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O señor mío dame fuerzas para no matar a alguien.

Si era él lo mataba con mis propias manos, me daba igual ir a la cárcel.

Cuando escuché el timbre de casa lo que menos me apetecía era abrir la puerta, hacía como media hora que le había colgado a Jay el teléfono ¿Sería él?

Pues obvio que si, quien sino llamaría de madrugada a la puerta?

Pero bueno, no nos saltemos partes.

Al escuchar el timbre mi primera reacción fue esconderme, lo normal desde mi punto de vista, por que a esa hora nadie viene de visita,

Por lo menos la gente normal.

El timbre volvió a sonar con más impertinencia lo que me obligó a salir de mi escondite debajo de la cama, baje las escaleras de forma sigilosa, lo peor de todo es que estaba sola ya que mis padres estaban de viaje por trabajo, otra vez

Al llegar al primer piso entré a la cocina y cogí un cuchillo.

¿Saben cual es el típico cuchillo que sale en las películas de asesinatos cuando descubren quién es la asesina y al ir a por ella intenta matar a los policías? Bueno si no saben de qué hablo también da igual, solo quédense con lo de que llevaba eso en la mano.

Tras coger el cuchillo me aproxime rápidamente a la puerta y la abrí amenazando con el cuchillo a quien fuese que había fuera, pero no había nadie, me quedé en el borde de la puerta y asomé un poco la cabeza para mirar al exterior. Intenté visualizar a alguien, decidí salir de la casa para mirar mejor, que quede claro que aún llevaba el cuchillo en la mano.

No llegue ni a dar un paso cuando escuche a alguien gritar:

- AAAAAAAAAHHHHHHH - Yo también decidí unirme a la fiesta de los gritos cuando vi una sombra acercarse hacia mi.

- ESTAS LOCA!!!! - Gritó la misma persona.

- A, eres tú - Dije al fijarme en quien era, aun con la respiración un poco agitada de gritar. - Joder que susto me has dado.

- Que yo te he asustado a ti? Primero casi me dejas sin hijos y ahora me amenazas con esa cosa - Dijo señalando el cuchillo que llevaba en la mano y que aún seguía apuntando hacia él. Era una visión bastante graciosa, imaginaros a un hombre de metro ochenta con un pijama de Spiderman delante mío.

- Que sexy, Jay, ni te había reconocido - Empecé a reírme como si un demonio me hubiese poseído.

- ¿Por que parece que convulsionas cuanto te ríes? - Dijo él ignorando mi comentario anterior.

- ¿A qué has venido? a partes de a molestar, obvio- Le pregunté cambiando de tema.

- Tu me retaste

- Espera, ¿qué? Yo te rete a que me volvieses a llamar no a que te plantes como un estupido en mi puerta - Él me sonrió.

- Eso lo sé, pero quería darle mi toque al reto, bueno me dejas pasar o ¿qué? - Él hizo el amago de entrar pero no lo dejó.

- Están mis padres - Mentí

- No lo están, ellos mismo me lo dijeron ayer.

Por un momento dudé en si dejarlo pasar o no, después de una batalla interna abrí un poco la puerta para que pasase ya que sabía que pelear por eso no iba a servir de nada.

- En fin, ¿Qué quieres pesado? - Le pregunté.

- Me aburría en mi casa

Este chico cada vez me sorprendía más

YO NO SOY ESA!!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora