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Apesar de la emboscada el príncipe logró darle la vuelta a la situación tomando el control de la batalla siendo ayudado por su hermana y también por Levi. De cierta manera el enfrentarse a los eldianos fuera de la muralla Maria les representó una ventaja pues podían usar el equipo con mayor facilidad y así acabarían con sus enemigos quienes todavía no se daban por vencidos.

Llevaban ya unas horas en batalla y, harto de todo eso, el pelinegro se separó del rubio para acabar con aquellos que amenazaban a la castaña pues Moblit estaba ocupado con unos soldados más. Ese, sin duda, fue su más grande error pues de nuevo escuchó aquel grito aterrador de antes y al voltear pudo presenciar como el joven príncipe era apuñalado por un soldado de Eldia. Se encontraba totalmente atónito que por un segundo no supo que hacer, pero después de ver cómo su amado caía al suelo de inmediato fue donde el hombre para decapitarlo de un solo movimiento y matar a todo aquel que estuviese cerca y pudiera aprovecharse de la situación

–Erwin...maldita sea–
Rápidamente se acercó a él cuando acabó con todos los soldados cercanos a los dos y lo tomó con cuidado tratando de no moverlo mucho

–Levi, que su...– la princesa bajó inmediatamente de su caballo y al ver a su hermano en ese estado se agachó para revisarlo

–L-levi... Hange

–Cállate, no digas nada y mejor guarda fuerzas– ordenó apenas escucho la voz del rubio que sonaba adolorida

–Necesito...continuar la...batalla– susurró siendo atendido por su hermana quien solo meneó la cabeza en señal de desaprobación ante lo dicho

–Eres un completo idiota

–Levi, comportate, no estás hablando con un simple soldado, se trata de...

–¿Acaso no estás oyendo la estupidez que acaba de decir Hange??– interrumpió – Justamente por eso es que lo digo, siendo el príncipe planea suicidarse en esta batalla
Sino quiere ser el rey que mejor lo diga en lugar de hacer algo tan estúpido como eso–

Terminó de decir mientras Zoe dejó de atender al rubio después de brindarle los primeros auxilios y por suerte logro frenar el sangrado que no era mucho. La chica no dijo nada más pues en parte él tenía razón, permitirle seguir luchando le costaría la vida al joven

–Dame tu caballo cuatro ojos– Pidió el pelinegro

–¿Que planeas hacer Levi??

–Si dejamos a Erwin aquí es probable que muera, no estamos muy lejos de la ciudad, dentro de la muralla Maria alguien podrá atenderlo así que dame tu caballo y ayudame a subirlo para llevármelo–
Planteó el menor tratando de levantar al rubio de dónde estaba y la mujer no tuvo más remedio que acceder y ayudarlo. Cuando se levantó ambos lo ayudaron a montarse en el caballo y lo acomodaron recargandolo por completo en el animal para que fuese más fácil trasladarlo del campo de batalla a la ciudad

–Cuídalo mucho, por favor– suplicó la castaña con preocupación

–De acuerdo

–Hange....estás...a cargo

Ambos jóvenes se quedaron boquiabiertos por la orden que el comandante estaba dándole a la mujer y ella no supo que responder pues jamás había estado al frente de una batalla como aquella

–Confío en ti...lleva a Paradise a la victoria– sonrió el joven tratando de darle ánimos a su hermana y está hizo el saludo para corresponder

–Asi será Erwin, cuídate–
Terminando de hablar Levi se llevó con cuidado al caballo donde el venía pues el rubio estaba herido sin embargo trataba de ir lo más rápido posible ya que pronto caería la noche y sería más difícil andar por ahí.

Una muy larga caminata les esperaba a ambos pues se encontraban algo retirados de la ciudad, sin embargo lograron llegar antes del anochecer pero ahora tocaba buscar un médico y a esas horas nadie querría darle atención más aparte necesitaban un lugar donde dormir. Para mala suerte de los dos, Levi no conocía esa parte de la ciudad y terminó por adentrarse en un bosque de dicho lugar que solo le hizo perder el tiempo buscando la salida. De vez en cuando revisaba al rubio para comprobar que estaba bien y luego seguía su camino.
La noche cayó y a lo lejos, con ayuda de una antorcha, el pelinegro pudo distinguir lo que parecía ser una cabaña, algo que resultó de gran alivio para él.
Caminó lo más rápido que pudo hasta que consiguió llegar a la cabaña y después de atar al caballo a una de los postes que habían por ahí, entró al lugar para inspeccionarlo y tras una breve revisión pudo comprobar que si bien no era lo que quería podían pasar la noche ahí sin problemas ya que por fortuna la cabañita contaba con una cama que quizás era pequeña pero serviría al menos para el príncipe. Luego de acomodar unas cosas fue donde el rubio para bajarlo y llevarlo al interior de la casa

—Levi....¿Dónde...estamos??— preguntó el joven, quien se había dormido, cuando sintió las manos del menor en él y con cuidado se bajó del caballo tratando de hacer el menor esfuerzo posible

—No lo sé, pero hallé un lugar para pasar la noche, no es a lo que estás acostumbrado pero servirá–
Respondió ayudando al mayor buscando que esté pusiera todo su peso en él para que así no se esforzará tanto. Cuando logro entrar lo llevó a la cama que había ahí sentandolo para revisarle las heridas

—¿Duele?– preguntó al verlo hacer muecas y gestos de dolor mientras le retiraba las vendas que le había puesto la princesa

—Un poco, es todo– suspiró pesadamente pues aunque no lo dijera sentía su cuerpo arder sobre todo en esa zona debido a la herida

–Bien, avísame si duele más, limpiare la herida y después te acostarás– indicó el pelinegro vertiendo algo de agua en el paño que siempre traía consigo, por ese instante agradeció tener cosas de ese tipo a la mano como lo eran los paños y una que otra venda (que usaba más para limpieza).
Después de limpiar lo más que pudo le retiro el vendaje anterior y comenzó a vendarlo con el nuevo que llevaba en los bolsillos de su uniforme.

—¿Por qué haces esto Levi?– finalmente el príncipe rompió el silencio haciendo esa pregunta que a pesar de no tener respuesta en su momento ya que aún lo estaban atendiendo, después el pelinegro se levantó para contestar

–No preguntes–
No supo que pensar acerca de su respuesta y de nuevo calló, dejándose atender por el menor quien le quitó la ropa sucia y manchada de sangre para arrojarla en algún lado de la cabaña. Después de todo eso, lo acostó en la cama con cuidado para arroparlo y pudiese dormir bien, debido a que no contaban con mucho el joven terminó por despojarse de su capa y chaleco para cubrir al rubio con ello, como aún tenía algo de calor corporal resultaron reconfortantes para el príncipe.

El pelinegro apagó la antorcha que traía para descansar, no sin antes revisar que el comandante estuviera bien y descansando; cuando lo comprobó se sentó a un lado de la cama para descansar también pues había sido un larguísimo día lleno de muchas emociones, su corazón aún estaba inquieto y su físico igual, el haber caminado por mucho tiempo trayendo consigo el caballo y al rubio hizo que cayera rendido al suelo tan pronto el príncipe se durmió y ahí permaneció tratando de recuperar fuerzas para seguir una vez que amaneciera.

—Descansa, Erwin– se despidió de él mirándolo fijamente por un tiempo más hasta por fin terminó por dormirse

El Príncipe y el cazador (Versión Snk)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora