Capitulo XII

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Mew Suppasit

Así como las cosas llegan, también se van...

Habían sido meses difíciles, para todos. Estábamos estresados, llenos de trabajo y con constantes amenazas por...quien sabe quién. Ese era, de hecho, el problema. No sabíamos a que nos enfrentábamos.

Después de lo ocurrido con Jum, mamá y papá, no la dejaban salir, también redoblaron la seguridad en la casa y era entendible. Después de lo que había pasado con la GMMTV,  todos en la ciudad estábamos un poco paranoicos con el tema. Yo me mantenía al margen de cualquier teoría que surgiera alrededor de eso. Sin embargo, la seguridad nunca estaba de sobra y más cuando pertenecemos al mundo del espectáculo.

Eso lo sabía todo el mundo. Todos, menos uno. Mi novio.

Mi novio. Mi novio. Mi novio. Mi novio. Mi novio.

Si, bueno, las cosas no iban tan mal, no cuando tenía a Gulf a mi lado. Pero juraba, que ese niño me iba a sacar todas las canas que no quería tener a mis treinta. Andaba trabajando como si nada, viéndose con fans y con poca seguridad, como si hace dos meses no hubieran bombardeado una importante cadena televisiva y el no fuera un actor reconocido en Tailandia.

En fin, lo único que en realidad le agradecía a ese evento fue que me dio el valor para afrontar las cosas con Gulf y arreglaras. Me di cuenta que por más que el pareciera un bebe, no éramos niños pequeños. Somos adultos que afrontan sus sentimientos con madurez.

—Gulf, mírame. —el levanto la vista, su ojos rojitos. —no me gusta verte llorar, cariño.

Limpie las lágrimas de su mejilla con el dorso de mi mano y me quede preocupado por la expresión tan perpleja que tenía en la cara. Entendía el hecho de que estuviera algo intranquilo por la situación con su amigo, pero no me gustaba verlo así. Gulf, era como un sol lleno de energía y brillo, cuando estaba apagado hasta parecía que el día dependía de su estado de ánimo.

—Esto es mi culpa. —la determinación en su tono de voz, como si fuera una verdad absoluta, me hizo fruncir el ceño.

—Claro que no es tu culpa —la idea sola era risible. — ¿Qué tiene tú que ver con lo sucedido?

No respondió, a este punto tenía la mirada fija en algún punto de la mesa, pero claramente estaba pensando.

Odiaba verlo así.

—Ey, lo van a encontrar y las personas que fueron heridas van a sanar, ni tu ni nadie, tiene nada que ver con lo que sucedió. La culpa es solo de las personas que lanzaron las bombas.

Seguía sin decir nada, pero esta vez un hizo un pequeño asentimiento con la cabeza

—Gulf. —llame.

Volteo a verme como cansado. Pero sabía que iba a decir algo así que solo espere.

—Es solo que no entiendo porque hay tantas personas malas que matan inocentes. Ellos solo eran actores.

De repente una expresión de fastidio apareció en su rostro. Estaba frustrado. Gulf es de esas personas buenas, que cuando no pueden ayudar y sienten que la situación los supera, se frustran.

Entonces sentí como un foco se prendió dentro de mi cabeza.

Sin embargo tenia medio, a este punto, mi corazón se quería salir de mi pecho y latía como un loco, solamente por la persona que estaba al frente mío. Yo lo quería y quería que el lo supiera, quería borrar todo rastro de tristeza de su cara. 

Pregúntale al tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora