Capítulo 24

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Huaisang quiso negarse al pedido de su esposo. A veces se preguntaba si Song Lan entendía lo que era vivir bajo el mismo techo que tu, ¿Ex amor? No lo sabía. Le era difícil poder leer a Zichen.
Con un suspiro pesado terminó aceptando que Xiao Xingchen y A-Qing se quedaran un tiempo en Qinghe hasta que encontraran un lugar donde vivir. El menor de los Nie comenzaba a sentir frustración.

Deseaba decirle a su esposo que no estaba cómodo con Xiao Xingchen, podía notar que el taoísta sentía alguna especie de cariño por Song Lan. Él entendía que era su amigo, la persona que había sacrificado sus ojos con tal de verlo bien, pero... ¿¡Por qué ahora parecía ignorarlo!?
Sí, Xiao Xingchen estaba vivo, ¡Aleluya! Pero...

«¡Él no es tu maldito esposo, Song Zichen!»

Sabía que necesitaba calmarse, sin embargo, ahora solo quería que su hermano mayor estuviera con él. Sentía que en cualquier momento se pondría a llorar como un maldito niño.
Ya había pasado una semana desde que esos dos estaban en Qinghe, y con todas sus fuerzas, deseaba que ya se esfumaran de su secta.

Fingir no era un problema, no para él. Sonreír de manera amable pero falsa, era algo que se le dió muy bien desde la muerte de su Da-ge.
La había preguntado a algunos de sus discípulos en dónde de encontraba su esposo, no espero que Song Lan se haya ido a vaya saber quién. Decidió contar hasta que algo lo haga explotar, luego hablaría con su esposo sobre irse así sin avisarle.

En otro lugar

Song Lan se encontraba acompañando a Xiao Xingchen y A-Qing, él podía notar la tensión en su pequeño esposo. Tensión que probablemente terminaría por lastimar a su esposo con esto.

—¿Estás seguro que el líder Nie no va a enojarse, Zichen? —preguntó Xingchen por enésima vez.

—No te preocupes, yo me encargaré después —«Si él deja que me explique y no me manda a dormir con algún perro»

Siguieron caminando por unas horas más hasta que decidieron volver a Qinghe. A Song Lan le pareció raro no ver a su esposo, pero eso cambió cuando lo vió salir junto a Lan Xichen y Wen Ning.
No le sorprendía la aparición del líder Lan en la secta, pero si le molestaba la presencia de Wen Ning.

Cuando ambos se fueron, Huaisang los saludó cuando notó sus presencias. La mirada del líder decía claramente “tú y yo hablaremos más tarde”.

—Esos eran...

—Sí. Eran Xichen-ge y Wen Ning.

Para Song Lan, la presencia de Wen Ning era igual de molesta que la de Xue Yang, pero no podía deshacerse del cadáver. No quería tener al Patriarca Yiling detrás de él.

—¿Qué estaban haciendo aquí? —preguntó no queriendo sonar exigente.
Huaisang quiso sonreír con victoria, pero se contuvo.

—Xichen-ge vino a invitarnos a celebrar su aniversario con Jiang Cheng —respondió con una dulce sonrisa.

—¿Y el Wen?

—Wen Ning vino a vigilar que Xichen-ge no hiciera nada estúpido, o eso había dicho Jiang Cheng.

No. Sinceramente no le gustaba.

Yiling

Yu Mei se encargaba de mantener vigilado a Xue Yang. Ya era la tercera vez que el mocoso se metía en problemas con los vendedores.
Esperaba poder seguir estando con él, aunque no estaba segura de cuánto tiempo más estaría con ese niño.
Ella creía que en un futuro ese pequeño diablillo encontraría a alguien que lo hiciera feliz y le diera una familia.

Xue Yang se encontraba jadeando en la cueva, correr de ese hombre fue algo complicado, pero cuando vió como entraba a los Túmulos Funerarios, desistió. Y no, según ese sujeto no era miedo.
Tenía tres años, no era estúpido. Él se daba cuenta del temor que algunos sentían cuando se acercaban a ese lugar. Agradecía que ninguno daba un paso más, no podía imaginar cómo se las arreglaría para perderlos.
Correr golpeado era algo que no le divertía, pero sinceramente, no se arrepentía con tal de tener algo para comer.

Los días en Yiling empezaron a pasar de una manera lenta, al igual que en Qinghe Nie.
Xiao XingChen aún seguía pensando sobre las palabras que Xue Yang le había dicho, por más que intentara olvidarse de todo eso, la voz de ese despreciable ser seguía reproduciéndose en su cabeza.

A-Qing pasaba por lo mismo, ella se seguía negando a aceptar un hecho como ese. Pensar en que ese maldito había sacrificado todo con tal de traerlos de regreso... ¡Ja! A otra persona con algo así.
Lo que más le molestaba, a parte de pensar en Xue Yang, era la relación que el líder Nie y Song DaoZhang tenían. Sabía que no era quien para meterse, pero aún tenía leve esperanzada de que él y su DaoZhang terminaran juntos. Intentó hacer de todo con tal de juntarlos, pero eso solo provocó que Song DaoZhang dejara de hablarles.
Tenía buenas intenciones, sin embargo, no era esa la manera.

Nie HuaiSang la vigilaba constantemente, entendía que ella sola se lo buscó, pero su DaoZhang no parecía muy feliz con esa relación.
Tener la mirada del líder Nie sobre ella todo el día, hora u momento, no era muy gratificante. Paró cuando el líder de GusuLan y Yunmeng Jiang aparecieron. HuaiSang se había olvidado de su presencia en esas horas.
En ese tiempo pudo notar varias cosas, una de ellas era que, a su Song DaoZhang no le gustaba la relación que su esposo tenía con esos dos. La otra, era que había entendido el amor que ambos se tenían.

Cuando los líderes de fueron, Song DaoZhang se había acercado rápidamente al hombre de menor estatura. Lo inspeccionó provocando la risa de este último.
Ella internamente deseó que algún día su DaoZhang tuviera algo así, ahora ya no le importaba que fuera con Song DaoZhang. Eso sí, jamás aceptaría que esa persona fuera Xue Yang. Ese no se lo merecía en absoluto.

HuaiSang no quería que ninguno de vaya, los había llegado a tolerar a ambos mientras estuvieron en su secta. Intentó persuadir a su esposo para que se quedaran, pero este le dijo que sus amigos necesitaban espacio para ellos. Formó un puchero cuando vió que no consiguió nada, sin embargo, consiguió que su hermoso esposo lo mantuviera en la cama por unas cuantas horas.

—¿Aún sigues decidido? —preguntó HuaiSang mirando a su esposo.

—Sí —fue la respuesta que obtuvo.

—Pero...

—Ellos necesitan su espacio, A-Sang.

Él lo entendía, pero no quería que se vayan.
Sí, había estado celoso todo este tiempo que estuvieron en Qinghe, pero eso ya había pasado. ¿Por qué no podían quedarse?

—Vendremos a visitarlos —habló Xiao XingChen.

—¡Más les vale! —exclamó el líder Nie, mientras que su esposo negaba con la cabeza.

Su pequeño A-Sang era demasiado terco para su propio bien.

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Nuevo capítulo.
Un poco de celos.
Lamento la demora.
Espero les guste.
Comenten.


Las aventuras de A-Yang, y los celosos juniors[ACTUALIZACIONES LENTAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora