5 Discusión familiar.

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Es sábado e Irina lleva casi 3 semanas en casa. Se ha ganado la total confianza de los chicos pero Michael y yo seguimos sospechando. Si, Michael y yo nos hemos hecho más amigos y de lejos vigilamos los pasos de la rusa.

Tomo mi teléfono que está sobre la mesita de noche y lo enciendo. Son las 9:00am y no tengo ganas de seguir durmiendo, así que luego de cepillarme los dientes bajo a prepararme un café no sin antes notar que el colchón donde duerme Irina junto a mí, está vacío.

—Es que... Fue horrible —Irina solloza ruidosamente.

—¿Qué sucedió? —pregunto.

—Irina tuvo una pesadilla y nos despertó a todos —dice Ibra.

—No a todos —Abel me fulmina con la mirada.

—Perdóname, hermano, por no quedarme despierta para cuidarle el sueño a Irina —digo sarcástica.

—¿No estabas a su lado? —pregunta Nate.

—Tengo el sueño pesado —me encojo de hombros.

Oh sí, olvidé mencionar que Abel está completamente embobado por Irina y cada vez que le decimos algo o no le prestamos tanta atención como él, comienza a ponerse irritante.

Entro a la cocina, preparo mi café y cuando estoy por darle un sorbo mi teléfono suena y sin mirar contesto la llamada.

—¿Si? —me froto los ojos.

—¿Puedo ir a tu casa? —suena la voz de Michael a través del aparato.

—¿Todo bien?

—Sólo no quiero estar en mi casa.

—Eres bienvenido cuando quieras —digo antes de colgar.

El timbre suena pero Ibra está tan concentrado hablando con Nate y, Abel está tan ocupado acompañando a Irina a subir las escaleras, que me toca a mí abrir la puerta.

—No me digas que es Michael —dicen Ibra, Nate y Abel al unísono.

—Pudranse —digo antes de abrir.

Nate, Abel e Ibra detestan a Michael, aunque sólo los dos últimos lo expresan libremente.

—Buen día —me hago a un lado para que Michael pase—. Pudiste empezar con un "Estoy en tu puerta, ábreme".

—Adoro tu peinado —el castaño me desordena el cabello aún más.

—¿Quieres café? —pregunto alejando su mano de mi cabeza.

—Ni siquiera hace falta que preguntes, bonita.

—¿Quieren café? —les pregunto a los chicos y sólo Nate asiente levantándose del sofá.

Les sirvo un café a cada uno mientras me siento sobre uno de los taburetes de la cocina.

—¿Mala noche? —pregunto dándole un sorbo a mi café.

—Mala vida.

—Eso suena deprimente —digo.

—¿Tus padres están de acuerdo con que Irina esté aquí? —pregunta Nate de repente.

—No lo saben, llevan 3 semanas de viaje porque querían darse un respiro espiritual o alguna de esas patrañas para darse un respiro de sus trabajos —respondo.

—¿Y por qué ninguno de ustedes los ha llamado para preguntarle si puede estar aquí? —pregunta Michael.

—Tienen una sola regla y es muy clara: No molestarlos a menos de que se haya incendiado la casa, alguien haya tenido un accidente grave o alguien haya muerto —explico con simpleza.

WORMWOOD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora