Séptima Parte: 'Liberación'

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Una castaña delgada, de cabellos cortos y figura curvilínea, estaba sentada, cruzada de piernas en el medio del lugar, dándole la espalda. Ella miraba el horizonte sumida en el silencio que le proporcionaba la noche.

A su pequeña espalda se amoldaba una camiseta blanca sin mangas a pesar de que eran las 9:00 de la noche. Por las montañas corría un viento estremecedor, pero ella no parecía tener frío, o tal vez no le importaba lo suficiente como para abandonar y dejar de admirar el cielo estrellado desde aquel punto, que precisamente, lo hacía ver como una ilustración caricaturesca. Quizás el frío, más la tierra que estaba ensuciando su pantalón de vestir color ocre, no eran razón suficiente como para hacerla alejarse de algo tan inalcanzable como lo eran los seres celestes.

Soobin se sorprendió inevitablemente por dos razones; él juraba que nadie más conocía ese lugar aparte de los que estuvieron esa noche, y como segunda sorpresa, la persona que veían sus ojos era alguien a quien jamás creyó ver en dicho lugar.

Nadie más ni nadie menos que la consentida hija única del teniente.

Oh Arin.

Soobin dio un paso adelante haciendo a su zapato raer la tierra de la cual estuvo fuera de contacto largas y deprimentes semanas, extrañándola, asimismo rompiendo también con el ambiente taciturno del que gozaba Arin minutos atrás.

La chica se giró hacia el sutil ruido algo turbada por el sobresalto de la sospecha inicial de ser descubierta, pero al ver al autor de aquel ruido, la muchacha solo sintió alivió y permitió que su postura rígida se relajara poco a poco.

Cuando sus ojos se encontraron, Arin le sonrió de lado casi con una timidez impregnada que solo le daba un aura más angelical.

Tan angelical y bella bajo el grácil brillo de luna, que dejó embobado a Soobin unos segundos antes de que pudiera reaccionar y maniobrar un siguiente movimiento.

El silencio se extendió por varios segundos con la conexión de orbes aún presente.

Un mutismo ajeno a cualquier incomodidad o tensión.

Solo eran dos personas que, coincidentemente, creyeron que la luna y sus pequeñas amigas refulgentes les transmitirán un poco de sosiego a sus atormentadas existencias.

Un poco de paz para sus débiles corazones que debían enfrentan adversidades diferentes y de distinta magnitud, pero al fin y al cabo, adversidades.

Cómo cualquier ser humano.

Adversidades diferentes les había puesto el destino.

Pero todo sucede por algo.

Todo tiene una razón.

Y que ambos estuvieran en dicho lugar, en aquel preciso momento.

También significaba algo.

Y lo que significaba era: "Serendipia" "Libertad" "Verdad".

"¿Te molesta si me siento?" preguntó esbozando una sonrisa con voz aterciopelada, rompiendo el silencio, mas no la conexión de miradas.

Arin asintió y devolvió su vista al frente.

Escuchó los terrosos pasos de Soobin a sus espaldas.

Ella le tenía miedo a todos los hombres del lugar, pero Soobin le brindaba un sentimiento de calidez y seguridad que jamás creyó sentir con alguno de los subordinados de su padre.

No podía creer que por fin tendría contacto con él después de haberlo visto por tanto tiempo a lo lejos.

Soobin sintió la brisa nocturna rugir con vigor esa noche. Paso a paso, su corazón se emocionaba predispuesto, siendo algo automático y connatural, Soobin no podía controlarlo.

WHAT A MAN IS SUPPOSED TO DO [Yeonbin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora