- ᴜɴᴏ: ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ -

653 63 43
                                    

— Escuché que el señor Lim regalaría el pan que le quedó de ayer — comentó.

El chico de cabello negro extendió su brazo hacia ella para que tomara su mano y pudiera cruzar ese pequeño arroyo inofensivo. Ella tomó su mano sonriendo para volver a colocarse a su lado y seguir caminando sin un rumbo en específico con los dedos entrelazados. 

— ¿Crees que sea capaz de regalar el pan? — identificó cierta ilusión en su voz.

Por supuesto que había comenzado a hacerse ilusiones, después de todo era alguien amante del pan, sonrió ante su pequeño hallazgo, le encantaba verlo feliz; entonces se apresuró en tomar la otra mano del chico y entrelazar sus dedos de manera tierna. Soobin sonrió con un ligero sonrojo en sus mejillas reforzando la unión entre sus manos. 

Débiles rayos de sol colaban por entre las hojas de los abetos a su alrededor, era un extenso bosque al que nadie penetraba, era fresco, pero no uno insoportable, al menos no en esta época del año. Él cada cierto tiempo la tomaba por la cintura cuando el camino se volvía rocoso, no quería que se fuese hacer el más mínimo daño en aquel bosque que era como su lugar secreto. La joven pareja disfrutaban el escabullirse de vez en cuando sin importar la época del año. Enormes pinos son de los testigos de cada vivencia entre ellos, son estos mismos que han de guardar su más grande secreto enterrados.

La joven que lleva por nombre Sooyeon, lleva de un largo vestido beige, que se ciñe a su cintura por el corset de piel que lleva sobre este, su largo cabello ondeacon cada ráfaga de viento que se cuela por los árboles ocasionando el crujir de las hojas. Unas cuantas piñas caen de los pinos a sus alrededores, escucha de unas ramas quebrarse cerca a ellos.imaginan que deben de tirarse de algún zorro o un conejo que pasado cerca.

Un escalofrío la invade a lo que se abraza al cuerpo de Soobin en busca de su calor, ocultando su rostro en el pecho del joven.

— Quizás, el pan que no es del día no suele venderse. Sabes cómo es la clase alta.

Soobin asintió, acaricia con dulzura la longitud de sus brazos para luego depositar un corto beso en la coronilla. La aparta para quitarse su abrigo al notar que Sooyeon no para de temblar y con este mismo cubrirla, volviendo a pegar a la joven contra su pecho, escuchando así el latir de su corazón, a lo que cerró sus ojos por la paz que aquello le transmitía.

— No te muevas, quiero estar así contigo solo un poco más —. Susurró para ellos dos a manera de suplica. 

— No lo haré, princesa —. Respondió Soobin.

Sintió como apretó sus brazos alrededor de su cuerpo y una sonrisa tímida se dibujo en su rostro por aquel momento tan simple, tan íntimo dónde solo son ellos y nada más.

Solo ellos dentro de las profundidades de aquel inmenso bosque, sin nadie que los observé, sin que nadie los juzgue. Solo ellos siendo ellos mismos, deseando que se vuelva eterno ese momento en el que se les permite tocarse, desearse, amarse, sin que sea algo prohibido. Solo ellos en su burbuja de amor.

Pero todo esto no sería real, y lo sabían, tenían que regresar a esa realidad donde lo suyo no podría ser. El tiempo sigue corriendo y con esto se anuncia la hora de su regreso en el que nos se sueltan, pues el "nosotros" no existe en esa realidad en la que les ha tocado vivir.

 El tiempo sigue corriendo y con esto se anuncia la hora de su regreso en el que nos se sueltan, pues el "nosotros" no existe en esa realidad en la que les ha tocado vivir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No Regrets |•Choi Soobin, Choi Beomgyu•|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora