Ƥяσ́ℓσgσ

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Manos grandes y cálidas lo tocaban, acariciaban su espalda, sus costados y lo volvieron sobre su estómago. Manos grandes. Manos cálidas. Manos masculinas.

Minho sintió una oleada de temor mezclado con deseo cuando esas manos separaron sus piernas. No quería hacer esto, se dijo a sí mismo. No quería ir tan lejos. Pero se sentía impotente para detener al otro hombre, el hombre que lo estaba tocando, acariciándole. Y a pesar de su temor, podía sentir su miembro contra el colchón, palpitando al compás de su corazón, en un ritmo de puro deseo.

─ Quieres esto ─ El hombre que lo tocaba habló finalmente ─ Quieres esto Minho, no trates de negarlo. Me quieres dentro de ti. Follándote.

─ No ─ Minho lo negó con una voz que destilaba incertidumbre ─ N... no me gustan los hombres de esa manera. Hablo en serio, hombre, no me toques.

Pero incluso mientras protestaba, podía sentir las manos moviéndose por los costados de su cuerpo. Levantó sus caderas con impaciencia, haciendo espacio entre su pelvis y el colchón para que el otro hombre pudiera tocarle, manteniendo su pene palpitante en su firme y masculino puño. Gimió suavemente en su almohada cuando el hombre comenzó a acariciarle desde la base del glande, utilizando una lenta y deliberada cadencia que demostró a Minho que sabía exactamente lo que estaba haciendo, y que no tenía planeado detenerse pronto.

─ Admítelo ─ La voz era profunda y de alguna manera familiar ─ Admite que lo deseas. Que lo necesitas. Dime qué quieres que te folle Minho.

─ ¡No!

Minho forcejeó brevemente, pero el hombre sólo apretó su puño sobre el eje de minho y usó el impulso para apartar aún más sus muslos. Minho jadeó cuando sintió un musculoso y cálido pecho apoyarse contra su espalda, mientras otra mano comenzaba a separar las vulnerables nalgas de su trasero.

─ Sí ─ La voz susurró en su oído ─ Esto es lo que necesitas, incluso si no lo admites. Un pene grueso en tu dulce culo virgen. Necesitas un hombre dentro de ti, cubriéndote, poseyéndote. Lo necesitas, Minho.

─ Por favor... ─ Había una lágrima quemando tras sus párpados y luchó para contenerlas. Pero incluso cuando la caliente vergüenza le inundó, su miembro todavía no se rendía en la palma cálida del hombre. El desconocido cambió de posición encima de él y entonces, sintió una dura y húmeda sonda apretada contra la entrada de su cuerpo. ¡El pene del otro hombre!, comprendió con sorpresa. Preparado para penetrarlo en cualquier momento. De hecho, podía sentir la gran cabeza en forma de ciruela, deslizándose ahora, abriendo brechas en su defensa, estirando su estrecha abertura con su grosor.

─ Relájate ─ Ordenó la profunda voz.

─ ¡Dios, por favor, no... no! ─ Le suplicó al hombre, que continuó el lento, inevitable empuje en el cuerpo de Minho ─ Por favor, no quiero... no quiero esto. ¡Suéltame!

─ Si no quieres, entonces ¿Por qué todavía estas duro? Si no lo deseas entonces ¿Por qué te abres para mí tan fácilmente? ─ Exigió la profunda voz en su oído.

Para horror de Minho, el hombre tenía razón. Podía sentir su palpitante pene más duro que nunca, y a pesar del dolor en su estirada entrada, podía sentirse a sí mismo entregándose al grueso invasor, relajándose lo suficiente para permitir entrar al otro hombre en su cuerpo, tratando de estar lo suficientemente abierto para que el otro miembro llegara a lo más profundo de él. Podía sentir las caderas del otro hombre ahora contra sus nalgas y supo que estaba totalmente dentro, llenándolo completamente. Poseyéndolo como había prometido.

─ No soy así ─ Susurró, sintiendo las calientes y saldas lágrimas derramándose en se almohada, igual que su semen empezaba a surgir de su pene en duras, breves ráfagas.

─ Sí, lo eres. Y cuanto antes lo aceptes, mejor ─ Dijo la profunda voz familiar ─ Así que simplemente, relájate y déjame follarte.

─ No, no... por favor

─ Despierta ─ ordenó una voz profunda. ¿La misma voz de su sueño? Minho no estaba seguro

─ ¿Qué...? ─ Miró alrededor del cuarto escasamente iluminado, dudando de dónde estaba.

─ Es sólo un mal sueño ─ Le dijo la voz suavemente ─ No te preocupes, Lee. No has sido follado... aún.

─ ¿No he sido...? ─ Minho despertó completamente de un salto, su corazón golpeando, su polla dolorosamente dura entre los muslos. Dios ¿qué fue ese sueño? ¿Era el que siempre tenía, el que no le dejaba en paz? Rodó inquieto y rozó accidentalmente la fuerte, caliente, masculina espalda del hombre a su lado. Parte de él quería permanecer allí, quería comprobar la calidez y la compañía del hombre en su cama, pero él sabía que estaba mal, era enfermizo querer esas cosas. A regañadientes, rodó lejos, tratando de poner espacio entre ellos, tratando de olvidar el calor exigente entre sus muslos mientras su pene dolía por el contacto que le negaba.

<<No soy de esa manera>>, se dijo a sí mismo, intentando creerlo. <<No de esa manera. No de esa manera>>

Después de un tiempo volvió a sumergirse en el sueño, recordando donde había comenzado todo esto, hacía poco más de tres semanas...

𝐄𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍 𝐝𝐞𝐥 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐨: 𝐑𝐨𝐦𝐩𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐨𝐬 𝐋𝐢𝐦𝐢𝐭𝐞𝐬 𝐀𝐮𝐭𝐨𝐫: 𝐄𝐯𝐚𝐧𝐠𝐞𝐥𝐢𝐧𝐞 𝐀𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧

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𝐄𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍 𝐝𝐞𝐥 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐨: 𝐑𝐨𝐦𝐩𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐨𝐬 𝐋𝐢𝐦𝐢𝐭𝐞𝐬
𝐀𝐮𝐭𝐨𝐫: 𝐄𝐯𝐚𝐧𝐠𝐞𝐥𝐢𝐧𝐞 𝐀𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧.

Ꭱꮻꮇꮲꮖꭼɴꭰꮻ ꮮꮻꮪ ꮮꮖ́ꮇꮖꭲꭼꮪ (  𝐵𝑎𝑛𝑔ℎ𝑖𝑛𝑜 /  Ꮇꮖɴꮯꮋꭺɴ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora