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La mañana estaba transcurriendo en perfecta normalidad, o lo que él podía llamar normalidad en su trabajo. Siempre se alegraba de haber solucionado años atrás lo de no tener picos de trabajo y así poderse permitir más tiempo libre, bien fuera para dedicarlo a sus propios negocios o a su familia. Esa mañana de finales de enero estaba en lo primero. A principios del mes había hecho un viaje corto, lamentablemente sin su familia por el trabajo de su esposa, pero el punto es que dicho viaje había sido por un acuerdo que estaba buscando y que de conseguirlo probablemente también le conllevaría estar viajando de tanto en tanto.

Esa parte no le gustaba del todo, pero confiaba que serían viajes cortos y no tan frecuentes por lo cual su esposa e hijo no lo tomarían muy mal. Pero antes de pensar en lo que posiblemente opinaría Tenten al respecto debía terminar lo que estaba haciendo, al menos no tenía mucha prisa todavía por contestar. Y de alguna forma como si la hubiera invocado al pensar en ella, su teléfono empezó a sonar por una llamada de la castaña.

- Hola, hermosa — saludó al contestar, sin obtener respuesta del otro lado — ¿cariño? — preguntó, empezando a notar que a lo lejos le parecía escuchar ruidos extraños — ¿Tenten, estás ahí? — nuevos ruidos se escucharon y dudó si colgar o no, a la castaña nunca se le había marcado el celular por accidente

- Dámelo — frunció el ceño, escuchando además ahora lo que claramente era un hipido de su esposa — Kiba

- Neji — respondió — ¿qué le ocurrió a mi esposa? — podía jurar que la oía al fondo llorando

- Un momento — un par de segundos pasaron, dejando de escucharse a Tenten — ahora sí, temo perturbarla más

- ¿Qué pasó?

- Debes venir de inmediato por ella, la llamaron hace unos minutos — sus sentidos entraron en alerta de inmediato, Tenten perturbada por una llamada solo podía significar que algo le había pasado a su pequeño dragón — su padre falleció

- ¿Qué? ¿Cómo? — no debería alegrarse por el alivio que lo recorrió al saber que no se trataba de Ryuu

- No sé nada más, fue lo único que dijo y no ha dejado de llorar — podía imaginarlo — creo que la están esperando en algún lugar, pero no está en condiciones de ir a ninguna parte sola

- Ya mismo salgo para allá — hubo algo parecido a un sonido de asentimiento — Neji, gracias

No hubo respuesta, tan solo la llamada fue colgada y él tomó su abrigo para salir, avisándole a su secretaria que no regresaría por el resto del día y posiblemente faltaría al día siguiente. El edificio Hyūga era cerca, algo menos de 10 minutos en auto por lo que no perdió tiempo. Nunca había ido a la oficina de Neji, pero en recepción le permitieron directamente el paso indicándole que era el penúltimo piso. Vio a todas partes al salir del ascensor y avanzar por un pasillo que finalizaba con un espacio más amplio en el que a medida que se acercaba podía escuchar una voz y lo que parecían sollozos.

- Cariño — Tenten estaba sentada en el suelo, frente a ella había un vaso de cartón y el Hyūga estaba en cuclillas a un par de metros pidiéndole que se tomara el té

- ¡Kiba! — él se acercó a pasos rápidos y se agachó para poder abrazarla, escuchándola romper en llanto de nuevo

- Ya, ya, cariño — la apretó más fuerte y buscó con la mirada a Neji, quien se había puesto de pie y solamente los veía sin decir nada

- Kiba, mi papá... — se interrumpió por un hipido

- Lo sé, Tenten, y lo siento mucho

- Mi mamá, ella...

IncertidumbreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora