Prólogo

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-Algun día tú serás el heredero de todo esto, hijo; recuérdalo bien, desde el oriente hasta el occidente y todo lo que ves, será tuyo. Confío en que te convertirás en un buen rey, mucho mejor que yo

Contaba el monarca con orgullo de saber que había tenido a alguien con quién no solo compartía lazos de sangre y más tarde el reino, sino que tenía a un pequeño amigo con quién amaba platicar y contarle una y otra vez, las historias del mundo y su fundación.
Su hijo era unigenito y tenía por nombre Erwin Smith.
Contaba con 10 años de edad y amaba escuchar las historias de su padre estando sentado en su regazo.
El monarca era conocido no solo por su gran reino, la habilidad para gobernar o su frialdad en la batalla, sino que también lo era por el trato que daba a su hijo, pues era un padre muy amoroso con él debido a que era el único.
Éste era igual de cariñoso que su padre aunque lo expresaban de diferente forma; aún así su relación era de la mejor, podría decirse que se complementaban y sus mejores momentos eran aquellos donde escuchaba a su padre, como este donde le volvía a oír sobre el reino que iría a heredar.

-Asi lo haré padre, ¡y estarás orgulloso de mí!

Exclamó el niño lleno de emoción por saber el grandioso futuro que le esperaba

-Erwin

Llamó una de las criadas al pequeño y el volteó a verla cuando la oyó.
La mujer al notar qué se encontraba con su padre de inmediato se inclino para saludarle

-Su majestad, discúlpeme pero el príncipe Erwin tiene que ir a la cama, fueron órdenes de su esposa

Anunció aún haciendo reverencia

-Pero...quiero seguir escuchandote papá

Pidió el infante con ojos de súplica y su padre solo sonrió

-Es hora de descansar Erwin. Un buen príncipe conoce sus horarios, sabe qué debe hacer y qué no; empezando por el descanso.
Anda, iré a verte después

-De acuerdo

De inmediato se bajó de su regazo y tomando la mano de su nana, se retiró del balcón donde había estado con su papá para ir a la cama

-¿Dónde te habías metido niño? Las criadas te han estado buscando

Reclamó su mamá algo enfadada

-Con mi padre, estaba escuchando sus historias

Respondió el rubio un tanto asustado

-Conoces las reglas; sabes que estás no son horas de estar afuera sino en la cama. Ve a dormir, mañana tienes deberes por cumplir.

-Si, mamá

susurró cabizbajo

-Hijo, no me molesta que estés con tu padre pero sabes que es tarde. Mañana vas de nuevo con él, ahora a dormir.

Ordenó la mujer y la criada se llevó al rubio a su habitación

-Descanse príncipe

se despidió la joven y cerró la habitación tras de sí una vez que salió

-¿Se ha dormido ya?

-Si, su majestad.

dijo la nana y enseguida se retiró. El hombre tenía la costumbre de ir a ver a su hijo cuando dormía, pero justo antes de abrir la puerta de la habitación, un soldado entró a toda prisa y al verlo hizo el saludo de siempre llevándose la mano derecha al corazón en un puño para después informarle sobre la situación. Estaban envueltos en una guerra y los enemigos habían cruzado el muro que rodeaba al castillo, amenazando con entrar.

El Príncipe y el cazador (Versión Snk)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora