Capítulo 11

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—Jamás te ví en la preparatoria Ragsdale —le digo a Caiden mientras le alcanzo el casco para alizarme el cabello.

—No estudié aquí —apaga la moto, de alguna forma en el viaje ha estado un poco más serio de lo usual.

—¿Donde tu hermano? —tiro un bucle naranja hacia mi espalda y él enciende un cigarro.

—¿No vas a entrar? —evade la pregunta, y creo que presionarlo no va a solucionar nada.

—¿Por qué no fuiste a la universidad y así alejarte de este estúpido pueblo?

—Demasiadas preguntas, Heather —se muerde el labio inferior tocando mi medallón.

El estacionamiento trasero del instituto está bastante vacío como para tener demasiada privacidad fuera de mi gusto. Normalmente en Reshville los jóvenes adquieren sus licencias de conducir a la mayoría de edad debido a la seguridad que le imponen sus padres ya que, la mayoría de nosotros tenemos un profundo odio a lo que implica el pueblo y sus costumbres. No es extraño que niños tontos que recientemente adquieren sus licencias, aparezcan accidentados en las fronteras del pueblo.

—¿Vendrás conmigo?

—¿Acaso está prohibido entrar a tu querida escuela sin haber estudiado aquí? —vuelve su sonrisa cínica, tomando mi mentón.

—¿Con esas ropas? Pareces de una pandilla de motoristas o algo así —levanto una ceja tomando distancia.

—No es del todo mentira —tira el cigarrillo al suelo. Bravo, al menos sabe que no debería de fumar dentro de la institución, pero me quedo callada.

Entramos al gimnasio decorado por el comité de preparación de eventos escolares y enseguida una ola de música a todo volumen nos choca; si no me equivoco, es una canción de Imagine Dragons. Por las esquinas hay algunos profesores vigilando que no le echen alcohol al tan afamado ponche de Reshville, otros comparten con algunos alumnos y sus familiares. El director anda preparándose para su discurso en el escenario donde también pasarán los estudiantes graduados. Las chicas al lado de las mesas de comestibles, se le quedan mirando embobadas a Caiden, he de admitir que ello me provoca algo de celos insanos.

—¡Hey Heath! —escucho la voz chillona de Shayna detrás de mí.

—Hey —saludo con la mano mientras ella se acerca sin quitarle le vista a Caiden.

—¿Nuevo novio? —intenta susurrar, pero me parece que él también lo oye puesto que hay que hablar más alto de lo normal por la música.

—¿Qué dices? Por favor —pongo los ojos en blanco dándole un saludo rápido al chico a su lado: Rowan Stout.

—¿Sabes si vendrá Karol? No responde mis mensajes y no coge mis llamadas —el chico aprieta los labios con las manos en los bolsillos de su traje.

—Ni lo sueñes, camarada, con la cara de muerto que tenía en el velorio —Caiden hace su aparición triunfal en la conversación, acompañando sus horribles palabras con una risa—, parecía que se iba a tirar al acantilado del hotel.

—¡Caiden! —reprendo antes de que diga cualquier otra estupidez, él alza los brazos en rendición—. No creo que venga, Rowan. Por favor, no te tomes personal que no quiera hablarte, solo... dale un poco de tiempo.

El capitán de fútbol extrañando que no haya alguien con quien estar de un lado para otro en medio de las fiestas o eventos, se limita a morderse los labios. Diría que sí le gustaba Karol de una forma más sentimental que no fuera solo acostarse con ella. En cuanto a Shayna, no somos tan cercanas como con Karol, sino que ellas son amigas y pues tengo que aceptar a la amiga de mi mejor amiga. Solo que no sería tan imbécil al estilo de Karol como para no notar que su querida amiga siendo la capitana de las porristas, tenía algo con el arrollador capitán de fútbol. O tal vez Karol no es idiota y solo está cegada de amor.

The HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora