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—Tú— Kisaki dijo con una voz temblorosa —por favor vete— rogó tomando el cubiculo del baño como un refugio, uno muy pequeño.

—No creo que eso sea posible— afirmó Hanma bastante acalorado —no es que quiera estar aquí, creeme, no te conozco chico, ni siquiera te he visto el rostro y aun así algo me hizo seguir tu camino hasta este lugar.

—Genial amigo— dijo con sarcasmo Kisaki —a eso se le llama mi celo y tu no deberías estar aquí-

—Jodida broma la tuya— Kisaki se burló de su situación —es tu problema, no el mio, lárgate de una buena vez-

Hanma respiró con dificultad, no creyendo lo que estaba haciendo con su cuerpo agitado y caliente por un jodido omega que lo había vuelto loco —abre la puerta para que entre o juro que voy a romperla— se quejó.

Kisaki se hizo un ovillo dentro del cubículo y gimió de dolor cuando un dolor en su estómago lo abordó.

Mierda... Mierda... Si seguía ahí adentro no le daría tiempo de ir a casa por su supresor antes de que las cosas empeorarán.

Sus celos siempre eran regulares, no entendía porque se le había adelantado.

Pero desde el día anterior después de que había tenido un encuentro con Draken el olor de la chamarra negra de piel que el pelinegro llevaba puesta lo había vuelto loco, no Draken lo había vuelto loco.

Y se hizo la estúpida idea de que Draken era su alfa destinado, pero Mikey se lo había ganado como todo últimamente.

—Mierda, tienes que irte, tú no quieres esto y yo tampoco, además todavía estamos en la escuela y alguien podría venir.

—Es por eso que te digo que abras el maldito cubículo y me dejes entrar.

No, no, no.

Imposible, Kisaki negó varias veces, estaba listo, su cuerpo estaba listo para recibir al alfa de afuera y él sólo quería ponerse a llorar, por lo inútil que resultaba ser un omega.

Los dolores cada vez se hacían más y más fuertes y no creería ser capaz de aguantar más. Su cuerpo necesitaba al alfa.

—Abre la puerta, no voy a hacerte nada, lo juro.

—Sí claro y yo soy estúpido o tonto— volvió a hablar sarcásticamente.

—Te llevaré a casa es peligroso que salgas a la calle es tus condiciones, alguien podría incluso marcarte.

—Sí y ese alguien puedes ser tú.

—Sí, yo te marcaré, pero es porque así lo quiere el destino. Eres mi omega y no puedo dejar que nadie más te toque o te marque. Voy a llamar a un amigo.

Kisaki se tensó ahí mismo, ¿Un amigo para qué?

—Es omega— Hanma mencionó —le diré que nos acompañe a tu casa con él no te pasara nada. No te haré nada te lo aseguro.

Kisaki asintió un poco más confiado del alfa afuera.

Pasaron unos minutos donde Hanma tuvo que encerrarse en un cubículo para masturbarse y así poder bajar su erección y Kisaki cubrió sus odios con fuerza para no oír los roncos gemidos de Hanma.

De verdad sentía que su cuerpo necesitaba con urgencia a un alfa. A el alfa a lado de su cubiculo especificamente.

Destinados Hasta La muerte• Hankisa•Adaptacion•TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora