DON'T MOVE. ➸yoonmin

Sinopsis

¿Estás viendo esto tranquilamente en tu cama? ¿o sólo sentado? 

¿Tienes miedo?

Deberías tenerlo.

Seúl, Corea. 2017.

Exhala por primera vez en los siguientes dos minutos, sabe que tiene que calmarse porque escucha las botas crujir a medida de que avanza en los escalones. 

No te muevas, un solo movimiento y él sabrá dónde te escondes.

Jimin se lleva ambas manos a la boca intentando controlar su errática respiración; tiene miedo, mucho miedo. En cualquier momento las puertas de aquél gran closet pueden abrirse; no lo culpen, era el único lugar que se le ocurrió. Su habitación no es grande, es todo lo contrario, y el baño no era una buena opción; era el primer lugar que se fijaría. Yoongi lo conoce de pies a cabeza, sabe los lugares en los que probablemente se escondería. También sabe que no elegiría el closet por su claustrofobia, pero ni eso le causa tanta ansiedad como el mismo Yoongi; ni el lugar más encerrado le causaba tanto pánico. 

—Jiminieeee. —la voz de aquél espectro suena con un eco muy pronunciado alargando su nombre de una manera dulce pero irónica, casi burlándose de él.

Las botas se escuchan cada vez más cerca, Jimin nunca odió tanto la madera de las escaleras como ahora mismo con ese sonido tan horripilante. Sigue tapándose la boca con ambas manos emitiendo cualquier tipo de fuerte exhalación, sus ojos están posados directamente en la puerta café de su habitación.

«Por favor, Taehyung, ven rápido».

—Sé que te escondes por ahí, amo.

"Amo", esa estúpida palabra ha sido factor en el infierno que Jimin vive. Nunca debió hacer lo que hizo. Jamás debió invocarlo, jamás debió darle un beso como pago ni mucho menos un poco de sangre de su muñeca. 

Era simple lo que iba hacer al invocarlo, solo pediría respuestas sobre su novio fallecido, pero el ente jugó mal. Debió imaginarlo, el beso era algo más allá que un simple sello del trato. "Yoongi" era su nombre, se le había recomendado después de una noche fría en la que asistió con una ocultista. 

Coge unas velas, colócate sobre el espejo exactamente a las tres de la mañana, dí su nombre una sola vez, pide respuestas y ofrécele algo a cambio. No lo ofendas, no niegues, que su belleza no te haga perder la cordura. Es un ente, un espectro del mal, intentará poseerte así que mantén un escapulario contigo. No huyas, cierra el trato de buena forma. No te hará nada a menos de que tú le hagas algo. Él será tu esclavo hasta que terminen tus preguntas.

Y no le había hecho absolutamente nada, ¿entonces por qué lo perseguía? 

—¡Park Jimin! Amo, me haces perder la paciencia… —lo escucha decir en la habitación.

Puede observar perfectamente su figura; está en su forma humana. Es un íncubo. Su belleza es impresionante pero Jimin lo ha visto cómo realmente es; le asusta. Sigue mirándolo desde el closet, su corazón es como una bomba de tiempo a punto de estallar. El sudor y la adrenalina mezclados con el miedo no era buena opción, ni siquiera podía respirar correctamente; la claustrofobia hacía presencia a todo su esplendor. Al menos siente que eso es mínimo comparado al espectro malvado que es Yoongi.

—Déjame verte. 

Yoongi se pasea alrededor de la habitación libremente. Revisa el baño con urgencia encontrándose con absolutamente nada, gruñe de manera aterradora casi como un animal –causando que Jimin tenga casi un ataque– y cierra la puerta de un portazo; la madera se parte pero no le toma importancia.

—Oh, dulce amo patético, tienes que salir ahora, estoy muy enojado contigo. 

El espectro sigue buscando eufórico sin detenerse; las cosas son lanzadas por doquier, incluso las valiosas para el universitario. Yoongi hace uso de su sobrehumana fuerza levantando la grande cama, la suelta cuando no encuentra el rastro del chico. 

Jimin siente que se ahoga en el pequeño espacio, el clóset es demasiado para él pero no puede salir. No va a hacerlo de ninguna forma, no con ese ser afuera.

El espectro analiza la habitación quedándose quieto por varios segundos –que son demasiado largos para el joven de cabellos rubios–, y entonces lo sabe, sabe su escondite.

—Puedo verte. —suelta Yoongi entre suaves risas que son como melodías sangrantes para el aludido.

Jimin lo observa mirar directamente hacia el clóset donde se esconde. «No, no, no». Cierra sus ojos con violencia cuando lo escucha acercarse. Necesita ayuda, pero cuando probablemente alguien venga él ya estará muerto. Es su fin pero se niega abrir los ojos, no quiere hacerlo.

Mantén un escapulario contigo.

Mantén un escapulario contigo.

Mantén un escapulario contigo.

¡Cierto! El escapulario puede ayudarlo un poco, al menos para huir, lo que sea pero necesita salir de la casa. Jimin abre sus ojos notando que Yoongi no está, pero cuando coloca su mirada en el objeto marrón, entonces la puerta es abierta bruscamente.

Es él, es Yoongi; sus ojos escarlatas mirándole con tanta profundidad ahogándolo en la oscuridad, su sonrisa escalofriante posada en su rostro como si hubiera obtenido un premio, y sus manos posadas en su cuerpo para llevárselo. Jimin grita con todas sus fuerzas tratando de golpear al espectro, siente que el toque del contrario le quema como una varilla ardiente.

Cierra sus ojos ante el repentino cambio de escenario. Yoongi se aprovecha de sus más grandes miedos. 

«No es real… ¡El ataúd no es real! No estoy encerrado… No lo estoy».

—¡Nada es real! ¡Púdrete! —grita con todas sus fuerzas, casi desgarrándose las cuerdas vocales. 

Abre sus ojos en espera de que la pesadilla haya terminado. No es así. Se da cuenta del ataúd en el que está encerrado, el espacio comienza a hacerse cada vez más pequeño.

—Solo doblégate, amo. Sé mío también. 

Jimin niega frenéticamente aterrado con la voz del espectro. No lo hará. El espacio se hace más pequeño a medida de que sigue negándose; siente que ya no puede más, el aire desaparece de sus pulmones.

—¡No, no, no!

—¡Jimin! ¡Jimin! 

Y el grito hace que todo se detenga, Taehyung está sosteniendo su cuerpo de manera protectora. En sus manos tiene el escapulario mientras observa toda la habitación de manera frenética.

Él se ha ido.

Solo por ahora.