Capítulo 10

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Seis horas pasan después de que Seokjin y Jimin abandonaran la casa de Taehyung.

Seis horas en donde no ha ocurrido absolutamente nada y eso aterra a Jimin. ¿Por qué el espectro no ha hecho algo? Le causa ansiedad saber que puede estar siendo observado a donde quiera que vaya; que justo ahora Yoongi pueda estar ahí sentado en la vieja mecedora clavando sus frívolos ojos en él.

Quiere llorar porque ni siquiera sabe si algún día podrá librarse del macabro ente.

Intentó llamar varias veces a la ocultista pero ella no respondió ni una sola. Intentó buscarla pero unas personas le habían informado que en ese viejo lugar apartado no vivía nadie desde hace diez años.

Y casi le da un ataque al corazón cuando buscó el nombre de aquella mujer en internet y la noticia de su caso salió disparada en distintos sitios web.

"Mujer muere por extrañas causas. Sus vecinos aseguran que solían oír crujidos y gruñidos extraños provenientes de su ático".

"Mujer asesinada por extraño animal".

Jimin quiso vomitar ahí mismo en el piso de su habitación, era simplemente insólito lo que sus ojos veían.

—Hey, ¿estás bien? Luces pálido. —pregunta Seokjin con preocupación entrando por la puerta entreabierta.

El chico de cabellos rubios no responde, muerde sus labios con fuerza para calmarse.

—Bueno… Te daré tu espacio, no quiero agobiarte.

—¡No! —exclamó, haciendo que el otro se detuviera y lo viera a los ojos— Por favor, no me dejes solo. ¡Por favor!

Jimin se aferra al brazo del contrario con desesperación, Seokjin termina por acceder y cierra la puerta de la habitación para quedarse con él.

—Me quedaré aquí, ahora duerme un poco, ¿sí? Has pasado por muchas cosas y no descansas lo suficiente.

El rubio niega frenéticamente cubriéndose con las sábanas como si eso pudiera impedir algo. —No puedo dormir —murmura bajito—. Él siempre me persigue, está en mis sueños. Cuando duermo, él toma mi mano y duele, me quema. 

Seokjin frunce el entrecejo, el enfado crece en su interior cuando las imágenes del suceso impactan su cabeza. «Taehyung es un maldito hijo de puta».

—Jimin, debes calmarte. ¿Por qué no...

El sonido del móvil suena fuerte por toda la habitación.

El rubio señala su teléfono encima de la mesita y se lleva las manos al rostro. Seokjin, decidido, toma el aparato con rapidez para atender la llamada del número desconocido.

—¿Hola?

Nada.

—¿Quién demonios habla? Si esto es una broma, te juro que voy a ir con la policí...

Una respiración interrumpe sus palabras; se escucha pacífica, demasiado tranquila que logra causarle escalofríos.

—¿Quién eres? ¿No eres tú o sí, Taehyung? Si eres tú, voy a golpearte por atreverte a llamar.

—Apuesto a que te gustaría que lo fuera.

Seokjin apretó el teléfono con fuerza ante la atenta mirada de Jimin sobre él; siente un cosquilleo en su estómago y un nudo en su garganta. «¿Acaso… era la maldita voz de Jeon Jungkook?»

No, eso era totalmente imposible.

—¿Jungkook...? ¿Eres tú, Jungkook?

Jimin abre sus ojos con sorpresa, siente sus manos temblar y la impresión hace que su corazón se acelere con fuerza. «¿De qué habla Seokjin?»

—¡Responde! ¿¡Quién diablos eres?! —exige el mayor alterado, cada vez apretando más el teléfono entre sus manos.

Unos cuantos pasos atrás se encuentra Jimin sin moverse; siente miedo, se siente acorralado, y por alguna razón muy agotado.

De pronto, el sostenerse se vuelve mucho más pesado.

Un ruido en el techo hace que ambos se giren con rapidez, el sonido de unas botas pueden escucharse claramente.

—No te muevas, Jimin. Todo estará bien. 

Seokjin intenta tranquilizarlo con palabras que él mismo no cree, por supuesto que algo está pasando. El teléfono sigue entre sus manos, la llamada aún está en línea, y los minutos avanzan con lentitud.

Aquella respiración a través del otro lado no disminuye.

—Deberías revisar tu techo...

Tres golpes en la puerta casi logran hacerlos desmayar.

Seokjin suelta el teléfono al suelo y toma el bate de su armario. Está asustado. Terriblemente asustado.

—Jin, ¡q-quédate! No salgas. —pide el chico entre súplicas; está llorando mientras se abraza a sí mismo con fuerza.

Solo desea que todo vuelva a ser como antes.

—¿Lo ves, amo? Jeon Jungkook no es como tú crees. 

Jimin gira su vista hacia a un lado, Yoongi está ahí acostado con comodidad mientras observa con disfrute a Seokjin alterado.

—¿Q-Qué?

—¿Crees que yo hago esto? Amo mío, ahora solo estoy de espectador. No soy el único que quiere tu alma. 

El rubio lleva sus manos a la cabeza intentando no escuchar ninguna de sus palabras.

—¿Sabes? La diferencia que tengo con Jeon es que yo solo quiero tu alma, en cambio, él no solo se conforma con robarse tu energía, también quiere tu alma y la de esos humanos estúpidos que llamas amigos. 

Yoongi sonríe ampliamente cuando escucha nuevamente los pasos en el techo; no quiere perderse ningún instante.

—¡Jimin! ¡Jimin!

El nombrado quita su mirada del espectro y la posa en Seokjin, quien está alterado.

—¡Tenemos que salir de aquí! ¡Dame la mano!

El espectro finalmente se pone de pie, sacudiendo su fina vestimenta negra, y sus frívolos orbes se detienen en el chico de cabellos rubios.

Los pasos arriba en el techo dejan de sonar por un momento.

—La cuestión es esta, amo mío. ¿Qué te hace pensar que las personas en las que confías no son las que te lastiman? 

—¡Vamos! ¡Dame la mano ahora!

Jimin se queda absorto ante las palabras de Yoongi quien le mira con detenimiento; al otro lado en la puerta se encuentra Seokjin tendiéndole la mano.

—¿Qué decidirás? ¿Le darás la mano al Diablo o al Judas?

Y el sonido del claxon afuera en la calle hace que Yoongi se ría a grandes carcajadas.

—Suerte adivinando los roles de cada uno, amo. 

Dicho eso, desaparece mientras que un Taehyung lastimado acompañado de Hoseok aparecen por la puerta; Seokjin sostiene el bate y no aparta su vista del joven herido.

¿Esto es el infierno? 











DON'T MOVE. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora