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Leorio finalmente abrió sus ojos, sentía un dolor punzante en su cien. No entendía por qué Kurapika se ponía así. Observó a su al rededor encontrando al pequeño reloj de mesa; son las cinco de la mañana.

¿Tan fuerte me golpeó?

Intentó levantarse pero algo se lo impidió, o mejor dicho alguien. Sintió como su cintura era prisionera por unos brazos, vio de donde venían y una agradable sorpresa fue lo que encontró. El Kurapika del picnic estaba abrazándolo como si de un koala se tratara.

Un sentimiento de ternura y cariño se apoderó de su corazón.

A pesar que aún no entendía por qué ese Kurapika era tan amigable aprovecharía el momento.

Se volvió acostar y se acercó más hacia su amigo, permitiendo que el olor a miel característico del rubio lo embriagará a los brazos de Morfeo.

•°•°•°•

-Leorio, despierta.

Podía escuchar unos susurros lejanos, los ignoró. Prefería seguir en su sueño donde se encontraba en una bella casita en el campo junto a Kurapika.

-¡Despierta!

Después de aquel grito la casita se incendió y pudo sentir un golpe seco provocando que se levantara de inmediato.

-¿Donde está el encendedor? -preguntó el de ropa colorada.

-¿Quedó leche? -inquirió el del examen de cazador.

-¿Donde queda el almacén más cercano? -alzó su mano el de anteojos grandes.

El aprendiz de doctor estaba más que confundido, ni despabilar pudo que ya lo llenaron de preguntas. Ni siquiera sabía que día era.

-Primero que nada, buenos días -habló finalmente.

-¡Buenos días! -el único que contestó el saludo fue el más pequeño.

-¿El encendedor donde esta? -volvió a formular el de la mansión Zoldyck.

Los demás Kurapika también volvieron a formular sus preguntas confundiéndolo más. Se levantó con prisa de la cama resignado pero antes de que pudiera dar un paso sintió el piso en su rostro.

-¿Te caíste? -preguntó el del examen de cazador.

-No, ¿como crees? Sólo le di el beso de buenos días al piso -contestó con ironía, su mañana comenzaba fatal.

-Solo a ti se te ocurre levantarte rápido cuando ni siquiera terminaste de despertarte - se burló el Kurapika de YorkShin.

-Esto no hubiese pasado si no me invadieran con tantas preguntas, la casita se quemó -se quejó, aunque nadie entendió a que se refería con lo último - Me voy a bañar y luego sacan sus dudas.

Los Kurapika se retiraron de la alcoba y Leorio suspiró en paz.

•°•°•°•

Para suerte del Paladiknight el desayuno fue bastante tranquilo, incluso se anima a decir que fue agradable.

-Debería ir hacer las compras -susurró para si mismo Leorio, pues hacía las compras una vez por mes y, aunque tenía previsto que esos ramen le alcanzaran por una semana más, no pudo ser por los siete intrusos.

-Voy contigo -se autoinvito el de anteojos grandes por alguna rara razón.

-¡Y-yo también! -pidió el pequeño, como nunca había salido de su aldea quería aprovechar para conocer el mundo exterior.

-Esta bien, los demás pueden hacer lo que gusten -dijo Leorio y el resto de Kurapika asintieron.

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kurapika's -leopikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora