Capítulo 3

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'Es ahora o nunca' se volvió a decir.

Tomó una gran bocanada de aire, respondiendo con suavidad. “Suerte la mía” y se estiró, rozando sus carnosos labios.

Pasó un segundo para que ella correspondiera el beso. Empezó gentil y delicado, los labios cerrados, pero su cerebro alcoholizado quería más. Le acarició el labio inferior con la punta de la lengua, pidiendo permiso para entrar. La ojiazul entreabrió la boca, deslizando las manos en su cintura. Ambas gimieron cuando sus lenguas chocaron, derritiéndose en la otra un poco más.

Siendo bisexual, ya había tenido bastante experiencia besando gente, tanto a hombres como a mujeres, pero en ese preciso momento había decidido que Valentina era la mejor de todos. Esos besos estaban haciendo que sus rodillas temblaran, y si no fuera por el fuerte agarre en su cintura, seguramente ya habría caído al suelo.

Rompieron el beso, uniendo sus frentes con las respiraciones mezcladas, intentando regularlas.

“Sentí tantos celos cuando besaste a Renata” rompió el silencio.

Bueno, ahora se sabía quién había gruñido’.

Miró a los ojos azules, que se encontraban ligeramente oscurecidos, antes de tranquilizarla. “Es mi mejor amiga, y no olvidemos que es heterosexual y está saliendo con tu primo. No hay atracción ahí”

La castaña dejó salir un resoplido tembloroso. “Ya sé, pero igual”

La tomó del rostro con gentileza. “¿Igual qué?

Ella puso las manos sobre las suyas, girando una para besar su palma.

¿Sigues sin darte cuenta de que me gustas? Ha sido así desde que mi primo empezó a salir con Renata y te uniste a nuestro grupo. Cada que te veía no podía hablar, no podía pensar, me transformaba en una lesbiana inútil” terminó con una pequeña risa.

Ante la confesión se quedó en silencio, no muy segura de cómo decirle que se había estado sintiendo de la misma manera. Prefirió hacerlo con acciones, besándola y esperando transmitirle así que el sentimiento era mutuo.

Esta vez recargó su cuerpo entero contra el de Valentina, quien soltó un gemido en cuanto sus senos entraron en contacto. El beso escaló de nivel, ambas intentando ser la que llevara el control.

Fue provocando que la castaña retrocediera hacia la cama, hasta que sintió que chocaba con el colchón y entonces la hizo sentarse. Vio una expresión de cuestionamiento en su rostro, de manera silenciosa le estaba preguntando si en verdad quería aquello.

No suelo ser tan directa, pero he querido besarte desde la noche en la que nos conocimos” se sentó a horcajadas sobre ella, causando que su vestido se elevara y se enrollara en su cintura. Dio un agradecimiento silencioso por haber escogido una lencería bonita esa noche.

Valentina gruñó ante sus palabras, volviendo a besarla mientras la tomaba de las caderas.

Esta vez fue el turno de la morena de gemir, frotándose por instinto sobre ella y sintiendo el bulto que comenzaba a formarse bajo sus pantalones.

Unas manos bajaron a su trasero, guiando los movimientos. Cada que el erecto miembro rozaba su sexo, cubierto solo por la fina tela de sus pantis arruinadas, se mojaba más.

El saber que seguro dejaría una mancha de humedad sobre los pantalones de la castaña la calentó. En lo único en lo que podía pensar era en lo mucho que la quería tener encima, adentro, en todos lados.

Se separó para sacarse el vestido, mirándola en el proceso. La atención de Valentina se desvió a su pecho y luego de regreso a sus ojos, como si le estuviera pidiendo permiso. Le dio un asentimiento y ella se inclinó para besar la piel visible de sus senos, deslizando las manos a su espalda para desabrocharle el brasier.

𝚅𝚎𝚛𝚍𝚊𝚍 𝚘 𝚁𝚎𝚝𝚘【+18】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora