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"Hoy en la tarde viene el viejo". Anunció Dantalian.

"¿Ah? ¿Cuál de todos?". De cierta forma adivinaba de quién se trataba, pero ese 'mayordomo' le causaba un poco de miedo y nervios.

"Ron". Dijo a la ligera. Cale trago en seco.

El camino hasta devuelta a casa fue acortándose, Dantalian tenía un cigarrillo en la boca; hábito que consiguió cuando los tíos salían a reuniones de Dios sabrá con que propósito, los robaba de su primo mayor y de vez en cuando escapaba junto a sus amigos, recientemente inicio el vicio el año pasado.

En una mano llevaba una bolsa negra llena de cartas, las chicas eran tan insoportables. Más tarde las arrojaría a la basura. A Cale no parecía importarle cuántas fanáticas se habían acumulado en un solo día.

De hecho ambos hermanos carecían de sentimiento románticos por alguien. A excepción de su lazo de hermanos.

A un par de pasos, Dantalian sacó la llave del bolsillo de su pantalón, abrió la puerta y como siempre el departamento contenía un silencio sepulcral, los dos arrojaron sus pertenencias en la 'sala', bueno si a eso se le podría llamar 'sala' una habitación de tonos grisáceos y cajas amontonadas, más cercana a la puerta, las paredes en mal estado a causa de la frágil pintura que caía como papel al piso y un frío que peroforaba hasta los huesos.

"Bienvenidos, joven maestro Dantalian y joven maestro Cale". Saludó cortésmente, una voz conocida recorrió el pasillo, allí parado junto a un sofa de color vino nunca antes visto, un anciano haciendo una reverencia con traje de mayordomo, levantó la cabeza y les mostró su característica sonrisa benigna. No era nada menos y nada más que 'Ron'.

Cale soltó un grito ahogado, los pasos de Ron no se oyeron ni su presencia fue notificada a que hora llegaría y lo más importante, ¿Cómo entró?, Ellos tenían las llaves.

"Ah, Hola Ron". Saludo tranquilamente Dantalian, con la misma cara inexpresiva que su gemelo. "¿Cómo entraste?". El anciano astuto se las arreglaría para ingresar.

"La puerta estaba entreabierta y pensé que unos viles ladrones les habrían robado". Su mueca no paso desapercibida para ningúno de los dos, por muy inofensivo que se viera ese ancianos era como un demonio. Si no lo conocieran pensarían que dice la verdad, su gesto notorio lo delató, obviamente les estaba dando una bienvenida con bromas sin risas.

El tío no tardo en mandar un escarmiento.

Esa mujer está siempre al tanto de todo, no les extrañaría si más personas vivieran a vigilar y cuidar. Al final es ella quién paga sus sueldos.

Un chirrido se oyó de la cocina, algún objeto estaba siendo removido. "Discúlpenme, es mi hijo y Hans. La señora nos ordenó remodelar este departamento." Declaró Ron explicándose por los ruidos de las provinentes habitaciónes.

Cale y Dantalian asienten aunque dudosos por dentro, el hombre los ha cuidado como un verdadero padre desde que eran unos pequeños moscosos en pañales, eso no quita que sea un viejo astuto por lo que siempre son cautelosos con personas que muestran este tipo de facetas.

El lado bueno de su indefinida instancia les ahorraría el trabajo de limpiar, cocinar, acomodar y otros queaceres de la casa.

Ambos subieron a la azotea justo después de la escuela, miraron a las demás casas desde su vista.

"Estoy seguro de que te preguntas porqué asistimos a esa escuela, o como le quieras llamar." Interrumpió el pelirrojo de cabello corto, el menor se limitó a asentir con la cabeza.

"Los tíos enviaron una carta explicando eso, te la doy más tarde." Su ceño se arrugó un poco.

"No creas que no me di cuenta, tienen nombres extraños como para pertenecer a este país, deben ser de familias importantes; sus aires de grandeza no pasaron desapercibidos." Comentó Cale con un poco de sarcasmo, aún recuerda las miradas los estudiantes, pareciera como si se desafiaban unos a otros.

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