AUGUREY, james s. potter.

xiv. girls's day.

"Si a nuestros veinticinco años no tenemos pareja, nos casamos, ¿si? Trato."

Dominique, Madeleine y Olive habían decidido tomarse el día domingo para disfrutarlo las tres solas, sin la presencia de los chicos. Las temperaturas continuaban bajas, pero el día estaba perfecto para realizar un picnic a la ladera del cerro continuo a Hogsmeade.

Por supuesto que James, Frank, Fred y Lorcan habían manifestado sus molestias y celos.

Con todo el tema de el diario que había recibido Olive y las notas de navidad, se habían acercado mucho más como grupo. Antes de la llegada de la peliazul a Hogwarts ya eran buenos amigos, pero ahora lo eran más. Pasaban casi todos los recesos juntos, los fines de semana salían a Hogsmeade de paseo o simplemente se quedaban en el castillo disfrutando de la compañía. Todo era precioso, la confianza entre los siete estudiantes era completa, sin embargo siempre habían temas que, en este caso, las chicas preferían hablar sin la presencia de los muchachos.

—¿Acaso es por el mal olor de Fred?

—¡Oye! Estoy aquí, imbécil... ¡y yo no huelo mal! —el pelirrojo golpeó el brazo de Longbottom, quien observaba a sus mejores amigas con sus brazos cruzados.

—Solo queremos una salida de chicas, hablar de relaciones, del amor, cosas que a ustedes no les interesan. —respondió Madeleine, algo agotada con lo pegotes que estaban siendo.

Desde que salieron de la sala común, se les habían pegado como un escarbato que ha olido oro.

—¡Pero si a nosotros claro que nos interesa con quien salen o desean salir! —exclamó Sirius adelantándose para abrazar los hombros de Olive, quien le golpeó el estómago con su codo alejándolo.

—Nosotros seremos los padrinos y tíos preferidos de sus hijos, necesitamos estar presente en la elección de sus parejas, ¿cierto, Lorcan?

—En realidad, por mi bien que las chicas quieran salir, ustedes tren se les pegan como pulgas desde el desayuno a la cena.

—Y exactamente por eso es que Lorcan es mi favorito. —Nique dejó un beso en la mejilla del rubio antes de tomar el brazo de sus amigas y acercarse a Filch para mostrar sus permisos.

Una vez el celador las observó con recelo y aceptó a regañadientes sus permisos, las tres le perdieron el rastro a los muchachos mientras se internaban en el gentío de brujas y magos que disfrutaban el día en Hogsmeade.

Si eran sinceras, habían pasado gran parte de la tarde noche planeando la salida, casi con un horario fijo en las cosas que harían. Al primer lugar que se dirigieron fue las tres escobas para comprar cerveza de mantequilla y algunos emparedados, todo para llevar. La siguiente parada fue honeydukes, porque los dulces nunca están de más, y finalmente las tres ataviadas de bolsas, se encaminaron a la ladera de un bosque para llevar a cabo un picnic.