𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘤𝘢𝘵𝘰𝘳𝘤𝘦.

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Dos meses transcurridos pueden bastar ( o en algunos casos no) para cambiar el rumbo de las cosas. Genya estaba emocionado ya que por fin, tras ruegos y ruegos a su hermano accedió a comprarle un teléfono nuevo.

Pero, había algo que no podía hacer.

—¡Vamos! ¡Por favor solo dámelo! —rogó nuevamente.

—¡Que no! ¡Anda, se un hombre! Mides uno ochenta, tienes cara de malechor y aquí estás, como tonto por algo tan fácil como decir "Dame tu número" —Muichiro ya no pensaba seguir ayudándolo, era momento de que su pichón abandonará el nido.

—¡Tienes que hacerlo! ¡Por favor! —Insistió una vez más haciendo que el contrario rodara los ojos.

—¡Ya basta! De todas maneras no podría dártelo, mi celular está MUERTO. —Recalcó la última palabra— A las chicas les gusta la decisión, ve y dile "Oye linda pollita, dame tu número de teléfono".

—¡JAMAS PODRIA DECIR ALGO ASÍ!

El ojimenta rodó los ojos una vez más, le daba cierta pena ver así a Genya pero ya era hora de darle su espacio, que el empezara a confiar más en si mismo y dejar su vergüenza atrás.
Eso era lo que un buen amigo haría.

Además... Ya no quería levantarse temprano para salir, se quedaba viendo series hasta al amanecer así que con cada salida acababa aún más demacrado.

Soltó un largo suspiro — ¿Y si le pides consejos a tu hermano? Ya que no te gustan los míos... —Respondió un tanto ofendido.

—Es que la mayoría de las cosas lo comparas con animales... Me da vergüenza pensar en eso... —Desvió su rostro hacía otra dirección, luego se tomó las sienes— ¡Ahg! ¡No podría siquiera preguntarle algo sobre esto a mí hermano! ¡Moriría con solo intentarlo!

—¡Genya! —Lo tomó de ambos hombros y empezó a sacudirlo— ¡Me vas a volver loco! ¡¿A quien saliste así?! ¡Tus hermanos no se parecen en nada a ti!

—¡Es que yo no lo sé! ¡Un día solo desperté y ya era así!

—Rayos... —Murmuro al ver su grupo ya entrando al salón— luego terminamos de hablar —Añadió parándose del asiento.

—¿Si me lo vas a dar?

—No. —Culminó la charla. Al ver que Genya bajo la mirada se sintió mal, resopló— ¡Está bien! Te ayudaré a pedírselo... Voy a estar cuando se lo pidas así que cálmate.. —Contestó desviando la mirada. Algunas veces era muy fácil doblegarlo.

El pelinegro sonrió y le desordeno el cabello alegre.

— ¿Crees que te fue bien? — Indagó T/n al salir del salón en compañía de su amigo

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— ¿Crees que te fue bien? — Indagó T/n al salir del salón en compañía de su amigo.

—Cincuenta porciento de probabilidad de que sí, cincuenta por ciento de que no.

꒰@CYBERWAVE꒱♡ 90s | Genya Shinazugawa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora