Terminamos de reunirnos alrededor de la mesa. Los alimentos ya estaban servidos. Antes de comenzar a comer, Clark junto sus manos y comenzó a agradecer por la comida al igual que sus hijos.
Mi madre y yo lo hicimos también a excepción de Joe quien ya había empezado a comer.—Amén.—musitamos al unísono.
Joe me miró y sonrió. Sentía una mirada, pero no era la de Joe, ni el chico bronceado, ni Clark, mucho menos mi madre. Me volvi para descubrir cuatro pares de ojos mirándome entre risas.
Levanté una ceja en una posición retadora.
—Muy bien, niñitas. Pueden salir de su escondite.
Aquellos ojos que ocultaban un rostro debajo de la mesa, se enderezaron mostrándome dos caras idénticas con la cabeza llena de rulos rubios.
—¡Oye! —reclamó uno de los pares— ¡Nosotros no somos unas niñitas!
—Tienes razón cosa uno, nosotros somos niños como Kurt. —añadió el otro idéntico a su hermano.
—Pues vaya sorpresa—reí asombrada.
—¿Cómo te llamas? —preguntó uno de los niños.
—Keyla. Hmm.. ¿Acaso te llamas Tyler? —pregunté divertida.
—¡Claro que no!
—Lo siento, es solo que tienes cara de Tyler.—me disculpé.
—Soy Craig Jenner.
—Y yo Nick Jenner.
—Mucho gusto —respondí encantada.
Eran unos niños adorables. Ambos tenían ojos tan azules como el agua, se parecían mucho al chico sol, con la única diferencia de tener el cabello como ricitos de oro.
—Estás muy guapa—me aduló uno de ellos.
—Gracias—sonreí.
—¿Serás la nueva novia de Kurt?—preguntaron mirándose entre sí.
Tocí. Sentía que el jugo de naranja se había convertido en alguna piedra atorada en mi garganta.
—¿Qué? ¡No! —grité.
—Ella es nuestra amiga, ¿Vale, astros? —aclaró Kurt.
Los dos gemelos asintieron al mismo tiempo y comenzaron a devorar el filete de carne que mi madre había preparado para comer antes del delicioso y chocolatoso pastel frutal.
La cena fue tranquila y llena de risas además de una amena charla entre Joe y Clark. La mirada de Kurt me incomodaba de vez en cuando y, por más que trataba de ignorarla, sus ojos aclamaban a los míos con curiosidad y un oscuro interés que, para nada quería descubrir.
—Bien —mi madre se levantó de la mesa llamando la atención de todos— ¡Hora de pastel!
Los gemelos aplaudieron la idea de los caramelos y el dulce sabor del azúcar que el filete no contenía.
Joe se ofreció a ayudar a mi madre cuando yo me iba a levantar a hacerlo. Clark aprovechó para salir al jardín a atender algunas llamadas, de modo que nos quedamos solamente los gemelos, Mr. Sol y yo.
Debía admitir que me sentía un poco en desventaja e incómoda por las distintas miradas curiosas que interferian los ojos de Kurt.—Bien..—comenzó a hablar uno de los gemelos que creí identificar como Craig. —¿Bien, que? —preguntó el otro gemelo.
Ambos se miraron confundidos y Kurt se echó a reír a carcajadas sentado en la silla.
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Recuerdos Oscuros
RandomTodo y nada. Eso me quedaba. Las partidas eran lentas y la vida; ya no era tan justa. Quedan palabras, sin decir, sin escuchar. Tenemos ojos para ser ciegos y oídos para ser sordos. ¿Qué decidirías si tuvieses que elegir uno de los dos caminos? Ambo...