DON'T MOVE. ➸yoonmin

Capítulo 13

Intoxicación. 

Jimin siente su sangre congelarse en cuanto escucha esas palabras salir del médico, su corazón se acelera de manera frenética y siente un nudo en la garganta que lo deja sin poder formular alguna palabra.

¿De verdad él le ocasionó algo tan grave a Seokjin?

¿Moriría por su culpa? ¿Perdería a alguien más?

Sus ojos pican y puede sentir que está a un paso de ser un mar de lágrimas. ¿Qué fue lo que hizo?

—Hey, chico. Él se pondrá bien, le hicimos un lavado gástrico —explica el médico bajándose un poco el barbijo en espera de poder explicarse adecuadamente—. El paciente se pondrá mejor. Estará en revisión aún, así que debe quedarse un tiempo más aquí.

—Doctor, no podía sentir su pulso, creí… creí que había muerto y estaba horrorizado...

—Tuvimos que reanimarlo y hacerle el lavado para deshacernos de todo el contenido que le generó la intoxicación —menciona mientras le mira detenidamente—. Es peligroso tomar más de dos pastillas así de fuertes y aún más al mezclarlas con alcohol, ¿sabe por qué lo hizo? 

«Dios mío, ¿alcohol?»

En ningún momento le dió de beber alcohol, ¿cuándo pasó eso?

«Oh, no… Probablemente Seokjin tomó a solas en espera de no sentirse tan agobiado y presionado con todos los sucesos que habíamos estado experimentado».

—Joven, ¿sabe por qué lo hizo?

Jimin sale de su ensoñación y niega rápidamente. —No tengo idea, doctor. Lo encontré así cuando llegué a casa. —dice cuidadosamente y siente la horrible sensación de culpa en su pecho; primero hace que Seokjin casi muera y ahora miente descaradamente. 

El médico asiente convencido y le regala unas cuantas palabras de aliento antes de retirarse, prometiendo antes mantenerle informado sobre el estado de su amigo.

—¡Por mi padre! Casi terminas con su existencia, amo mío. 

La inolvidable voz burlona del espectro resuena por el hospital en un horrible eco para los oídos de Jimin.

—¿Qué haces aquí? No te llamé. 

La brusquedad en su voz detiene todo por completo, de pronto se ve acorralado por un Yoongi totalmente inexpresivo y con sus uñas filosas rozando su tráquea. 

—Yo decido cuando es el momento de honrar con mi presencia, ¿oíste, patético humano?

—P-Pero no puedes estar aquí si yo no te he llamado, así no funciona.

—Tú no sabes absolutamente nada, Park Jimin —amenaza raspando la suave piel del aterrorizado rubio; le escucha soltar un quejido adolorido por su acción pero lo ignora realizando rasguños sobre su cuello—. Sí, es verdad que no puedo negarme a venir cuando me llames porque estoy obligado, pero tú no puedes echarme una vez que ya me invitaste a tu vida, así que yo decido cuándo venir, ¿entendido, mi pequeña alma favorita?

—Lo entiendo, ahora s-suéltame, ¿quieres?

Yoongi se ríe con ganas y rodea el cuello del chico con toda su mano ejerciendo una ligera presión. —No, la verdad es que no quiero soltarte.

—Dios mío, suéltame, p-por favor… —le súplica aterrado, siente cómo su respiración flaquea fácilmente ante la fuerza sobrehumana que el espectro ejerce en su cuello. 

—Es gracioso que menciones a Dios aún cuando te atreviste a invocarme; él ya no te escucha más, amo mío. 

El ente termina por soltar el frágil cuello del humano y esboza una sonrisa tan encantadora que el otro odió más que nunca.

—Ahora me marcho, sabes lo que deseo si quieres respuestas de mi boca —menciona Yoongi dándole la espalda, su tono es cortante y la sonrisa que tenía rápidamente se esfumó así como llegó—. Nos vemos después.

Jimin sale de su ensoñación nuevamente y suspira aliviado cuando la presencia del diabólico ser desaparece completamente. Observa el hospital intacto y sin siquiera percatarse de lo sucedido, y en cierta forma lo agradece, porque si alguien lo viera hablando solo ya estaría en un hospital pero psiquiátrico.

Y la verdad es que Jimin necesitará uno si es que llega a librarse de este espectro que lo acecha, pero primero debe encontrar la forma para quitárselo de encima.

•     •     •

Cementerio nacional de Seúl. 2:22 a. m.

Yoongi observa con estupor a su amo, una sonrisa burlona se asoma por la comisura de sus labios.

¿De verdad Park Jimin se colocó en el cementerio con su cachorro en manos? 

—Mierda, cada día logras causarme sorpresa, querido amo. No pensé que sí ibas a considerar hacerlo. Creí que finalmente lograría que dejaras de persistir con esas cuestiones.

Jimin limpia las lágrimas de sus ojos y aprieta a su pequeño perrito entre sus brazos. —Dijiste que debía darte algo a cambio… Una ofrenda. —musita bajito entre constantes palabras que suenan más a balbuceos.

Yoongi chasquea su lengua con fastidio mientras le observa lloriquear.

—Yo… Yo no puedo asesinar a una persona, lo siento pero no me atrevo por más desesperado que esté... 

—Pero veo que estabas a punto de asesinar al cachorro que criaste desde niño —responde acercándose con cautela al chico, y ríe cuando acaricia el lomo de aquel perro—. Jimin, sí que eres patético al intentar asesinar a tu perro. 

El rubio muerde sus propios labios con fuerza sin saber qué responder, se siente un total desquiciado por siquiera pensar en arrebatarle la vida a su pequeño amigo peludo. 

—Eres estúpido, ¿qué te hace pensar que quiero un perro muerto? 

Jimin se atreve a mirarlo, se siente avergonzado consigo mismo ahora que lo piensa así. —Yo no podría asesinar a una persona, yo-

—Oh, vamos, amo. Las personas asesinan a otras personas todo el tiempo, a cada hora, a cada segundo y minuto de su miserable existencia. 

—Tú quieres volverme loco, ¡yo nunca haría algo así! Estoy desesperado… Y-Yo solo quiero volver a mi vida antigua. —expresa alterado, entre lágrimas bañando su rostro.

Yoongi quiere reírse en su cara por lo tonto que se ve.

—Tu vida dejó de ser la misma desde que dejaste entrar a Jeon Jungkook, amo mío. 

El ente desliza sus filosas uñas por el rostro húmedo del humano, realiza un severo corte y lame las gotas de la sangre que comienzan a caer con lentitud.

—Yo s-solo quiero t-terminar lo que comenzó.