy duchándome y vistiéndome rápidamente.

No tengo la mínima idea de donde vive, pero se que su apellido es Bellmore. Los Bellmore al igual que nosotros son una familia de poder y reconocimiento, solo me bastan unas cuentas búsquedas en el navegador para tener la dirección de su casa. Su padre es político y su madre empresaria, tienen muy poca privacidad y mil entrevistas en la red, por eso la conseguí tan rápido.

Con mucho cuidado de no ser descubierta entro a la habitación de Detroit que está durmiendo boca abajo y tiene medio cuerpo fuera de su cama. Ruedo los ojos, siempre duerme igual y parece que hubiera pasado un tornado por aquí. Unos calcetines por acá, una camiseta por otro lado, y así sucesivamente. Nunca tendrá orden.

Rebusco en los bolsillos del pantalón que usó la noche anterior y entre los cajones de su tocador, hasta que por fin doy con las llaves de su Audi nuevo. Varias veces lo he tomado sin permiso, no es mi culpa, es culpa de Indiana por no darme un auto también.

No me voy a demorar, solo pienso ir hasta su casa, hablar con el, explicarle lo que ocurrió sin mencionar el incidente del hombre muerto y volver antes de que Sophie o Detroit se despierten. Fácil.

Respira un poco mas fuerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora