🦉Piloto 🦉

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—“Vierte tu alma en cada balón” —

•🦉•

No tenía muy claro que podría significar la frase de ese banner, por lo menos no cuando lo escuché por primera vez y tal vez era que para ese entonces no me tomé el tiempo de analizarla, pero, aunque eso fuera así, apenas ví como jugaba ese sujeto, entendí.

Entendí con facilidad cada palabra que abordaba esa frase.

Solo porque lo ví mientras por pura casualidad pasaba por el estadio después de haber perdido en los cuartos de final del torneo de escuela media, ví como si lo iluminarán miles de reflectores a él y a su jugada, al balón, al punto que había hecho desde el centro de la cancha.

Bien pude haberme desmayado de la impresión ahí mismo.

Mis ojos se quedaron colgados de sus manos, de sus respiraciones, de sus ojos, de sus piernas, de sus saltos y de sus aterrizajes.

Desde ahí, él empezó a existir en mí.

[…]

Alfin parecía que iba a hacer un bonito día, hasta que faltando una cuadra para llegar a la academia, empezó a llover.

Ella, para su mucha lástima iba empapada de pies a cabeza. Estaba en la entrada de la escuela, secando con una pequeña toalla su cabello para al menos así no pescar un resfriado.

—¡Hey, niña líbero! — Se escuchó que llamaban a la lejanía. Así se refería él a ella. — ¡Yuuchan! –.

Una corriente eléctrica le recorrió a la chica, haciendo que su cara de inmediato se tornase de rojo y volteara a mirar de donde provenía esa voz, aunque, realmente era muy obvio.

—Bokuto-san… — Distinguió al muchacho, que estaba cercano en a la entrada con Keiji y un paraguas. — Y Akaashi. –.

Sin mucho por poder hacer, siguió moviendo la pequeña toalla color crema en sus hebras rosadas.
Koutaro aceleró un poco el pasó hasta llegar a la chica, tras cambiarse los zapatos se agachó a la altura de ella, que estaba en cuclillas y le sonrió.

—Qué tal, Yuuchan. — Saludó. –.

—B-buenos días, Bokuto-san. — Saludó la chica de regreso. –.

El rostro del muchacho le resultaba precioso y su presencia que era tan cálida y brillante que se le asimilaba mucho al sol. Él era increíble. Tras reincorporarse, Koutaro hizo un ademán a Akaashi para que fuera hacia ellos.

Mientras tanto, Yuzuru, con la cara cubierta por la toalla con la que secaba su cabello miraba por el rabillo del ojo al muchacho de cabellos bicolores,
pronto él también poso sus ojos brillantes en la chica y le sonrió mientras se le apoderaba un muy mínimo sonrojo en las mejillas.

—Déjame ayudarte a secar tu cabello. — Sugirió Koutaro, poniendo su mano sobre la de ella. — ¿sí? –.

Ella sonriente, con su corazón latiendo un mil por ciento más de lo normal, asintió y quitó su mano de ahí… lentamente para poder seguir sintiendo el tacto cálido, un poco áspero y ligeramente calloso de su estimado senpai.

Yuzuru miro hacia abajo, sintiéndose la más afortunada.

Por su lado, Bokuto movía sus manos con cuidado y delicadamente para no llegar a jalar el cabello de la chica, cuando algunos cabellos cortos empezaban a saltar a la cara de la Yuzuru, él los tocaba, comprobando que estuvieran ya secos.

—Quiero ver que tal me sale la cola de caballo ahora. — Pregunto Koutaro. — así que... ¿Puedo peinarte? –.

No era experto en el tema, pero sabía hacer una que otra cosa y últimamente la cola de caballo le salía mejor que otras veces. La pecosa asintió. Apenas terminar, Bokuto puso la toalla sobre el hombro de su kohai y esta se puso de pie junto a él.

Era pequeña, apenas medía 1.53, además de que también jugaba Voley, su posición era líbero como lo había mencionado ya antes Bokuto, sin embargo, sus habilidades ofensivas superaban por poco a su habilidad defensiva.

Aun así, prefería defender.

—Buenos días, Houkarou-san. — Saludo Akaashi, sacudiendo con suavidad la sombrilla lejos de los chicos para no mojarlos. Acababa de cambiarse los zapatos. –.

—Buenos días, Akaashi. — Ella le sonrió al chico y subió un poco su mano para chocar los cinco con él. –.

Keiji imitó su acción y tras chocar palmas, dejó la sombrilla en un contenedor que estaba en la entrada exclusivamente para días como esos, grises y lluviosos.

—Houkarou-san, ten. — Sacó de su mochila un dulce. –.

—Wooo. Gracias, Akaashi. — Ella tomó el dulce y de inmediato empezó a comerlo, estaba delicioso, tanto como lo imaginaba. –.

Bokuto, que observaba como la chica se comía con mucho gusto su dulce, se acercó a ella con su cabello de puntas hacia abajo, también quería del dulce y si era del que ya había mordido la menor, mejor que mejor.

—Yuuchan… — Miro el bicolor a la chica, mientras mantenía su cabeza sobre el hombro de ella. — Yo también… quiero. –.

Apenas pudo verlo por un segundo, luego volteó a ver a otro lado donde casualmente Keiji la miraba con las cejas levantadas, como preguntando con la mirada: “¿No es esto lo que querías?” mientras el mismo, rebuscaba en su maleta otro dulce, está vez para darle a Koutaro. La de cabellos rosas lo notó y de inmediato y lo más disimuladamente que pudo le movió el pie al azabache para que dejará eso. Esta vez se las iba a arreglar sola.

—Yuuchaaaaaaan. — Llamo el mayor, de nuevo, está vez con pucheros. –.

La chica partió lo que quedaba del dulce, separando la parte que había estado más cerca de su boca con la que no tocó.

—Bokuto-san, aquí. — Le acerco una parte del dulce a la cara, aún sin mirarlo. — ... No toque este pedazo, así que se lo puede co–.

Fue interrumpida al sentir los labios del chico arrebatarle de los dedos el dulce y por su parte, Akaashi estaba sorprendido por el hecho de que su amigo hiciera eso sin un apice de vergüenza.

El de cabello albino, se separó de la chica con una sonrisa, agradecía enormemente a su pequeña kohai.

—Houkarou-san, ¿hoy también entrenará con nosotros? — Dijo adelantando un poco el pasó para no llegar tarde a la clase. –.

—Sí me lo permiten, claro que lo haré. — Dijo, ahora la chica jalando de la camisa al búho consentido del Fukurodani. — Aunque de todas formas miraré si hay alguien nuevo que quiera hacer algo en el club. –.

—Heeeh. Es admirable que seas tan perseverante con el equipo femenino. — Mencionó Bokuto. — Creo que eres increíble, Yuuchan... Bueno, de todas formas, eres bienvenida al entrenamiento tanto como quieras. –.

A la menor se le encendió la cara rápidamente ante las palabras y los actos del muchacho.
El azabache los veía con una sonrisa tranquila, porque ambos eran unos totales idiotas.

Keiji suspiró y siguió caminando.

—No sé queden ahí o llegarán tarde. — Dijo. –.

—Hey, espérame Akaashi. — Camino detrás de él, Bokuto y detrás de Bokuto, Yuzuru. –.

—Que malo, Akaashi. — Dijo ahora la chica, sacándole la lengua a su compañero de clase. –.

Bokuto miro hacia atrás por un segundo y al ver a la chica por ese diminuto segundo, se sintió completo.

Después de todo, al gran búho le gustaba su kohai.

Posiblemente esto tenga de diez a quince capítulos

owl ! 旦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora