Capítulo 5

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Hua Cheng no respondió al llamado de su novio, contrario a ello, empezó a seguir a Lan Qinren.

Wei Ying se sorprendió, más siguió de cerca a su novio siendo insistente en pedirle que le dijera lo que estaba pasando.

De algún modo, le parecía bastante curioso que Lan Qinren siguiera vivo, o, por lo menos, que la secta Gusu Lan, tuviera un discípulo tan parecido a esa persona, por lo que sentía una gran curiosidad.

De pronto, pudo reconocer la entrada de la secta, y Lan Qinren sumamente apurado ingresó por la puerta.

Wei Ying detuvo el andar de Hua Cheng. Sabía que a su novio no le interesaba que la secta entera lo atacara, si Hua Cheng quería algo, lo conseguía, y parecía que quería matar al pobre barbas de chivo.

—¡Hua Cheng, ¿Qué rayos sucede?! No puedes entrar así como así a la secta Lan.

—¿Y quién se atrevería a detenerme? Necesito hablar con esa persona —expresó queriendo volver a acercarse.

Por lo menos estaban lo suficientemente lejos como para que los cultivadores en guardia de ese día no los vieran.

—¡Bien, bien! Espera, vamos a hablar un momento, ¿De acuerdo?

—¿Qué es lo que quieres?

—¿Necesitas entrar con tanta urgencia?

—Sí. Ahora mismo.

Wei Ying suspiró, sin entender en absoluto lo que estaba sucediendo.

—Podemos pasar durante la noche sin ningún problema.

—No puedo esperar. Tiene que ser ahora.

—De acuerdo, de acuerdo, ¿Puedes prestarme a E-ming, y poderes espirituales?

Hua Cheng le miró extrañado, pero tomó la mano de Wei Ying acatando lo pedido, para posteriormente entregarle a E-ming, a quien le pidió que cambiara de forma a una espada más común y que no aparentara tanta fuerza como lo hacía normalmente.

E-ming reacio, hizo lo pedido por Wei Ying solo porque notaba lo ansioso de Hua Cheng, y así, Wei Ying cambió su forma a un cultivador de ropas claras con toques bordados en negro y rojo, su cabello que lo llevaba medio suelto lo ató completamente, y algunos de sus rasgos también fueron cambiados en caso de que Lan Qinren realmente fuera Lan Qinren, y se acercó a la entrada de la secta.

Tras un par de minutos, Wei Ying volvió con una sonrisa, pidiéndole con la mano a Hua Cheng que se acercara.

—Primero, cambia tu apariencia a la de un cultivador amable y tranquilo, segundo, no hables, déjamelo todo a mí.

—No necesito que hables por mí —gruñó.

—¡Bien, bien! Lo sé, solo hazlo, ¿De acuerdo? También reprime tu energía demoníaca lo más que puedas.

Hua Cheng cambió sus ropas a un conjunto completamente blanco.

Wei Ying pensó que se veía guapo, siempre usaba el mismo color, pero estaba bien, no era como si le diera tanta importancia a ese tipo de cosas.

Cuando se acercaron a los cultivadores, Wei Ying sonrió amable y dijo un par de palabras, posterior a ello, ambos se adentraron a la secta.

—Perdimos mucho tiempo, no sé dónde está ese sujeto.

Wei Ying dio una rápida mirada a todo Gusu Lan, y se alegró de que todo siguiera tal y como estaba cuando él todavía era un joven y vivía, por lo que le indicó a Hua Cheng que lo siguiera. Si Lan Qinren parecía tan nervioso y realmente fuera ese temible maestro que lo obligó a escribir tantas veces todas las reglas del clan, entonces no sería difícil encontrarlo.

—¿Cómo estás tan seguro de dónde está?

—Sigo mo instinto, eso es todo —sonrió Wei Ying.

Hua Cheng no dijo nada y siguió a Wei Ying hasta estar detrás de una casa.

Wei Ying observó a todos lados y luego le hizo señas a Hua Cheng de que se acercara lo más que pudiera a la pared.

—¿Puedes abrir un espacio para ver lo que sucede dentro?

Hua Cheng así lo hizo, incluso lanzó un hechizo para que ambos se volvieran invisibles a los ojos de los demás cultivadores.

Al centro del edificio, se podía ver que Lan Qinren sorprendido admiraba un pedazo de tela blanco, que se había sumergido en tinta como un pequeño gusano. Hua Cheng parecía que había visto a un Rey fantasma peor que sí mismo. Su expresión era sombría, incluso apretaba los puños demasiado, Wei Ying nunca lo observó de ese modo.

Lan Qinren observaba a ese pedazo de tela escribir mientras sostenía también un papel con palabras que no podían alcanzarse a leer desde su posición.

Una vez que la tela dejó palabras desordenadas, se sacudió como un gatito y dejó de moverse por completo.

Lan Qinren llevó sus dedos a su sien y comenzó a hablar.

—Necesito que vengas lo más pronto posible, hay algo que tengo que discutir contigo.

Tras alejar sus dedos de su sien, Lan Qinren tomó asiento y analizó los dos papeles en sus manos.

—¿Vas a decirme ahora qué es lo que sucede? —cuestionó Wei Ying mirando a Hua Cheng todavía algo confundido.

—No hay tiempo para eso, por el momento necesito saber qué dice allí. Voy a entrar.

Wei Ying tomó el brazo del rey fantasma y le miró suplicante.

Si Hua Cheng iba, se desataría una pelea, y pese a que, cuando murió, parte de la gente de Gusu Lan también estuvo involucrada en el asedio, Wei Ying sabía que no eran malas personas.

Había tenido mucho tiempo libre para pensar en ello, y no había rencor en su corazón con respecto a ninguna de las sectas que existían.

—¿No puedes esperar un poco? Ese barbas de chivo no puede estar todo el tiempo aquí, en cuanto salga podemos ver qué contienen esas hojas.

Hua Cheng no quería esperar, pero vio en los ojos la súplica impregnada que poseía Wei Ying.

—De acuerdo, pero no pienso esperar tanto tiempo, si pierdo la paciencia voy a entrar en esa habitación.

Wei Ying asintió con la cabeza pensando en qué alboroto podía crear para que esta persona saliera de allí.

—Hm... ¿No has tenido nuevas noticias de He Xuan? Quizá él sepa algo —dijo de repente Wei Ying.

—No, esto no tiene que ver concretamente con el cielo.

Antes de que Wei Ying pudiera responder algo, tocaron la puerta de los aposentos del hombre parecido a Lan Qinren, y los ojos de Wei Ying se abrieron con gran sorpresa.

Existir por existirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora