Novena Parte: 'Decepción'

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Sus manos temblaban al hacer contacto con el picaporte, su respiración era un caos, y las lágrimas de temor no cesaban ni aunque horas hubieran pasado desde su huida.

Tan solo había sido un año lejos de casa, pero se habían sentido como siglos debido a la exposición a lo desconocido, a la incertidumbre y a la bienvenida del sufrimiento.

Años bajo el manto de seda familiar y bajo la protección de unas alas doradas, le habían costado caro.

Años de creer que el mundo era como en los libros, había empeorado la realización de que, tristemente, el mundo real es incluso más cruel que nuestras propias idealizaciones más pesimistas.

Años de mentiras sobre el amor y el mundo, habían escarbado profundo.

Porque el mundo no era bonito, y mucho menos el amor.

Eran falacias dolorosas.

Nadie está listo jamás para enfrentar la crueldad de la realidad.

En las dos horas que viajó en la camioneta del buen hombre desconocido que se había apiadado del desmadejado muchacho, no pudo evitar llorar entre lamentos rotos su vida.

Incluso si el hombre le preguntaba mirándole con pena, Soobin se veía incapacitado de responder.

No quería que nadie supiera de su infierno ahí dentro. Y llámenlo exagerado, pero uno jamás se acostumbra realmente al dolor.

Algo seguía doliendo dentro incluso estando parado fuera de lo que él siempre considero su hogar. Esperaba que una vez de vuelta a su vida anterior, ese dolor desaparecería. Pero ¿por qué seguía ahí? ¿Por qué todavía le dolía el pecho como si no hubiera un mañana si se supone que estaba en casa, a salvo? ¿Por qué algo todavía se sentía mal en todo aquello? ¿Por qué se sentía incorrecto si se supone que lo que más quería era volver a casa? ¿Por qué? ¿Sería que ya estaba totalmente roto, arruinado?

Soobin temía que su padre estuviera en casa, pero el hombre realmente pasaba cinco días al año en ella, por lo que las probabilidades no eran nulas, pero pocas.

Soobin era un chico de fe, era lo único a lo que podía aferrarse de todas formas.

Fe de que no estaría su padre para amonestarlo por ser un "marica", fe de que las cosas volverían a ser como antes, fe de que, eventualmente, dejaría de doler.

Entonces abrió la puerta.

Su cuerpo temblaba por las razones incorrectas, las lágrimas ya se habían secado en su rostro, y una joven y bella mujer estaba de pie en el fondo del corredor, mirándolo.

Su madre.

Soobin no se había dado cuenta de cuánto había extrañado a esa mujer; su primera y única amiga, su confidente, y la única persona que sintió de verdad lo amo y apoyaría siempre.

Bueno, no la única.

Soobin no pudo soportar ni dos segundos su mirada estupefacta pero amorosa sin romperse de nuevo, ahora sintiéndose más vulnerable, indefenso, y tan pero tan necesitado.

De su garganta salió raspando un lamento en forma de sollozo antes de romper en llanto y acercarse a ella con grandes y urgentes zancadas.

La abrazó con todas sus fuerzas, aferrándose a ella desesperadamente, su pequeño cuerpo atrapado entre los delgados brazos de su único hijo, al que amaba más que a nada el mundo, a aquel que tanto había extrañado.

Cuando ella escuchó el primer sollozo contra su oído, todo su cuerpo se tensó e intento buscar explicaciones válidas en su cabeza.

Soobin no debería haber vuelto hasta dentro de dos años más.

Pero eso no era lo más importante.

¿Por qué su pequeño estaba llorando de esa forma tan desconsolada? Jamás lo había visto llorar de esa forma; ni por los maltratos "educadores" de su padre, ni por alguna otra cosa, ni siquiera de niño. Fue como una aguja punzante en su pecho el oír a su tan amado gorgojo deshacerse en lágrimas.

En completo desconcierto, cerca del limbo del dolor, ella le devolvió el abrazo aún si entender o pretender hacerlo.

"¿Q-Qué pasa, cariño?"

La respuesta que recibió entre hipidos segundos después, hizo que su corazón se apretara como si alguien lo hubiera metido en una jaula del porte de un centavo.

Era dolor.

"Soy gay mamá, l-lo siento." hipó Soobin "Lo siento tanto." se aferró más a ella, apretó su cuerpo como su fuerza se lo permitió sin llegar a lastimarla, aterrado de que ella lo alejara y lo tachara de monstruo, de nuevo. Él estaba harto de escucharlo, pero no era peor que empezar a creérselo.

Necesitaba sacarlo de su pecho, lo necesitaba tanto...

Soobin se esperaba la misma reacción que tuvieron todos; asco, distanciamiento, odio, rechazo. No que su madre repentinamente lo soltara unos segundos hasta volver a sentirla nuevamente después, con el doble de fuerza.

Ella lo estaba abrazando.

Soobin ahogó un suspiro al darse cuenta de su reacción. Entonces se permitió derretirse y volver a ser ese niño pequeño asustado de los gritos de su padre, se permitió devolver el tiempo aunque sea un instante, para volver a ser ese niño indefenso y alfeñique que lloraba refugiado en el lecho de su madre mientras esta le daba besitos en la cabeza y le decía que todo estaría bien, mintiéndole claramente, por amor.

A Soobin tan solo le dolió un poco más el corazón al darse cuenta que su madre también había empezado a llorar discretamente de en su hombro.

"E-está bien, Binnie." le susurró ella sin poder detener a sus lágrimas de caer. Ella sobó su espalda y besó su cabeza con cariño, sintiéndose asustada y preocupada "E-estás bien, mi amor." murmuró. "E-estarás bien. S-solo no le digamos a tu padre".

La señora Choi jamás quiso o hubiera querido escuchar eso de su hijo, tampoco se lo esperó. Pero así es la vida, está llena de sorpresas, y no necesariamente buenas.

Ella podría no estar feliz con la noticia, pero amaba a Soobin con todo lo que tenía. Iba a proteger a su hijo de todo y todos, aún así ella pereciera en el proceso.

"Vas a estar bien, cariño. T-te lo prometo." lloró por última vez.

Nota:

No sé si sea mi lado perfeccionista lo que no me dejó dejarlo en un número impar KAJS. Por eso he divido el último capítulo en 9 y 10 (Los dos ya están disponibles, así que lee el final, ahí te espera ^^)

Besitos y gracias ❤️





WHAT A MAN IS SUPPOSED TO DO [Yeonbin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora