Capítulo 7: El asedio

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Llevaban un par de días viajando, cuando algo en la nave empezó a fallar y a Mando se le ocurrió la brillante idea de colar al niño por un hueco para que intentara arreglar unos cables. Después de unas horas intentándolo, probaron de nuevo.

-Muy bien, vamos otra vez-. Dijo el mandaloriano.-Vale, ¿tienes el cable?-. Le preguntó al niño, acercándose al hueco en el que había entrado.

-Mando, es muy pequeño, creo que no comprende lo que quieres que haga-. Le comentó Bal conteniendo la risa.

-Está bien, es la última vez que lo intento-. Le contestó el hombre.

-Como quieras-. Dijo la joven.

-Vale, a ver, ¿has sacado el cable?, el cable rojo-. Le preguntó Mando al niño, este hizo un leve ruido, enseñándole el cable azul.-No, no, el rojo, enséñame el cable rojo-. Le repitió despacio, el pequeño alzó el cable rojo.-Si, bien, ahora vas a conectar ese cable rojo donde va el cable azul en el tablero-. Le explicó, el bebé miró los cables confundido. Bal observó a Mando que estaba agachado mirando por el agujero mientras guiaba al niño y no podía evitar reírse, pero se tapó la boca controlándose.-Conecta el cable rojo, donde va el azul en el tablero, ¿vale?-. Reiteró el mandaloriano.-Pero no dejes que se toquen-. Le advirtió, el pequeño parecía divertirse.-¿Ves de donde has sacado el azul?, si, pues conecta ahí el rojo-. Prosiguió.-Ey, no, pon el rojo donde el azul y el azul donde el rojo, pero ten cuidado, tienen cargas opuestas, así que no dejes que se toquen, procura mantenerlos separados el uno del otro-. Le advirtió de nuevo.-¡No, no, sepáralos!-. Exclamó Mando alarmado.

Bal aguantaba la risa como podía, el pequeño sin hacerle caso juntó los cables y estos le dieron una pequeña descarga.

-Ay madre-. Dijo Bal un poco asustada.

-¿Estás bien?-. Le preguntó Mando al pequeño, este tosió de forma adorable y la joven ya no pudo soportarlo más, comenzó a reírse a carcajadas, una risa que se contagiaba con facilidad, pero a la que el mandaloriano consiguió resistir, provocándole una leve sonrisa, que ella no vio gracias al casco de este.

Después de un corto descanso, los tres se sentaron a tomarse un tazón de sopa.

-No llegaremos a Corvus en estas condiciones-. Afirmó Mando, mientras levantaba despacio su casco para beber.

-¿Tienes alguna idea?-. Le preguntó Bal, girándose para darle la espalda al mandaloriano, demostrándole que le respetaba y no necesitaba ver su rostro.

-Tendremos que hacer una visita a nuestros amigos de Nevarro-. Dijo Mando mientras daba el último sorbo de sopa.

Dicho y hecho, con la poca energía que le quedaba al Razor Crest, pusieron rumbo a Nevarro. Unas horas después llegaron al planeta de destino, allí les esperaban Greef y Cara Dune. El aterrizaje fue tranquilo por una vez en mucho tiempo, pero la rampa de la nave no bajaba, así que se acercaron al filo, Mando bajó despacio ya que tenía al niño en brazos, pero Bal bajó de un salto. Al ver a Cara, la joven salió corriendo hacia ella felizmente.

-Me alegra volver a verte y siento mucho no haberme despedido la última vez-. Se disculpó la muchacha mientras abría sus brazos y abrazaba a la mujer, que con sorpresa y cariño le correspondió.

-No te preocupes, no estabas en condiciones-. Le respondió sonriendo.

-No sabía que os llevaseis tan bien-. Comentó Greef mirándolas.

-Hay muchas cosas que no sabes, viejo-. Le contestó Bal riéndose y acercándose al hombre para abrazarle.

-Bueno, parece que alguien necesita unas reparaciones-. Dijo el hombre separándose de la joven, luego miró al mandaloriano y ambos se estrecharon las manos.

The Mandalorian (Mando x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora