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Por la puerta salió corriendo una rubia con todo el maquillaje corrido, detrás de ella salió Ben - El hermano de Jayden - siguiéndola.

- ¡Venga Ximena, tampoco ha sido para tanto! - Le gritó para que lo escuchara.

- Me has estado engañando durante meses mientras yo estaba en el extranjero - Le contestó ella que paró de correr.

- Tu sabes que fue un error - Ben se intentó acercar, pero ella se alejó.

- ¿Crees que soy tan tonta como para darte una segunda oportunidad?, se que lo volverás a hacer.

Esto parecía una telenovela turca.

Estuve a punto de decir: Paren un segundo que voy a por las palomitas.

- Guau, cuánto drama - Le comenté a Jay en el oído.

- Esto es siempre igual - Su tono parecía de...¿reproche? pero no hacia mi, sino hacia su hermano.

- Ummm...pues parece ser que me voy a pasar por tu casa más a menudo - Le susurre.

El chisme + yo = Almas gemelas.

- Mejor entremos dentro - Me contestó el. Su rostro estaba serio y su mandíbula tensa

- Jo, solo un ratito más - Le hice un puchero, pero ni eso cambió su decisión.

- No, adentro. - Su voz fue firme y severa, un escalofrío recorrió mi columna.

- Esta bien señor aburrido - Joder, ahora me había quedado con ganas de saber que había pasado.

Entramos a un salón que era enorme, el suelo era de mármol y se notaba que estaba recién pulido (hasta me reflejaba en él), en el centro de la sala había una gran mesa con una decoración elegante en el centro, al final de todo encontré un mega sofá de por lo menos diez plazas, por no hablar de que la televisión media por lo menos dos metros de largo.

y yo que pensaba que mi casa era grande.

Me senté en el sofá y Jayden fue a por algo de beber, por fin había llegado mi hora de cotillear.

Había un mueble justo debajo de la tele, allí había bastantes fotos, la mayoría de la amargada y su marido. Seguí mirando y encontré una en la que salían Jayden, Ben y una chica de ojos verdes y pelo oscuro, era muy bonita.

Quise seguir mirando pero escuché los pasos de Jay, Mierda, me iba a pillar cotilleando. Conseguí sentarme bien para cuando él llegó a la sala.

- ¿Por qué estás como si fueras una estatua? - Me preguntó él.

- Emm... es un ejercicio para la espalda...eh...te ayuda con los dolores de la zona lumbar - Mostré una de mis sonrisas más inocentes, de esas que decían: He estado todo el rato sentada portándome bien y sin chismear.

- Ya, ¿te he dicho ya lo rara eres? - Le puse mala cara. Su humor había cambiado de forma positiva de aquí a unos minutos atrás

- No, y si me lo has dicho, que pena porque yo no escucho a los imbéciles.

- Corrijo, no escuchas a los guapos e inteligentes imbéciles - El me guiñó el ojo.

- Ya, ya, en fin, ¿de que querías hablar? - Directa al grano.

- La verdad...no me acuerdo. - Oh Dios, dame fuerzas.

- Quizá es para hablar de lo de las fotos? - La situación era bastante graciosa, tenía que estar yo recordando lo que quería decirme JAJAJA.

- Ah sí, era eso - Lo dijo de una forma tan extraña que empecé a mirar ventanas por las que podía saltar para escapar de él.

- A, pues que bien, tengo que decir que podrías haber salido peor en las fotos, la comida por toda la cara te sienta bien - Eso listilla intenta arreglarlo con un par de palabras bonitas.

YO NO SOY ESA!!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora