Capítulo cinco

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5|  Interrogatorio a Phoenix.

Y si fueras mía
Te llenaría todo el día de sonrisas

Hasta en mis sueños tu boca presumiría
Amor de cine, Humbe.

Viernes, 24 de Mayo, 2019.

—¡Tengo un montón de arena en mis zapatos! —se queja Eva detrás de nosotros.

—Te advertí que esto iba a pasar. ¡Te dije que te sacaras los zapatos! —murmura Caden, ellos dos son como una pareja mayor, discutiendo durante gran parte del tiempo.

—Pero yo no me los quería sacar, ¿Cuál es el problema? —le reta ella, avanzamos mientras ellos dos continúan su altercado.

—¿Todo bien? Estás como super callado —me dirijo a Phoenix que se encarga de chocar su mano suavemente contra la mía mientras caminamos.

—¿No sería más extraño que sea super hablador? —oigo una ligera risa mientras entrelaza su mano con la mía.

—Tienes un punto —seguimos caminando hacia ningún lugar en específico, solo recorriendo la playa de Malibú con mis amigos.

Stassie, Olivier, Phoenix, Athan y yo volteamos alarmados al escuchar un chillido de parte de Eva.

—¡Díganle que me baje! —pide, Caden la lleva en sus brazos como si de una princesa se tratase.

—Me dijiste que te sentías incómoda al caminar; te estoy ayudando. Qué mal agradecida, ¿Así te criaron tus padres?

—Niños —Olivier rueda los ojos.

—¿Con qué moral te atreves a decir eso? —se burla Stassie. Esos dos pelean con más frecuencia que Athan y yo... O que Caden y Eva.

—¿Podemos volver a casa? No sé cómo se nos ocurrió salir a caminar después de un viaje de seis horas —bosteza Athan. Y todos estamos de acuerdo con él. Tenemos todo un fin de semana para disfrutar.

8:46 pm.

—Mira ese cerdito de peluche. Simplemente hermoso —emocionada, llevo conmigo a Phoenix hasta el puesto de la feria donde obtienes un premio al encestar un balón.

—¿No tienes como veinte de esos en Boston? —cuestiona pero de igual manera saca un ticket de su bolsillo.

—Sí, pero ninguno es un cerdito, Phoenix —hablo obvia.

Nos acercamos al puesto donde solo hay una señora bajita con mejillas regordetas, quien supongo es la encargada y una niña junto a la que parece ser su hermana mayor jugando.

Phoenix es el encargado de cambiar el ticket para que posteriormente nos expliquen cómo funciona este asunto.

—Tienen tres oportunidades para encestar, si lo logran, pueden escoger el premio que quieran llevarse.

—Entendido, gracias —mi sonrisa se borra con una gran facilidad cuando Phoenix recibe el balón y yo no— ¿Por qué tú tienes la oportunidad de encestar?

—No es la gran cosa, Laney —separa nuestras manos, que ni siquiera había notado estaban unidas.

No tengo tiempo para refutar, pues él hace su primer intento y falla, falla por mucho.

—Es mi turno —me aproximo a quitar el balón de sus manos. Estoy segura de que puedo hacerlo.

—Déjame intentar una última vez, espera. Solo no estaba concentrado —sacude la cabeza y cambia de posición una y otra vez, vuelve a lanzar y falla... de nuevo.

El culpable del errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora