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- Tuuu - No puede ser, se habrá equivocado, seguro, si, era eso. Esta no podía ser la persona con la que mis padres tenían una reunión de trabajo. - La casa para viejas amargadas es la de al lado

- Niña estúpida, aparta de en medio - Me dijo mientras me daba daba un empujón,

Era la señora del avión, la misma persona que provocó que me pusieran al imbécil al lado.

- Margaret - Escuche a mi madre decir.

- Uy querida, ¿Qué te ha pasado en la frente?, tienes un buen moratón. - Le preguntó la amargada

- Me he... caído - le contestó mientras tragaba saliva. - Ya veo que has conocido a mi hija - Dice cambiando de tema.

- ¿Tu hija? Pensaba que era una sirvienta - Yo giré la cabeza hacia la tal Margaret como una muñeca poseída.

- Si, aunque si yo la hubiese visto con esas pintas también lo habría pensado. - Mi madre me dirigió una mirada que decía: Sube a cambiarte, ya.

Yo eché una última ojeada a la puerta y vi que detrás de la señora había un hombre de mayor edad con el cabello oscuro canoso, alrededor de su boca tenía pequeñas arrugas al igual que en la frente, era guapo, muy guapo.

El típico hombre que tendría que sugar daddy.

Ay madre, yo no he pensado eso.

Detrás de él había un chico joven que tendría más o menos los veinticinco, y era muy atractivo, no tanto como el moja bragas, pero atractivo, tenía el cabello castaño y ojos marrones, además de eso tenía una barba de pocos días que le daba un toque...maduro y sexy.

Después de observarlos, me di la vuelta y subí a mi habitación.

Tantas cosas en tan solo un día me estaban dejando un poco aturdida. Primero me encontré con el imbécil del avión, después entraron a mi casa unos supuestos "ladrones" y ahora esta gente.

Me puse una sudadera de Pink Floyd y unos vaqueros anchos con alguna rotura y bajé.

Cuando entré en el salón los vi a todos sentados en una mesa hablando, visualicé dos sitios que sobraban uno para mi y el otro...¿para quien?.

me senté en el que estaba entre mi madre y el asiento vacío.

- Oh, cariño, antes no te hemos presentado a los invitados, aunque ya los conoces, pero no te acordaras - ¿Yo conocía a la amargada? - esta de aquí - Dijo señalando a la del avión - Es Margaret, el es Andrew, su marido y el es Ben, su hijo.

- ¿y para quién es el asiento vacío? - Pregunté con curiosidad.

- Ah, ese es para mi hijo Jay, pero él no vendrá hasta el postre - Me contestó ¿Andrew?.

Después de eso los "adultos" empezaron una conversación muy aburrida sobre coches y nuevos proveedores, yo estuve todo el rato callada.

De vez en cuando notaba que alguien me miraba, pero pasaba de levantar la cabeza, básicamente me daba pereza.

Estábamos terminando ya el segundo plato cuando llamaron a la puerta.

Ujjj el invitado desconocido.

Mi padre se levantó y fue a abrir la puerta, aunque como siempre iba como una tortuga y mi necesidad de saber quién era iba aumentando cada vez más y más, así que me levanté y fui yo quien abrió la puerta.

Podría decir que estaba sorprendida o que me había desmayado, pero no, después del día que tenía me lo habría esperado.

- Jayden - Dije a modo de saludo.

YO NO SOY ESA!!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora