6 El hotel en medio de la nada.

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—Bonita, espera. ¿A dónde vas? —pregunta Michael siguiéndome mientras bajo la colina.

—¡Acabo de descubrir que toda mi vida he vivido en un pueblo inexistente! Lógicamente llamaré a mis padres —espeto buscando mi celular dentro de mis bolsillos.

—Hey, tranquilízate —me toma de las manos provocando que me detenga—. No podemos llamar a nuestros padres.

—¿Por qué no?

—Ellos ni siquiera recuerdan a Maggie —tiene un buen punto.

—De todas formas mi teléfono lo dejé en casa cuando me fui corriendo.

Apenas y pude colocarme zapatos.

—¿Y qué haremos? No podemos quedarnos así —digo obvia.

—Vamos a hablar con tus hermanos y...

—No, no pienso hablarles a esos chicos —refuto caminando nuevamente.

—Bien —dice resignado—. Entonces vayamos nosotros solos.

—¿Vayamos? ¿Vayamos a dónde? —pregunto arqueando una ceja.

—Si Wormwood no existe, entonces salgamos del pueblo y busquemos que hay más allá —responde.

—Es una buena idea, pero no tenemos auto.

—Tengo uno —informa y decido no preguntar más.

Continuamos nuestro camino hasta llegar a casa de Michael, en la cual ambos nos adentramos y no nos detenemos hasta llegar a la cochera donde está aparcado un dodge charger 1970.

—Lleva años estacionado aquí —comenta Michael.

—Es precioso. ¿Por qué lo tienen estacionado aquí?

—Porque los carros van en las cocheras ¿No? —bromea.

—No seas idiota, entendiste lo que quise decir —ruedo los ojos.

—Papá prometió que lo reparariamos juntos pero nunca lo cumplió, así que lo estuve arreglando yo.

—¿Está listo?

—Por supuesto —sube al auto y lo enciende.

El rugir del motor me pone los pelos de punta y quiero conducir con esta belleza de auto hasta cansarme.

—¿Te quedarás babeando o nos iremos? —pregunta Michael entre risas.

Subo al auto mientras Michael va por sus cosas. Luego de unos minutos regresa con un bolso, lo arroja al asiento de atrás y se sube de nuevo. Abre la puerta de la cochera con un control, y al pasar un rato estacionamos frente a mi casa.

—¿Qué hacemos aquí?

—Ve por tus cosas, te espero aquí.

Bajo del auto, entro a la casa sigilosamente y subo hasta a mi habitación. Guardo en una mochila todo lo necesario, la cuelgo sobre mi hombro y bajo trotando las escaleras.

Cuando pienso que triunfe al no toparme con los chicos, me encuentro a los 3 mosqueteros entrando a la cocina.

—¿A dónde vas? —pregunta Ibra.

—Eso a ti no te importa —respondo de mala gana.

—Lila... —Abel intenta hablar pero lo dejo con la palabra en la boca cuando salgo y cierro la puerta detrás de mí.

Entro al auto y coloco el bolso en el asiento trasero.

—¿Todo bien? —pregunta Michael.

Asiento y emprendemos nuestro camino en un silencio cómodo. Poco a poco me voy quedando dormida, pero un ruido hace que me despierte unas cuantas horas después.

WORMWOOD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora