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—Una cosa te pedí, debería de ser simple para ti...
Dime entonces ¿POR QUÉ DEMONIOS NO LO HICISTE??—
Gritó el soberano completamente enfadado de ver cómo su hijastro había vuelto con vida y peor aún, con el chico arrestado. Buscando sosegar su rabia se levantó del trono y golpeó al cazador primeramente en el rostro para después darle una patada que lo hizo arrodillarse ante él

—Señor....yo....
La diferencia entre su hijo y yo...es notoria—
respondió apenas pudo pues comenzaba a sangrar por la boca del golpe que había recibido

—Has matado a mis mejores soldados junto a los otros las veces que robaste ¿Y ahora me vienes con eso??
¿Qué piensas hacer para salvarte??—ya más calmado el señor volvió a sentarse en el trono esperando la respuesta de Levi

—Como pudo ver, no es fácil la encomienda
El príncipe me ofreció entrar al ejército para perdonarme la vida y ahora yo le propongo a usted que me permita entrar y acercarme a su hijo, volverme su confidente y aprovecharme de eso para cumplir mi misión–

planteó el pelinegro rogando por dentro que su petición fuera concedida.
Dicha propuesta le pareció interesante al señor y con una sonrisa aceptó

—Si que sabes usar la cabeza.
Te permitiré estar a su lado el tiempo que necesites; eso sí, lo quiero muerto antes de la coronación—
indicó el monarca y Levi asintió con la cabeza. Después de sellar el acuerdo le dejó retirarse del gran salón para que comenzara con la encomienda.

El chico se dirigió rápidamente a la oficina del comandante y luego de limpiarse la boca, tocó la puerta para empezar con su nuevo deber
El príncipe no tardó en abrirle y le permitió la entrada para después invitarlo a tomar asiento

—Lo ha hecho el soberano ¿no es así—
Preguntó el rubio refiriéndose a la marca que tenía en el rostro por el golpe recibido pero este no dijo nada y desvió la mirada, cosa que solo hizo más evidente su herida

—Tengo algo por aquí, te ayudará—
buscó en algunos de los cajones que tenía el mueble y al hallar lo que quería le extendió la medicina al chico

—Ponte esto—
el pelinegro solo miró el frasquito que parecía contener un líquido hecho de hierbas y espeso, comprobandolo al abrir la medicina

—¿Sabes usarla?— negó  él con la cabeza cerrando la botellita

—Damelo—
sacando algo más de sus cajones, el rubio tomó la medicina y la untó en un paño para comenzar a limpiar la herida del cazador

—¡Hey, eso duele!

—Al fin hablas

ignorando las quejas de Levi, el príncipe siguió limpiando la herida hasta estar seguro de que estaba bien. Guardó el paño en un cajón y volvió a sentarse para empezar a darle instrucciones

—Aceptaste ingresar al ejército, lo que significa que tendrás que recibir entrenamiento especial para poder combatir a los enemigos. Además de eso de ahora en adelante vivirás dentro de este lugar como todos los soldados; solo que yo seré tu entrenador—
explicó el comandante revisando unos documentos.

—¿Por qué??

—Quiero conocer cada movimiento tuyo y no tengo tiempo de estar preguntando así que seré yo quien te enseñe a usar las armas del ejército.

<<No tiene tiempo de preguntar pero si de entrenarme, irónico>>

el chico sabía que lo decía por el mero hecho de haber intentado asesinarlo y que por ende quería saber cada movimiento suyo

—Erwiiiin—
Aún estaban platicando esos dos cuando una castaña entró a la oficina sin siquiera tocar, invadiendo el espacio de los jóvenes

El Príncipe y el cazador (Versión Snk)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora