Capítulo 4: El Marshall

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Una semana pasó desde que la joven yel mandaloriano iniciaron su viaje en busca de compañeros de este,una misión que no había tenido éxito hasta que llegaron a unplaneta lejano y sombrío, allí se dirigieron a un ring de apuestas.



-¿Estás seguro de traer con nosotrosal crio?-. Le preguntó Bal al mandaloriano.



Este como de costumbre no lerespondió, solo se limitó a entrar en el establecimiento. Dentro,había dos criaturas luchando con hachas, la gente gritaba yapostaba. Mando y la joven se acercaron a un hombre con un solo ojo yse sentaron a su lado.



-Sabes que este no es lugar para losniños-. Le advirtió el señor.



-Él va, donde vaya yo-. Le respondióel mandaloriano de forma hostil.



-Eso he oído-. Dijo el hombre con unarisa sarcástica.


-Me han encargado llevarlo con lossuyos, si consigo localizar a otros mandalorianos, ellos meayudaran-. Le informó Mando.-Me han dicho que tú sabes dondeencontrarlos-. Afirmó.



-Es descortés hablar de negocios tanpronto, de momento disfruta del espectáculo-. Le aconsejó el ser deun ojo. Ambos observaban el combate atentos.-A mi gamorreano no leesta yendo bien-. Comentó.-¡Mátalo, acaba con él!-. Leordenó.-¿Vosotros jugáis?-. Les preguntó.



-No, si puedo evitarlo-. Le respondióel mandaloriano.



-Depende-. Contestó Bal.



-Te apuesto la información quebuscáis a que este gamorreano cae antes de un minuto y medio, y loúnico que quiero a cambio es tu brillante armadura de beskar-. Lespropuso. Mando se giró algo molesto.



-Puedo pagarte por esa información,no dejaré mi destino al azar-. Le ofreció el mandaloriano.



-Espera, Mando, no va ser azar-. Ledetuvo Bal.-Yo seré la que participe, pero cambiando lascondiciones, si le venzo, nos dirás lo que queremos saber-. Dijo lajoven de forma temeraria.



-¿Qué estas diciendo, muchacha?-. Lepreguntó Mando agarrando el brazo de Bal.



-No la detengas, así esto será másinteresante-. Afirmó el hombre de un ojo, despreocupado.



Acto seguido la joven se levantó desu asiento, se quitó los guantes y la chaqueta, entregándosela aMando.



-No me la ensucies, anda-. Se burlócon un guiño.



-¡Una nueva contrincante sube alring, señores! ¡Hagan sus apuestas!-. Anunció el hombre. Lamultitud gritó como loca, la gente apostaba sin importar cuántoscréditos tuvieran.-¡Dadle un arma a esta muchacha!-. Ordenó elseñor. Bal se subió al escenario y se ató el pelo con una goma queguardaba en su bolsillo.



-¡Me llamo Balkiara y voy a derrotara este monstruo!-. Gritó la joven, muy segura de si misma. La gentedel lugar se animó, pero Mando la miraba dudoso.

The Mandalorian (Mando x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora