Cada día de la semana

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La belleza de su caos es única, luna siendo luna. Ha tocado el fondo tantas veces que vive a bocanadas de esperanza, sobreviviente de un viernes siendo viernes. Aprendió a arder cuando el mundo intentó apagar su flama, más allá de un domingo. Se abrazó tan fuerte que juntó todas sus piezas rotas y aunque el universo se empeña en gritar tormentas a su nombre aprendió a respirar tal mar en calma, como un atisbo de luz en la oscuridad, confianza intergaláctica. Cada día de la semana.

Reflexiones de un astronauta sin lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora