~ Hijos de Dioses ~

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-(T/N)-

Un fuerte espasmo en mi pecho me hizo despertar en medio de la noche, fue como un golpe desde el interior, todo estaba oscuro, me levanté de la cama y me acerque a la ventana de la habitación.

Después de que Yami despertará la señora Selk me llevo a conocer la Casa Jeneret, no me dejo descansar en lo que resto del día. Esa mujer puede tener el mismo nombre que mi madre pero no se parece en nada a ella.

Ella dijo que si Atsu gana las pruebas seré nombrada Reina y deberé cumplir con mis responsabilidades. Pero si Yami gana..

No sé qué pasará con él después de eso, recién fue su coronación como Príncipe y los sacerdotes ya iniciaron las pruebas, me siento dividida, quiero volver con mi familia, quiero verlos y asegurarme que están todos bien, Mamá, Papá, Ata, Aswad y los padres de Yami.

Ellos deben creer que estamos muertos, quiero volver, pero no quiero irme sin Yami, la única forma de irnos los dos es que él gane estás tontas pruebas.

¿Habrá algo que yo pueda hacer para ayudarlo?

Ser la damisela en peligro no es mi estilo, debo ayudarlo a salir de aquí ¿Pero cómo?

-Atsu-

No podía respirar, sentí un golpe en mi cuerpo y todo despareció. Siento que algo me presiona hundiendome cada vez más...

Intente respirar pero de inmediato el agua entro en mi cuerpo haciéndome recuperar la conciencia, abrí los ojos y no podía ver nada, entonces sentí un fuerte golpe detrás de mi cabeza y el poco aire que me quedaba estaba por acabarse.

Mire hacia arriba y note que había rayos de luz blancos, con las fuerzas que me quedaban nadé hacia la superficie hasta que logré salir del agua. Tome una gran bocanada de aire y nadé hasta la orilla, el agua se deslizaba por mi ropa y goteaba hacia el suelo.

Mi respiración poco a poco se relajaba, levanté la mirada para ver dónde estaba, al rededor había dos enormes muros de arena y piedras, detrás de mí había un enorme río que llevaba rocas, seguramente fue eso lo que me golpeó antes.

-¿Ah?- no muy lejos de donde yo estaba, había una zona lejana de la orilla donde sobresalían piedras del río.

Ahí estaba Atem, las piedras habían atrapado su cuerpo, además la corriente comenzaba a subir.

-Maldición- sentí mi cuerpo adolorido en cuanto me levante, aún así me acerque a dónde él estaba y lo arrastre hasta la orilla -Oye tonto, levántate si no quieres morir- estaba en peor estado que yo, sus heridas tardarían más en sanar, entonces sentí que el agua comenzaba a tocar mis tobillos, estaba subiendo rápidamente -Esto debe ser una mala broma de los dioses-

(...)

-Atem-

Poco a poco retomaba la conciencia, mi cuerpo estaba recostado sobre el suelo y escuchaba el crujir de algo cerca, abrí mis ojos lentamente, me encontraba en el interior de una cueva que estaba casi oscura.

-Despertaste- escuché la voz de alguien más, me giré hacia mí izquierda para ver quién era -Tu cuerpo ya sano, puedes levantarte- era el Príncipe, me miraba sin interés, en medio de los dos había una fogata y escuchaba el sonido del agua, había agua cerca, no entendí que estaba pasando

Toque mi frente con una mano y me levanté de a poco, me sentía cansado y sin energía. Entonces recordé lo que pasó, mi corazón se aceleró al ver mi cuerpo sin heridas, no tenía ni un solo rasguño, mi ropa por otro lado era un desastre.

= °El Príncipe de Egipto° = (Atem/Yami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora