Templado

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El olor había desaparecido, Yeji logró ocultarlo y nadie dijo nada. Aunque en la mente de Donghyuck aun seguía vivo el recuerdo de su aventura.

Plasmó aquella bella imagen en un lienzo, se encontraba en el gran salón, aun tenía algunas manchas de  pintura en sus manos pero estaba satisfecho con el resultado. 

Emocionado, decidió ir en busca de su padre y enseñarle su pintura, sabía que probablemente estaría ocupado pero solo quería que supiera que ya tenía una nueva pintura y ya sabía donde quería que la colgaran.

En su camino de pronto un extraño pero conocido olor llegó a él, tocó la puerta y al recibir una aprobación ingresó, fue ahí cuando el olor fue aun más fuerte y recordó a quien pertenecía.

¿Qué necesitas Donghyuck?- habló su padre.

Eh, yo nada... es solo que- no podía con los nervios que le producía la mirada para nada disimulada que le daba Renjun- ya tengo una nueva pintura y se donde quiero que este, pero puedo esperar- era increíble como pudo hablar con ambas miradas sobre él- eso era todo padre, me retiro- dijo y prácticamente corrió lejos de ahi.

Había roto varias reglas, no saludo al extraño ni a su padre, hablo demasiado rápido y sin esperar respuesta se retiró, más había salido de la torre sin autorización, sabía que sería reprendido pero ahora solo quería regresar a su habitación y esconderse mientras rogaba a la Luna que el guardia no dijese nada.

Luego de casi toda la tarde su padre fue a su habitación, esperaba un regaño o algo parecido pero se sorprendió cuando su padre dijo que debía arreglarse y lucir presentable, ya que esta noche cenarían todos juntos en el salón principal y habrían invitados.

No sabía como sentirse, casi nunca cenaba con ellos y mucho menos cuando había invitados, aun así se sintió feliz y con ayuda de Yeji estuvo listo, con prendas delicadas y finas, con la elegancia y el porte característico de la realeza, Yeji lo elogió varias veces y le acompañó hasta el salón.

Esperó paciente a su padre y cuando la orden fue dada, tomó su lugar en la gran mesa, no había prestado atención a los invitados hasta que el olor peculiar del guardia se hizo presente, pensaba que estaría un rato ahí y luego se iría pero se sorprendió demasiado y no pudo ocultarlo cuando el alfa tomó asiento frente a él.

No sabía que estaba pasando, Renjun estaba sentado frente a él y eso era extraño, los guardias no se sentaban en la misma mesa que la familia real, ellos comían en otro lugar, ni siquiera el general al mando lo hacía.

Pero luego se dio una idea, sus padres no dejarían que cenara con alguien de clase alta, para sus padres él debía seguir en las sombras, debía ser invisible y ahí fue cuando no pudo evitar que el pequeño brillo de felicidad que habita sus ojos se apagase, ahora entendía el porque le habían dejado cenar con ellos.

No le desagradaban los empleados, al contrario los respetaba mucho e incluso su mejor  y única amiga era parte de la servidumbre, no se sentía superior a ellos, sin embargo el saber que jamás podría estar con su familia en alguna de las cenas importantes con otras familias reales le decepcionaba un poco.

No podía evitar sentirse mal al saber que jamás sería considerado parte de la familia real, aun si el pueblo lo sabía, aun si todos lo sabían, si sus padres no lo aceptaban menos los demás.

( es un regalo?? De mi para ustedes!! ♡♡)





¿Qué culpa tiene Donghyuck?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora