La biblioteca

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Iris:

Estaba aburrida mirando el techo en mi cuarto, había tratado de conocer a algunas personas pero ninguna se vio interesada en conocerme a mi. Me desanime un poco por ello, pero ¡hey! Llevo poco aquí, no tengo que estar de bajos ánimos por eso, ademas estoy bien sola.

Quería hacer algo, pero no sabía que, intente pintar, pero no tenía inspiración, intenté escribir, pero no me me venía ninguna idea, también intenté mejorar con mis poderes, pero no logré nada, y me frustré. Así que decidí hacer lo que más me gusta. Salí de mi habitación y camine hacia la biblioteca.
Di un salto de emoción cuando la encontré, una inmensa, en la entrada tenía dos columnas a los lados y todo parecía tan antiguo, los estantes llenos de diferentes libros, escaleras y gente leyendo en unos cómodos sillones. Por fuera, tal vez me veía normal, por dentro gritaba sorprendida, nunca en mi vida había visto una biblioteca tan grande, y leer era lo que más me gustaba hacer.
Observe todo detenidamente, fui hacia uno de los grandes estantes y tome un libro que me pareció interesante, misterio, romance y drama. Todo lo que me gustaba.

Me senté en uno de los sillones en una esquina y comencé a leer, no sin antes sentir el aroma, amaba el olor de los libros, lo sentía muy especial. No sé cuántas horas pasaron, pero termine el libro, me adentré mucho en la historia, me enojaba porque era bastante obvio quien era el asesino, pero ¡nadie lo veía! Mi madre solía decir que tenía un don especial para eso, que sabía perfectamente quien era el culpable, mi padre solía reírse de mi cuando tomaba mi lupa e investigaba a algún vecino nuevo que llegaba al pueblo. Salí de la biblioteca derramando algunas lágrimas, la historia me hizo llorar mucho ya que se había muerto mi personaje favorito al final del libro. Volví a mi cuarto y mire a mi alrededor, me encontré sola, como siempre.

Me vi en el espejo que estaba en una esquina del cuarto, podía ver perfectamente desde mi cabeza con mi pelo rubio hasta mis pies, me mire a los ojos, vi el verde de estos y mire mi piel, pálida, y tenía ojeras. Hice una mueca observándome, mi amor propio no era el mejor, y eso me destrozaba, pero lo ocultaba, como siempre con una sonrisa, la cual aveces me costaba formar. Me cambie fui al baño y al terminar me tiré a la cama, se me escapó una lagrima, pero finalmente me quede profundamente dormida.

Seth:

Al llegar a la biblioteca elegí un libro de acción y me senté en un sillón, estaba concentrado en lo mío cuando se abrió la puerta y mi mirada se desvió hacia ella, había una chica, la mire de arriba a abajo, rubia, cabello ligeramente ondulado, piel muy blanca. Vi su rostro, tenía una cara de asombro y emoción, sus ojos se abrieron demasiado, su expresión me resultó muy divertida, mis labios se curvaron ligeramente hacia arriba, ella camino por casi toda la biblioteca, observo todo, hasta los muebles, con su dedo delineaba los detalles de estos. Eligió un libro del área de misterio, y se sentó en uno de los sillones en una esquina. Desvíe mi mirada al darme cuenta de que no había dejado de contemplar todo lo que hacía desde que llegó.

Me sentí extraño, el libro que yo estaba leyendo era interesante, estaba bueno, pero ella me causaba mucha curiosidad, así que decidí levantar la vista para verla otra vez.
Ella hacía caras extrañas, al principio del libro estaba seria, al avanzar fruncía el seño y abría sus ojos como platos. Después reía en voz baja y sonreía, en una parte soltó un suspiro de alivio, y al final del libro terminó llorando en silencio, yo solo me reí muy bajo. Que extraña chica.

Iris:

El comienzo de las actividades no fue tan abrumador, me levante, hice todo lo que tenía que hacer y salí animadamente hacia mi clase. Estaba un poco perdida, así que decidí preguntarle a alguien donde quedaba la sala.

—Disculpa sabes donde queda la clase de él señor...¿Runamann?

—Es Rusmenn, y si, me llamo Jasper es un placer.—Dijo extendido su mano para saludarme, yo sé la acepté inmediatamente.

—Me llamó Iris.—Creo qué tal vez soné muy entusiasmada, pero nadie se había acercado a saludarme, tenía razones para estarlo.

—Lindo nombre, ven conmigo.

Me guío hasta el salón, avance hasta el último asiento con una sonrisa.
La clase comenzó y tome apuntes de todo, al parecer teníamos otra clase para ver cuáles serían nuestras nuevas armas, yo estaba nerviosa ya que no sabía utilizar ninguna, pero valía la pena intentar.
Al terminar y todas las clases de ese día, me apresuré a ir a la biblioteca otra vez.

Aún no podía borrar la emoción de mi rostro cada vez que entraba a ese lugar. Fui hacia la zona de misterio, no podía elegir un libro en particular, cerré los ojos y dejé que mi mano seleccionara uno al azar. Sherlock Holmes, mi favorito. Era increíble, había leído cada una de sus aventuras, pero nunca hacía mal hacerlo otra vez. No tenía muchas ganas de leer en la biblioteca, así que me lleve el libro y fui hasta la cafetería, llamada Stanford Cofee.

The strangers -Tan igualmente diferentes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora