El 03/01/1999 aprendí dos cosas, una, que no debo ir a un bosque sola cuando hay una tormenta eléctrica, y dos, que aveces toda tu vida puede cambiar en un fragmento mínimo de tiempo, llega como una sacudida o un golpe, en mi caso, el golpe de un rayo.
—Iris! Empacaste tus cosas ya?-grito mi madre, una señora de cuarenta y cinco años, bajita y pelo rubio con unas cuantas canas que casi ni se notaban. Ella era panadera, con mi padre tenían una panadería en el pueblo y yo aveces trabajaba ahí.
—Si mamá! Ya voy!-Le respondí yo.
Me mire al espejo, me había dejado el cabello suelto y me puse un vestido azul marino con estampado de flores que me llegaba hasta por encima de las rodillas. Adoraba esos vestidos.
Tome mi maleta y baje como pude las escaleras.—Cariño, pusiste medias para el invierno? Tú chaqueta? Chalecos? Tus cremas y cepillo dental?
—Si mamá, ya empaque todo
—Bien, será mejor que no te metas en problemas jovencita-dijo ella firmemente, me intimidaba, bastante.
—No te preocupes, no pasará.
—Ay, cariño, te extrañaremos tanto
Mi madre me abrasó soltando un par de lagrimas, aveces me daba miedo sus cambios repentinos de humor.
—También yo mamá pero les escribiré a diario.
—Más te vale hacerlo-Volviendo a su tono amenazante.
Joder, cuanto la iba a entrañar.
Me subí al auto junto a mi papá y partió, mire hacia atrás a través de la ventana, y saludé a mi mamá y a mi perro Spike, el me ladraba queriendo seguirme, pero mi mamá lo sujetaba para que no, solté unas lágrimas, el siempre me había acompañado y ahora ya no estaría ahí cada vez que me levante, cada vez que lloraba o que reía. Suspire hechando una vista por última vez a mi hogar, no sabía cuándo volvería, y eso me mataba de miedo.
—Segura que puedes llevar la maleta sola? Ni siquiera puedes abrir los frascos de mermelada.
—Claro que puedo papá! Ya no tengo ocho años.
—Siempre te veré como una pequeña-Exclamo soltando unas lagrimas.
El se puso a llorar abrazándome, y yo también, joder, nunca lo volvería a ver? No lo sabía, o tal vez lo sabía pero no quería admitirlo.
-Té amo, nunca lo olvides.
Me subí al tren un poco perdida, mire por la ventana despidiéndome con la mirada de mi antigua vida, volví mi mirada al frente dándole la bienvenida a una nueva.
Fui a una habitación y me encerré allí, la invitación decía que no podía abrirla hasta que estuviese sola, todo esto lo decía atrás de ella. Así que decidida la abrí, me espante al instante al ver una especie de holograma salir de ella.
—Que rayos...—Hola! Soy Rue, tú hada guía!
—Mi...que?
—Dios, me tocó alguien sordo, Que tú hada guía!-Grito lo más fuerte que pudo.
Me tape los odios al instante.—Está bien, okey, si escucho.
—Fabuloso! Te guiaré hacia tu nuevo destino. Solo debes seguir mis instrucciones con atención.
Sali de la habitación, obviamente no hace falta mencionar que es sumamente extraño tener un hada guía, un hada guía?Me emocionaba y aterraba.
—Bonito vestido niñita.—Se burló un chico del tren.
Un chico quiso tocarme debajo de la falda, lo vi por el espejo e inmediatamente con mi mano hice un movimiento y hice una enredadera y le amarré las dos manos, otro chico vino e intento agarrarme pero hice otro movimiento y un pequeño rayo salió de mi dedo índice, el pelirrojo solito un grito de dolor y yo solo corrí.
—Donde tengo que ir ahora?-Le pregunté al hada que me había guiado hasta ahora.
—Sigue hasta el fondo del tren.
Corrí lo más rápido que pude, mire un segundo hacia atrás y venían tres chicos siguiéndome, no tenían caras muy amigables que digamos...
"Idiotas" pensé.
Estoy sintiendo tanta adrenalina, joder.
Estoy segura de que podré con todo esto.
(•••)
No, para nada estoy segura de que podré con todo esto. Estaba fuera del tren, en el extremo, el aire frío chocaba mi cara y me ponía la piel de gallina. Vi para atrás y cree dos enredaderas que mantendrían a esos tipos ocupados un rato.—Y ahora que?!
—Tienes que saltar Iris!
—A donde?
—Del tren!
No, no y no! No iba a hacer eso? Que quería esta hada? Matarme?
"Hazlo" me decía mi subconsciente.
No! O si?
Mire para atrás y los tipos se estaban desenredando, subí rápidamente por las escaleras que estaban a mi lado, era de esos típicos trenes antiguos, una locomotora, las amaba, eran increíbles. Al subir mire toda la vista, era impresionante, los árboles colinas ondulantes y las flores de primavera. Pero no era el momento exacto para pensar en eso.
—En el segundo árbol después de la séptima colina salta!-Grito Rue ya que a penas la escuchaba con todo el ruido.
—Cuantas colinas han pasado?!
—Seis! El árbol con flores amarillas! Ahí es!
Vi el árbol, era inmenso pero delicado al mismo tiempo, no estaba tan lejos, me arme de valor y tambaleándome un poco por el movimiento me asegure de no caerme, no ahora.
Cuando estuve a orillas del tren, ya no escuchaba nada, ni pensaba. Enserio iba a hacerlo? Y si es una trampa?—Como puedo confiar en que no me mientes?!
—Y si dejas de pensar y simplemente lo intentas de una vez?!
"Hazlo"
Estaba tiritando, veía acercarse el árbol, tenía que hacerlo, no tendría otra oportunidad.
Tú puedes, tú puedes.Y salte.
Colores, millones de colores diferentes.
Oh oh, estaba muerta? Había muerto! Nunca pude hacer tantas cosas que quería y ya no...
Quede inconsciente en ese momento.Desperté a duras penas, oía voces a mi alrededor, pero muy lejanas. Dios, eres tú?
Me levante de golpe un poco mareada y tambaleándome.—Bienvenida Iris-dijo un hada.
—T-tú eres Rue?
—Exacto! Permíteme presentarte.-tomo mi mano y me arrastro hasta el centro de un salón, para ser tan pequeña tenía fuerza. Mire a mi alrededor y me oriente al fin, habían personas formando un círculo y yo estaba en el centro de él, al contarlas pude ver que eran treinta personas más o menos.
—Queridas y queridos invitados, les presento a Iris...cuál es tu apellido?
—Black-Le respondí tímidamente
-Iris Black, bienvenida a Arrebola.
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The strangers -Tan igualmente diferentes
Teen FictionAl morir nadie sabe qué pasará después, si hay vida después de la muerte, si simplemente desaparecemos para siempre, si nos vamos al cielo o al infierno. Aveces dicen que nuestra alma se queda en la tierra porque tiene algo que terminar, pero aquí e...