Despedidas

39 16 9
                                    

Las despedidas ya no saben tan amargas, supongo que con los años (o con los daños) comenzamos a perder paladar.
Ya el corazón se conoce cada cicatriz y ya sabe dónde y cuándo va a doler, comienza a ser intuitivo y a escuchar más al cerebro cuando muestra realidades no distorsionadas.
Las despedidas ya no nos rompen como antes, esas visiones apocalípticas quedaron atrás y aunque la lluvia no cese de inmediato conoces que en algún momento el sol volverá a alumbrar entre las nubes.

Reflexiones de un astronauta sin lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora