-El Hombre Mitad Cabra.-

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Capítulo 2.—

—Esos bastardos creen que tienen un oportunidad contra ustedes, majestad.—Jugó un poco con la botella de vino en sus manos. —Sería una pena que tuvieran razón al final, ¿No lo cree?

George alzó una ceja ante aquellas palabras.

Sabía poco de política y negociaciones, pero estaba seguro de lo que estaba por suceder.

Ese sujeto estaba por ofrecerle una alianza entre sus reinos.

—Hay que ser realistas señor.—Finalmente dejó en paz el envase de cristal, y procedió a abrirlo, para derramar el líquido rojo en dos copas diferentes.—¿Gusta un poco?—Preguntó acercandole el trago.

El joven de capa azul y, ahora, corona de rey, se negó ante esto, mostrando su palma en señal de negación.

—Usted se lo pierde.—Tomó un trago.

En su lugar, el hombre que cargaba con dos grandes cuernos creciendo desde su cráneo, le pasó la copa destinada al rey, a su acompañante, el cual estaba sentado a su lado, mirando al resto de las personas de manera expectante.

Se trataba de un individuo algo peculiar. Lo primero que llamaba la atención al verlo, era un gran corte que iba desde la parte inferir de su labio, pasaba uno de sus ojos y terminaba cerca de su ceja.

Al ver aquella cicatriz, solo se podía pensar en lo dolorosa que tuvo que ser la herida abierta.

A diferencia del monarca, él si aceptó el vaso, tomando su contenido de manera lenta, disfrutando el ardor en su garganta al tragar el líquido amargo.

Lo segundo que podías notar en él, era su manera de vestir. Una camisa blanca mal abotonada, junto a una corbata corta de color rojo, la cual ni siquiera estaba hecha, y solo caía por ambos lados, rodeando su cuello.

Usaba botas altas de cuero negro, llegandole casi a la rodilla, gracias a esto, casi no podías notar sus informales y desgastados pantalones color canela, combinando con su casi morena piel.

Por último estaba su cabello, totalmente desordenado, sobresaliendo levemente de un gorro de lana color azul.

Cualquiera pensaría que se trata de un pobre chico de las calles, o en su defecto, de un sujeto cuya relación con lo legal, era prácticamente inexistente.

Cuando realmente, se trataba de un maldito emperador.

Verlo sentarse al lado de su antiguo compañero de vida, un hombre cuya cornadura ya ha sido mencionada, era ver al ying y al yang personificados.

Debido a que muy por el contrario, el otro presente poseía un cabello largo y negro, perfectamente arreglado hacia atrás, haciendo resaltar sus cuernos más de lo que debería.

Era claramente un híbrido.

Usaba un pulcro traje de color negro, encima de una camisa rojo vino.

Varias cadenas colgaban de su cuello, la mayoría eran claramente de oro, dejando en claro su estatus social.

Varias joyas y anillos adornaban sus manos, así como también adornaban el resto de sus vestiduras.

Si se les veía juntos, se podía deducir que eran seres incapaces de respirar el aire del otro, o de si quiera coexistir en el mismo universo.

𝕭𝖑𝖎𝖓𝖉 𝕯𝖗𝖊𝖆𝖒... Un Sueño A Ciegas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora