Epílogo

458 47 17
                                    

Gulf Kanawut

Nunca llegué a saber con exactitud lo que ocurrió ese día, los recuerdos eran demasiado borrosos en mi mente y el preguntarle a los demás se me hacía muy doloroso. Con el tiempo supe que la noticia del operativo se había extendido a nivel internacional y hasta las naciones unidas habían intervenido en el asunto. Se descubrieron más de 13 redes de tratas de personas con relación a la televisión en varios países y se siguen desmantelando con ayuda de diferentes inteligencias hasta el día de hoy. Desde entonces pasaron muchas cosas.

Mi relación con Mew terminó poco tiempo después, no fue culpa de nadie. Simplemente comprendí que tal vez algunas personas no están destinadas a otras. A veces solo tenemos que aprovechar el tiempo que se nos da con las personas porque no sabemos si este va a terminar pronto. Amarlo me enseñó muchas cosas y claro que el dejarlo dejó huellas imborrables, pero veo todo esto como un aprendizaje.

Nuestro amor fue como una bola de fuego en su momento, intensa y fuerte, apasionada con chispas por doquier, que aumentaba a un ritmo incontrolable porque muchas personas actuaban como la gasolina para el fuego, estábamos en un show de televisión en donde amarnos era lo que estaba de moda. Y quién sabe tal vez las llamas que arden con tanta intensidad son las que menos duran.

Aprender a aceptar que a veces los amores más fuertes también terminan, fue lo que más me dolió, pero lo más necesario. Hablamos después, de nuestras carreras y todo eso, pero descubrimos que girábamos el uno con el otro sin rumbo fijo. Las conversaciones se hacían más escasas y no teníamos mucho de qué hablar además de nosotros, del pasado y no era sano, no era sano aferrarnos a un pasado que no volvería, a una emociones que por más que quisiéramos no serían ni en millón de años tan intensas. Supongo que eso era lo que dolía, que éramos las mismas personas pero a la vez no porque la vida nos había cambiado. Las situaciones habían cambiado.

Nos distanciamos un tiempo, era lo mejor para nosotros, habíamos pasado por muchas cosas. Ya no era solo la presión de los medios sobre nosotros, era la presión de nuestras familias y hasta la policía. Me sentía de alguna forma vacío. Había hecho muchas cosas bien, pero aun así no me sentía del todo completo.

Poco a poco volví a las cámaras, firme un contrato con un canal famoso y me distancie de la industria mediática del BL. Escuche nuevas series y las vi también, seguí con mi círculo de amistades que me había proporcionado el gremio y fui feliz.

Pero aun así no tan feliz como en esos días de rodaje, a veces pensaba en cómo la vida puede cambiar de un momento a otro y no te das cuenta.

Entonces justo en esos días de invierno donde uno piensa si las cosas podrían haber ido diferentes y en los quizás. Él apareció.

—¿Podemos hablar?

Fue lo primero que me dijo después de meses sin hablar, ahí estático en mi puerta, su atractivo no había disminuido ni mucho menos, estaba de alguna forma más resplandeciente. Hace tiempo que no me dolía verlo, al principio era muy duro verlo ahí feliz y egoístamente mi corazón se partía porque yo no era parte de esa felicidad que emanaba, ahora ya no dolía verlo y me alegré por mí, por nosotros, por lo que fuimos y por lo que no volveremos a ser.

—Claro. —le respondí sonriendo de forma sincera.

Entramos a mi casa en silencio, le ofrecí un vaso de agua que acepto y nos sentamos el uno al lado del otro como si no hubieran pasado meses, como si todavía fuéramos las personas que éramos antes.

—Yo... vi que grabaste algo nuevo, me da mucho gusto que te estés recuperando.

—Sí, vi que tu carrera musical va muy bien, me alegra mucho.

Pregúntale al tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora