-Till The End. Parte 2-

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—Capítulo 4.—

Se había atado su rubia y sucia cabellera.
Tomaba los mechones con cuidado y los enroscaba entre sí, trenzandolos lo mejor que podía.

Pronto ya estaba listo. Sus dorados cabellos se mostraban en un perfecto peinado, callendo por uno de sus hombros.

Pero no duraría mucho tiempo así.

Rebusco entre las pocas cosas que había logrado llevar a la prisión. Un par de dulces que de seguro le pertenecían a Tommy, algunos lápices y lo que buscaba, unas tijeras filosas, hechas a mano.

Tomó el objeto filoso y lo llevó con delicadeza al lugar indicado. Se guió con nada más que el tacto y cuando llegó al punto donde la trenza comenzaba, la cortó.

El largo mechón calló al suelo y las tijeras fueron guardadas nuevamente.

Dejó caer su cabeza en la pared de la celda, escuchando una y otra vez el sonido incesante de un reloj fuera de la misma.

Si se quedaba ahí un minuto más, iba a perder la cabeza.

Si no es que ya lo había hecho.

Se pasó una mano por donde anteriormente estaba su extraño peinado, sintiendo como las puntas de su maltrato cabello le raspaban los dedos.

Eso le gustaba, dejarlo crecer y después cortarlo, una y otra vez.

Porque así era todo sentimiento dentro suyo, se engrandecia gracias a las personas, a las cosas.

Pero después terminaba por ser arrancado de su vida.

Los amigos llegaban y se iban tan pronto como era necesario. Las heridas empezaban frescas, pero después cicatrizaban. Los amantes... Los amantes se quedaban. Pero no para siempre.

Era como plantar una bella flor en un jardín, admirar sus tallos crecer y expandirse bajó la tierra, esperar pacientemente a que los pequeños capullos se conviertan en rosas y después no hacer nada más que mirarle. Mirarle con amor.

Y cortarla. Pero no de raíz, dejar un poco de esta aún bajo el suelo, para que así vuelva a crecer.

Una y otra vez, condenado a repetir el ciclo, sin nada, ni nadie que le ayudara a romperlo, o al menos a intentar.

Esa era la vida que le habían obligado a vivir. Una vida donde le habían arrebatado todo. Su familia, su inocencia, su felicidad.

Lo habían transformado en un monstruo, en un asesino y esas cosas eran imposibles de borrar.

La primera vez que mató a alguien, se asustó.

La segunda vez, fue menos el dolor en su pecho.

La tercera, logró manejarse para no derramar tantas lágrimas.

Pero después de años de hacerlo, ya era parte de quien era. Y lo odiaba.

Ahora estaba preocupado, no por Tommy. Era un fantasma después de todo.

Estaba preocupado por como iba a ser después de morir.

Tenía un plan, uno que esperaba le pudiera ayudar a escapar de la venganza del joven rey. Pero ¿y si el plan no funcionaba? ¿Y si por primera vez en la historia, lo habían atrapado?

Al parecer me atrapaste, George.—Musito, para si mismo.

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𝕭𝖑𝖎𝖓𝖉 𝕯𝖗𝖊𝖆𝖒... Un Sueño A Ciegas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora