Prólogo

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Prólogo

I wish that I could wake up with amnesia
And forget about the stupid little things
— Amnesia, 5 Seconds Of Summer

Manhattan siempre me ha parecido una ciudad hermosa, amo los edificios, las luces, las personas, todo es increíble. Pero hay una magia en la noche que parece ser simplemente inexplicable.

Va más allá de lo físico y lo visual, es lo que se percibe en las personas, poder palpar las emociones de los demás de una manera tan rápida porque no son muchos los que esconden su sentir.

Jamás descarté la idea de dejar Boston algún día y mudarme a Manhattan, solo para poder disfrutar de esa sensación cada día, pero por mucho tiempo me conformé con estar solo un par de días.

Agradezco que fuera mí lugar especial.

Viernes, 19 de noviembre, 2021

Quisiera poder decir que tomar el avión privado de imprevisto y volar a esta ciudad ha sido lo más loco que hemos hecho esta semana, pero estaría mintiendo.

Una de las últimas canciones de Code red suena por todo el lugar mientras algunas personas bailan y otros solo corean lo que pueden.

—Amo tanto esa banda —sonríe Eva desde uno de los asientos del VIP, sus ojos están brillosos y ríe por todo, clara señal de que fueron suficientes tragos para ella.

—Lo has repetido unas veinte veces, cariño, lo sabemos —Athan acaricia su cabello con delicadeza, sabiendo que tendrá que lidiar con una borracha y dos chicas más que están a punto de estarlo también.

Hablo de Stassie —nuestra otra amiga— y yo, por si no se entendió. Eso es lo negativo de ser el único chico en este viaje express; tampoco es como si tuviera muchos amigos.

—Amo esa canción —Stassie se emociona sobre otra canción de la misma banda, es pegadiza pero no recuerdo muy bien su nombre, algo sobre una relación pasajera, ni idea, tiene buen ritmo—. ¡Hay que bailar! —la pelinegra intenta jalarme hasta las escaleras mientras yo miro a Athan, esperando que me auxilie.

—¡Genial! esta también está ebria —lo oigo murmurar mientras ignora mi señal de auxilio y mira a Stassie sin mucha gracia.

Tampoco es que yo ponga mucha resistencia, no estoy tan ebria como mis amigas pero me siento bastante relajada y dispuesta a hacer cosas que no haría sobria, por ejemplo, hacer el ridículo en un club atestado de jóvenes.

Today I can't play that I really love you —canta o más bien grita Stassie entre la multitud. Ella suele ser una persona bastante tranquila, pero en cuanto colocan varias cervezas en sus manos, sus ojos azules no dejan de brillar y su boca no para de hablar.

—¿No crees que fue mucho por hoy? Hay que irnos al pent house —trato de convencerla, aunque ahora parece volver a su estado de ánimo natural.

—No estoy ebria, Delaney. Algo frenética, sí, pero soy muy consciente de mis actos, lo prometo —sonríe mientras mueve sus caderas y su cabello.

—Eres todo un caso —niego con la cabeza—. Voy al tocador, ahora vuelvo, no te pierdas.

Ella asiente sin darme mucha atención mientras yo intento salir del cúmulo de personas que dicen estar bailando cuando solo se frotan unos a otros.

Cuando llego al pasillo donde se encuentran los baños, parece un universo apartado del antro, todo está muy silencioso y más iluminado que el salón anterior.

Una vez frente al espejo, acomodo mi cabello que para ser sincera no está fuera de su lugar, solo lo hago por hacerlo, ni siquiera sé exactamente qué hago aquí, solo necesitaba salir de ahí, ya la Delaney sociable desapareció, se agota muy rápido.

El culpable del errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora